La primera entrega de la trilogía El Hobbit, subtitulada “Un viaje inesperado”, está a punto de llegar a los cines y su director, Peter Jackson declaró en una rueda de prensa el último viernes que intentó mantenerse fiel a su origen como historia fantástica para niños, pero que sin duda la dosis de temor y sorpresa está presente en el film.
“Si tienen miedo de los trols, genial, si tienen miedo de los orcos, genial. Saben que no existen los orcos, saben que no existen los trols, es un tipo de peligro seguro”, explicó.
La cinta, producida por MGM y Time Warner, es la cuarta que el premiado Jackson basa en los libros de J.R.R. Tolkien, tras la trilogía de El Señor de los Anillos.
La historia sigue el viaje del hobbit Bilbo Bolsón, que se ve presionado a su pesar para viajar con 13 enanos para robar un tesoro a un dragón y recuperar su hogar. Durante sus aventuras encuentra el anillo que después hereda su pariente Frodo Bolsón, y en torno al que gira la trilogía de El Señor de los Anillos.
Jackson dijo que se ha esforzado para mantener las distancias entre El Hobbit, publicado en 1937, y la mucho más oscura trilogía, que se publicó casi 20 años más tarde. “El Señor de los Anillos tiene una especie de temática densa apocalíptica, que El Hobbit no tiene, lo que es una de sus maravillas, porque apela más que nada a poner énfasis en ciertas características de los personajes y, por ejemplo, en la densidad oscura de los bosques”, señaló.
Un personaje pomposo
Bilbo está interpretado por el actor británico Martin Freeman, que dice que ha intentado crear a su propio Bilbo, un personaje con el que el público puede empatizar pese a su pomposidad inicial y su falta de miras.
“Hay que poder seguirlo a lo largo de la película, pero quería que fuera abierto y cambiable y listo para verse sorprendido”, dijo el actor.
Una escena clave es el encuentro en una cueva entre Bilbo y la criatura Gollum, producto de imágenes por computadora superpuestas con la interpretación de Andy Serkins, quien aporta su característico susurro gutural.
“Fue una experiencia muy rica”, dijo Serkins, añadiendo que encarnar de nuevo a Gollum fue “una emoción absoluta”.
Tanto es el afecto por la criatura, que se refiere al anillo como “precioso”, que hay una escultura de Gollum de 13 metros colgando de la terminal del aeropuerto de Wellington, considerada a sí misma hogar espiritual de las películas sobre obras de Tolkien y presentada como “El Medio de Tierra Media”.
Los actores de la trilogía anterior que reaparecen en la película, muchos de los cuales reciben apenas una mención en el libro, no se mostraron menos entusiasmados. Ian McKellen regresa para un importante papel como el barbudo y despeinado mago Gandalf, mientras que Cate Blanchett es la reina élfica Galadriel y Elijah Wood aparece como Frodo Bolsón.
“No podías no volver, tenías que volver”, dice Hugo Weaving en un pasaje del film, quien pone rostro al príncipe élfico Elrond.
El origen de la adaptación
El Hobbit es la primera de las tres partes en las que se ha dividido la novela del escritor británico J. R. R. Tolkien, para su adaptación al cine. La idea de realizar la adaptación para la pantalla grande viene desde 1995, cuando Peter Jackson y Fran Walsh rodaban Muertos de miedo. Tras el rotundo éxito de la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos (en 2001, 2002, y 2003 respectivamente), Jackson y Walsh volvieron sobre el proyecto de realizar El hobbit, pero esta vez con el director Guillermo del Toro a la cabeza. Tras la quiebra de los estudios MGM, Del Toro se salió del proyecto, y quedó acreditado únicamente como guionista.
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