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Robos, resistencia y dolor

Los vecinos vieron a un automóvil Ford Sierra merodeando barrio Moderno, donde saquearon un supermercado chino. En Ovidio Lagos al 3600, evitaron que arrasaran con un comercio y en toda la zona los negocios bajaron sus persianas.

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La imagen que devolvían ayer por la tarde algunos barrios de la ciudad provocaba una profunda tristeza. Los saqueadores se ocupaban de comercios pequeños que difícilmente puedan sobrevivir a semejante robo. Y muchos intentaban resistir con su vida, ante la posibilidad de quedarse sin el fruto del esfuerzo y del trabajo. La versión de que el hecho fue agitado y organizado la ratificaron algunos vecinos que señalaron a los tripulantes de un automóvil Ford Sierra color blanco como quienes comandaban a los saqueadores, tarea que también acompañaban varios motociclistas.

En Sanguinetti y Matienzo, atrás de la Vía Honda, las víctimas fueron una pareja de chinos, propietarios del supermercado Asia. A las 13.30 llegó un grupo numeroso de personas a los que la Policía pudo disuadir. Pero según contaron los vecinos, había un solo patrullero al que llamaban de varios lugares. Y, cuando el patrullero se iba, volvían.

Con el súper chino hubo un ensañamiento especial, que mostraba el desprecio de los delincuentes por los trabajadores orientales. Tiraron bombas molotov, lo vaciaron y después fueron por calle Sanguinetti, donde está el depósito y la vivienda de los supermercadistas, y no sólo lo saquearon, sino que también lo prendieron fuego. Y además, sacaron lo que pudieron de la vivienda. Se llevaron electrodomésticos, arrancaron los aires acondicionados, se apoderaron de la ropa. Después, lo incendiaron.

Los comerciantes de la zona se defendían espolvoreando con vidrio molido las veredas.

Son varios los testigos que apuntan a un hecho armado y controlado por los ocupantes de un Ford Sierra blanco, con cinco personas a bordo, que eran los que dirigían a los delincuentes. Y también se veían pasar motos, que arengaban a la gente que era la que robaba.

El matrimonio chino abandonó el lugar y encontró refugio en la casa de familiares. Al anochecer, la postal era terrible. Algunos pequeños se metían en el súper vaciado para rapiñar lo poco que quedaba en el lugar. Otro dato que aportaron los vecinos es que, en pleno robo, los delincuentes comenzaron a golpearse entre ellos y uno resultó herido.

“Había familias completas de todas las edades, se llevaron hasta un aparato para hacer gimnasia”, detalló con dolor una vecina.

Ovidio Lagos al 3600. La postal del miedo mostraba a negocios con rejas soldadas y volquetes en las puertas para evitar los robos. Claro que las empresas del rubro ya doblaron el precio de los volquetes, de 230 pesos por día cada uno, pasaron a costar 400, y en algunos casos costaban más de mil.

“Esto se veía venir”, dijo la propietaria de una pilchería. “Por ahí, si les daban una caja a cada uno se calmaban”, añadió.

Recorriendo Ovidio Lagos hacia el sur, el miedo aumentaba. La mayoría de los comercios estaban cerrados. A la altura del 4300 está el súper Contreras, de un ciudadano boliviano cuya mujer es de la comunidad china. Cuando se acercaron a saquearlo, el propietario quiso resistir y lo hirieron. Luego llegó la Policía, y los delincuentes huyeron, aunque después regresaron. Es por eso que el súper ya tenía su volquete en la puerta que actuó como escudo para que un soldador bloqueara las rejas. El primer intento de robo fue a las 12. Eran 40 o 50 personas que pedían mercadería.  A las 20 volvieron a intentar entrar, pero no lograron. Había dos mayores forzando el ingreso, y unos 15 adolescentes esperando para entrar, pero no pudieron.

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