La obra y las motivaciones políticas que llevaron al argentino León Ferrari a convertirse en uno de los artistas plásticos más importantes de la actualidad son los ejes temáticos de Civilización, un documental de Rubén Guzmán que se está exhibiendo en los cines porteños y a partir de enero de 2013 se podrá ver en el interior del país. “Creo que nuestra civilización está alcanzando el grado más refinado de barbarie que registra la historia”, dice el propio Ferrari en una frase leída por la actriz Cristina Banegas –cuya voz toma el lugar de la del artista– en este film que ya fue exhibido en el último Bafici y en el Palais de Glace de Buenos Aires.
“Arte, política, crítica corrosiva o como quieran llamarlo” es la manera en la que Ferrari define a su obra, un compendio de esculturas, pinturas, heliografías, dibujos caligráficos y collages en los que despliega una ácida crítica a las instituciones –especialmente la Iglesia Católica– y a la hipocresía de ciertos gobiernos occidentales, impulsores de la violencia política y las guerras que aquejan al mundo. Una de sus obras más emblemáticas es, justamente, una escultura de 1965 llamada La civilización occidental y cristiana, donde combina de manera audaz un bombardero estadounidense y un Cristo crucificado, en una síntesis perfecta entre el dominio espiritual ejercido por la religión y el dominio político ejercido por el poder de las armas.
Esa obra realizada a la sombra de la guerra de Vietnam se convirtió en un punto de inflexión en su carrera, y en el arte argentino por extensión, y fue una de las cosas que Rubén Guzmán quiso destacar en su película: “Me interesa el arte de León después de su giro hacia lo político, algo que comenzó con la guerra de Vietnam, pero también me atrae su arte más formal y menos ideológico”.
“Para mí, Ferrari es el artista argentino vivo más importante de hoy en día, por su trayectoria y por su obra”, afirmó el realizador desde Bariloche, donde reside, en una entrevista telefónica.
Convocado por la productora Televisión Abierta de Gastón Duprat y Mariano Cohn, Guzmán definió a la obra de Ferrari como “un sopapo a la burguesía” y destacó que “es muy complejo, tiene varias aristas, ya que en él está el totalitarismo, la relación entre los hombres y los ídolos, la religión y los derechos humanos”.
“Hacer este documental para mí fue una gran responsabilidad, me pareció un tanto titánico, porque quería hacer algo con un lenguaje interesante pero no elitista, para que el gran público pueda acceder a la obra de León”, explicó Guzmán acerca de sus objetivos.
Autor de extraños dibujos caligráficos o escrituras que sigue dibujando hasta hoy, hasta los años 60 Ferrari hacía “arte por el arte”, hasta que la guerra de Vietnam lo modificó: “Esa guerra me impactó como pocas cosas”. En ese sentido, el artista –que se volcó al arte comprometido políticamente– dice que “pocas veces se escucha hablar tanto de arte como cuando se explican las invasiones coloniales de ayer y neocoloniales de hoy”.
De esa conciencia política surge el collage Palabras ajenas, que condensa la historia de la violencia de Occidente; su participación en Tucumán Arde en 1968, donde invitó a reflexionar sobre las imágenes y noticias de los crímenes dictatoriales; sus series de esculturas y cuadros con cucarachas con colores estadounidenses invadiendo el planeta; y su denuncia contra la Iglesia Católica y sus vínculos con Hitler y Videla.