Tras las denuncias de un sindicato médico acerca de desvíos en los recorridos de algunas líneas de colectivos en zonas de la ciudad consideradas “inseguras”, lo que, según el gremio, termina afectando a trabajadores de dispensarios expuestos a mayores riesgos para llegar a sus lugares de trabajo, el ministro de Salud, Miguel Ángel Cappiello, quien ayer encabezó una reunión con directores de todos los efectores de la provincia –entre ellos los de Rosario– dijo que en el cónclave “nadie manifestó nada respecto a hechos de inseguridad” de ese tipo.
“Hemos reunido a todos los directores de centros de salud por el tema y ninguno me manifestó hechos de inseguridad y de violencia. Solamente una de las jefas de un centro de salud de la zona sudoeste tenía registrado el robo de agua por parte de los vecinos porque no tienen suministro de red”, se desmarcó Cappiello al respecto de esa denuncia formulada desde la asociación Amra.
En la otra vereda, el secretario de la seccional Rosario de Amra, Eduardo Taboada, no ocultó su molestia sobre los dichos del ministro, y explicó que el problema es “la falta de denuncias de los médicos”.
El gremialista dijo que los médicos de los efectores públicos vienen padeciendo arrebatos, violencia dentro de las guardias –aspecto éste que sí han admitido las autoridades– y hasta problemas para llegar a los centros de salud por cambios en los recorridos del los colectivos en las llamadas “zonas calientes” (ver aparte).
Con sarcasmo Taboada comparó al ministro Cappiello con el fallecido presidente Hipólito Yrigoyen, de quien se decía que sus colaboradores le entregaban una edición de los diarios alterada para evitarle disgustos. “Parece que el ministro tiene el diario de Yrigoyen: le cuentan una película distinta. Los centros de atención primaria en la provincia tienen muchos problemas. Nos llegan denuncias de que delincuentes roban la leche de los efectores barriales y la venden por droga”, disparó el gremialista, sin precisar si su sindicato ha presentado las correspondientes denuncias policiales o judiciales por ello.
Según el referente de Amra, sin diagnóstico no hay tratamiento. “Para adentro del sindicato se instará a los médicos que reciben agresiones, sufren robos o no pueden llegar hasta su lugar de trabajo lo denuncien”, adelantó Taboada. Ya sea “por miedo o desencanto de la efectividad del sistema de denuncias”, los empleados de hospitales no dejan sentado los hechos que padecen ante las autoridades, continuó el gremialista. Esto deriva, insistió, en que los funcionarios a cargo “no acusen recibo porque no hay registro de nada”.
Consultado por la frecuencia de los hechos en los efectores públicos de Rosario, Taboada no pudo precisar: “Es errático. Hay semanas donde no pasa nada y después caen diez casos. El tema es que no se denuncian, lo que hace difícil precisar la cantidad y características de cada uno”, insistió ampliando el margen de duda sobre los propios hechos sobre los que supuestamente se está alertando.
Con todo, el reclamo de Amra se conoció ayer a partir un hecho de violencia en la guardia del Hospital Centenario ocurrido durante la noche del jueves. Según fuentes policiales, alrededor de las 23 Mario A., de 32 años –con antecedentes de robo y violencia– amenazó de muerte a Alicia, una enfermera de 47 años, aunque no alcanzó a golpearla. Personal del destacamento instalado en el centro de salud local redujo al hombre, que fue trasladado a la seccional 7ª de Policía.
El hecho se sumó una sucesión de episodios análogos que motivaron que el pasado 11 de diciembre los profesionales de la salud provincial realizaran una serie de marchas y protestas en distintos puntos de Rosario y la capital santafesina para reclamar mejores condiciones de seguridad en hospitales. Lo que desencadenó la protesta fue la agresión verbal y física que días antes había sufrido una pediatra del hospital Roque Sáenz Peña, ubicado en la zona sur de la ciudad. La médica fue atacada por familiares de una menor que había fallecido, cuando les comunicaba el deceso.
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