Sebastián Peratta durante la semana que pasó dejó una frase para analizar, «a éste equipo no se le perdona una», dijo a modo de queja el eficiente arquero rojinegro. Y puede que tenga razón. Es que aquella pelea por el título conseguido por Banfield en el Apertura 09 es posible que haya confundido a la prensa. Y sí, a Newell’s se le exige como si se tratase de un equipo con categoría. Y definitivamente no lo es. Tiene algunos buenos jugadores y el resto hace lo que puede. Todos dirigidos por Roberto Sensini que suele sumergirse en su mundo de dudas y termina decidiendo mal. Habrá que mirarlo como un equipo de mitad de tabla y listo. Sin problemas de descenso, que no es poco en una ciudad convulsionada por tal amenaza. Pero al que no se le puede pedir un salto de calidad. Su frustrante eliminación de la Libertadores es una muestra más que cabal de su pobreza.
Lanús trajo a Rosario su peor versión de los últimos tiempos. Derrota y baile ante Banfield, más caida en Perú frente a Universitario, sumado a la renuncia de Luis Zubeldía, todo en una semana. Al técnico lo obligaron a poner la cara, al menos una vez más, en Rosario. Y así llegó el granate, con una defensa horrible que tartamudeaba a la hora de sacar la pelota. Y ni con ese marco a favor Newell’s pudo ganar.
Roberto Sensini decidió sacar a Boghossian a 15 minutos del final, justo ante un equipo que daba todas las ventajas posibles en el fondo. Y con la necesidad de salir a buscar el empate. El grandote venido a menos lleva 662 minutos sin marcar, y Lanús alguna chance le iba a ofrecer, pero Roberto puso al bueno (por su calidad humana, por cierto) de Núñez en su lugar. Así es difícil que el devaluado goleador recupere la confianza.
¿Qué le ve Sensini a Dolci que no tenga Sánchez Prette?. Una pregunta que debe dividirse en dos, qué observa en Dolci sería la primera parte. Un jugador del ascenso con buena pegada, y nada más. Que Chacarita dejó libre cuando ascendió a Primera. Sánchez Prette es posible que sea desprolijo, pero es quien mejor le pega a la pelota y nunca se esconde. Dos virtudes que no conmueven al técnico y que sirven también para liberar a Formica, único responsable de generar fútbol que tiene el equipo.
El empate con Lanús en casa es doloroso por el marco, tuvo que ganarlo y no lo hizo. Los silbidos del final debían ser aplausos, pero Newell’s se complicó solo, y además Sensini contribuyó con lo que le tocaba. En definitiva, Peratta tiene razón. No hay que verlo como un potencial animador de los torneos argentinos, habrá que analizarlo como un equipo de mitad de tabla, que a veces consigue buenos resultados y hasta juega bien, como ante Boca. Pero, no mucho más que eso. En realidad porque no tiene jerarquía y eso es determinante.