Un nuevo intento del ministro de Relaciones Exteriores Héctor Timerman de mantener una reunión con su colega británico para hablar sobre Malvinas volvió a frustrarse ayer ante la reiteración por parte de William Hague de que el Reino Unido no abordará el tema sin la participación de representantes de los isleños y la firmeza del gobierno argentino acerca de que la disputa de soberanía es una cuestión bilateral entre ambos países, como lo establecen los insistentes llamamientos de Naciones Unidas para poner fin a la situación colonial del archipiélago.
Timerman, que se encuentra en Londres para exponer ante parlamentarios el reclamo argentino y reunirse con representantes de dieciocho países de Europa que apoyan las resoluciones de la ONU que mandan negociar la cuestión de soberanía, había reiterado por medio de una nota tramitada por la embajadora ante el Reino Unido, Alicia Castro, el pedido de audiencia con Hague para una conversación sin el condicionamiento que supone la presencia de delegados de los isleños, pero el canciller británico respondió que está “abierto” a un encuentro con su par siempre y cuando puedan participar de ella los representantes de la población insular.
“Para el señor Timerman, la oferta de una reunión sigue abierta, pero por supuesto en cualquier discusión sobre los habitantes de las islas Falkland (denominación británica de las Malvinas) es muy importante que estos estén presentes”, declaró Hague en una rueda de prensa que ofrecía junto al canciller brasileño, Antonio Patriota, quien también visita la capital británica.
En el pedido de audiencia, Alicia Castro le había reiterado a Hague la “disposición a mantener una reunión bilateral a solas”.
Antes de la respuesta de Hague una portavoz de la cancillería británica ya había confirmado que el gobierno de su país no cambiaría de posición.
“Estaremos más que felices de tener la posibilidad de reunirnos con el ministro Timerman, pero si quiere hablar de las islas no podemos hacerlo sin la presencia de sus representantes”, explicó.
Más temprano, Castro había reiterado que las Naciones Unidas no reconocen “una tercera parte en la negociación” por la soberanía y había acusado al gobierno británico de montar una “campaña mediática” para intentar mostrar que la Argentina “es quien se rehúsa al diálogo”.
“Nosotros aceptamos sentarnos a dialogar de acuerdo al mandato de la ONU. No recibimos órdenes ni acatamos el ultimátum emitido por un gobierno extranjero”, dijo por su parte Timerman al arribar a Londres.
Timerman, quien insistió así con su rechazo a que los isleños participen de la negociación, afirmó que el principio de autodeterminación “es una bandera” argentina que “jamás se dejará que sea utilizada por quienes fueron la base del imperio más grande que hubo en la historia”.
El titular del Ministerio de Relaciones Exteriores aseguró que “el derecho argentino sobre las Malvinas hace a la unión nacional”, al afirmar que “sin Malvinas, Argentina es un país que no está completo, le falta una parte de su territorio. Por eso es tan importante esta lucha por la recuperación de Malvinas que hará de la Argentina un país íntegro”.