Dos robos a un mismo comercio, con diferencia de menos de 15 horas, dejaron al descubierto la dura situación a la que se enfrentan comerciantes de barrio Saladillo. Si bien el hecho puntual tuvo lugar en la tarde del jueves y la mañana de ayer en un local de Arijón al 400, desde la Asociación de Centros Comerciales Ayacucho, la cual agrupa a los negocios de la zona, denunciaron el abandono de las fuerzas policiales y una situación de desamparo creciente. “Nosotros no tenemos una postura tremendista, ni partidista; de hecho peleamos por estas cuestiones durante la gestión de (Jorge) Obeid, (Carlos) Reutemann y (Hermes) Binner, así como lo hacemos ahora. En Saladillo se hacen controles cada vez que pasa algo grave, pero duran una semana, como mucho dos. Después volvemos a lo de siempre”, contó Cristian, titular de una librería y juguetería que fue asaltado dos veces en menos de 24 horas, al ser entrevistado por El Ciudadano, mientras intentaba convencer por teléfono a su empleada para que vuelva a trabajar, luego de la seguidilla de robos a mano armada.
En la tarde del jueves, minutos después de las 17.30, la librería de Cristian N. –quien es tesorero de la Asociación de Centros Comerciales Ayacucho– fue escenario del primero de los asaltos, que también fue el más impactante, según confesó.
“Entró una mujer embarazada, preguntó por una mochila, salió a la vereda para verla bien y cuando volvió a ingresar, lo hizo con un muchacho que tenía un arma en la mano. Entre los dos amenazaron y metieron a mi empleada en el baño, para llevarse unos 200 pesos y el bolsito por el que había hecho la consulta”, indicó el comerciante.
“Hoy (por ayer), cuando abrimos el local, cerca de las 9, volvió a pasar prácticamente lo mismo. Yo estaba haciendo unas cosas en la puerta y mi empleada estaba adentro, atendiendo a un pibe de unos 15 años. Un pibito portando un revólver, sin que me diera cuenta, metió a la chica que estaba atendiendo y a la clienta en el baño, para llevarse un celular, 60 pesos y unas pocas monedas que había dentro de la caja”, afirmó Cristian.
“La verdad que ahora no sé si cerrar o seguir trabajando”, indicó el comerciante, quien apunta a la segunda quincena de febrero como el momento donde hacer una buena diferencia, ante el inminente comienzo del ciclo lectivo.
“Por el rubro ahora entra mucha gente, pero ya no podemos distinguir los clientes de los ladrones”, agregó.
Pero lo que intentan poner a la vista desde la Asociación de Centros Comerciales Ayacucho es la situación a la que se ven expuestos todos los días, en la que remarcan no sólo los robos, sino la falta de controles en la zona.
“Ya no tenemos policías caminantes. No se realizan controles de tránsito. Pareciera que vivimos en una isla autónoma de Rosario. En Saladillo, muchísimos pibes andan armados, las motos transitan por la vereda a alta velocidad. Nosotros no pedimos mano dura, sólo queremos que se garanticen condiciones mínimas, y queremos que esto pase antes de que maten a algún vecino”, contó a El Ciudadano Sergio Nazzi, miembro del grupo de negocios de la zona sur.
El caso es investigado por personal de la comisaría 11ª, con jurisdicción en la zona.