“El Sommelier de té es la persona encargada de desarrollar propuestas que tienen que ver con esta infusión y asesorar a los clientes a encontrar la variedad que es más afín a su paladar. Ante todo es un experto catador de los varietales, un conocedor de los maridajes y de los beneficios del té. Es un comunicador, una persona que participa de eventos sociales, reuniones y degustaciones”, explicó el director y docente de la Escuela Argentina de Té, Diego Morlachetti, al finalizar un curso de cinco días que brindó a alumnos extranjeros. La capacitación se desarrolló desde el lunes 11 hasta el viernes 15 del corriente y contó con la presencia de alumnos de México, Colombia, Perú, Chile y Uruguay que viajaron a la ciudad con un simple y único objetivo: aprender sobre té.
“Por lo general, las interesados que llegan desde otros países para participar de nuestros cursos son personas que van a lanzar un microemprendimiento relacionado con esta bebida y se dan cuenta de que tienen muchas dudas y quieren profesionalizarse. Pero también vienen apasionados por el té con el simple objetivo de aprender y personas que hacen un cambio radical de su estilo de vida, buscan más tranquilidad y relajación y quieren incorporar esta infusión”, detalló Morlachetti.
La Escuela Argentina de Té, cuya sede central se encuentra en Rosario, es la primera institución dedicada a la promoción de esta milenaria bebida y su cultura, así como a la capacitación, entrenamiento y certificación de profesionales en toda Sudamérica.
Consultado sobre el alcance del título que brinda la institución y las oportunidades laborales, Morlachetti explicó que “las personas que realizan el curso están capacitadas y certificadas para diagramar cartas de té, conocer y asesorar sobre maridajes, orientar a establecimientos gastronómicos en lo que respecta a stock, almacenamiento y rotación, montar su propio emprendimiento y realizar cartas y degustaciones de té grupales”. Y agregó: “Lo que la escuela les brinda son recursos y elementos para que puedan hacer eventos que sean creativos y donde a través de algo que no sea muy estricto ni muy ortodoxo, el cliente pueda aprender y le queden tres o cuatro cosas que pueda aplicar en la casa. La idea es que puedan trabajar en el cliente para que tenga cada vez un poco más de cultura general de té”.
La formación sobre esta temática está dirigida tanto a personas que se desempeñan dentro del ámbito gourmet u hotelero como chefs, sommeliers de vinos, propietarios de restaurants o casas de té como también a los amantes y bebedores de esta infusión que desean profundizar y exaltar con sus conocimientos.
La creciente demanda del té que se produjo en los últimos años ha generado un mercado que se expande y crece, ya que se trata de la segunda bebida más consumida del mundo -después del agua-. La reducción de colesterol y los triglicéridos, su acción quema grasas y la disminución de la ansiedad son sólo algunos de los innumerables beneficios que aportan las distintas variedades de esta infusión. “El consumo del té resurgió en los últimos años porque es una bebida muy saludable. Hay muchas personas que con este estilo de vida moderno, necesitan empezar a comer, beber y a organizarse de una forma más sana. Además, el té ofrece una riqueza en lo que tiene que ver con aromas y sabores que por ahí son absolutamente raros e inusuales y que uno no encontraba encontrar”, concluyó Morlachetti.
Un local de té en el país cafetero
Santiago y Catalina abrieron hace pocos meses un Teashop en Colombia y la semana pasada estuvieron en Rosario participando del curso que brindó la Escuela Argentina de Té. Ambos llegaron con el objetivo de aprender sobre esta bebida milenaria para ofrecer la mejor atención a sus clientes y lograr una expansión de la cultura del té en un país que es cafetero por excelencia.
“La idea de abrir un local de té se nos ocurrió porque nos gustaba mucho esta infusión. En Colombia no está muy difundido como acá, y debido a eso empezamos a ver una oportunidad comercial y una cultura por hacerse en nuestro país. Aquí hay más raíces que llevan a que la gente consuma té, allá no se toma ni por equivocación. Por eso, cuando abrimos el local decidimos hacer un curso para aprender más sobre el tema”, contó Santiago.
Al ser consultada sobre su experiencia con el té, Catalina dejó de lado la parte comercial y se puso más emotiva. “Yo además de vender el té, hace mucho tiempo que me empecé a interesar mucho por filosofía oriental, diferentes prácticas espirituales y me he dado cuenta que es un estilo de vida y de concepción del universo muy diferente. Entonces yo a través del té, más que venderlo, he querido transmitir el estilo de vida que va de la mano. La gente acá vive estresada, agitada por el trabajo, y se olvida de su ser, de sus necesidades, de escucharse a sí mismo. Con este negocio yo vi la oportunidad de acercar a las personas a un estilo de vida diferente que ofrece otros beneficios”, manifestó.