La dirigencia política italiana empezó a buscar soluciones para evitar una parálisis institucional tras las elecciones de esta semana, que ayer causaron caídas generalizadas de bolsas y temores de gobiernos europeos a un impacto negativo sobre la crisis financiera continental.
Según resultados casi definitivos, y en gran parte gracias al asombroso desempeño electoral del movimiento antipolítico del cómico Beppe Grillo, el bloque izquierdista de Pier Luigi Bersani logró mayoría en la Cámara de Diputados pero sin los números necesarios para controlar el igualmente crucial Senado. Otra de las notas salientes de los comicios fue el triunfante retorno de Silvio Berlusconi, cuyo bloque de centroderecha, al que se daba por muerto tras los escándalos judiciales de su líder, logró un resultado que le permitirá bloquear en el Senado cualquier gobierno opositor.
Los mercados cayeron ante el panorama de ingobernabilidad que acecha a Italia, y que reavivó el recuerdo de la crisis de deuda italiana de 2011, que dejó a la zona euro al borde del colapso y forzó la renuncia de Berlusconi, el entonces primer ministro.
Las elecciones, cuyo resultado fue un masivo rechazo a la política de ajuste de Mario Monti –de flojísima actuación en las urnas– con el apoyo de Angela Merkel y Barack Obama, provocaron consternación en Europa.
Ante la baja en la bolsa de Milán y temerosos de que la crisis italiana avive los problemas financieros de la eurozona, gobiernos europeos pidieron a los partidos italianos que formen rápido un gobierno estable que implemente las reformas necesarias.
Para Francia, es una advertencia al resto de Europa y a las políticas de austeridad, porque, según el ministro de Reconstrucción Productiva, Arnaud Montebourg, los italianos han rechazado “la política impuesta por los mercados”.
En tanto, Bersani dijo estar dispuesto a cumplir su responsabilidad de formar gobierno. Las alternativas son una alianza con Silvio Berlusconi o el humorista Beppe Grillo, quien ya afirmó que el gobierno “caerá pronto”.