El 2 de abril se realizan actividades por el Día Mundial de la Concientización sobre el Autismo en la Argentina y en el mundo. En esa fecha Buenos Aires, junto a las grandes ciudades, se visten de azul organizadas bajo la consigna “Hablemos de autismo”.
Según estadísticas internacionales, año tras año la población que vive con este trastorno del desarrollo, aumenta tanto en prevalencia comparada con habitantes sanos, así como respecto a otros cuadros clínicos frecuentes de inicio en la infancia. Frente a esta realidad, la necesidad de tomar conciencia sobre la importancia del diagnóstico temprano como la de iniciar las intervenciones terapéuticas de modo oportuno representan los emblemas más significativos por los que esta convocatoria crece más en cada encuentro.
“El diagnóstico precoz es un elemento fundamental en el pronóstico del cuadro, cuanto antes se realice mejores son las opciones de cambio positivo futuro”, explicó el doctor Claudio Waisburg, Director del Departamento Infantojuvenil de INECO. El autismo, denominado también como Trastorno Generalizado del desarrollo (TGD) o TEA (Trastorno del espectro autista), es una perturbación que impacta en la comunicación, la socialización y la conducta. Entre los síntomas y signos de alarma frecuentes, detectables a partir de los 18 meses, se destaca la ausencia de contacto visual, el rechazo al contacto corporal, la falta de señalamiento de objetos, la ausencia de reacción al ser llamado por su nombre y la falta de juego imaginativo o simbólico, entre otras.
“Las técnicas de neuroimágenes o análisis de laboratorio, no aportan información concluyente para la realización de un diagnóstico de TEA”, resaltó la doctora Ana Beraudi, psiquiatra del Departamento Infantojuvenil de INECO, por eso la manifestación de alguno de estos comportamientos constituye un motivo suficiente para realizar una interconsulta al área de Neurología o Psiquiatría infantil para iniciar una evaluación integral multidisciplinaria.
Es importante tener en cuenta que entre los 2 y los 4 años, los trastornos severos del lenguaje pueden confundirse con un diagnóstico de TGD ya que, este último, se caracteriza entre otras cosas por una dificultad importante de las habilidades lingüísticas. “No todos los chicos con trastornos del lenguaje están dentro del espectro de los trastornos generalizados del desarrollo y es fundamental un buen diagnóstico temprano para que el camino terapéutico sea exactamente el que necesita el niño”, diferenció la licenciada Florencia Salvarezza, Directora del Departamento de Lenguaje de INECO.
En la actualidad, si bien aún no se conoce el mecanismo que explica la manifestación del trastorno autista, existen numerosas investigaciones que muestran diferencias en cuanto al volumen, estructura y funcionamiento del cerebro de un niño sin TEA de aquel que sí es clasificado bajo esta patología. Desde la Fundación INECO, el doctor Agustín Ibañez, Director del Laboratorio de Psicología Experimental y Neurociencias investiga junto con su equipo cómo es la cognición social (emociones, empatía, juicio moral, normas sociales, y auto-monitoreo social) en personas con síndrome de Asperger, entre otras.
En la medida en que el niño reciba una evaluación completa, se arribará a la estimulación más adecuada y, por tanto, las mejorías alcanzadas se evidenciarán en un plazo de tiempo menor. Para el licenciado Ignacio Gath, miembro del equipo interdisciplinario de INECO Infantojuvenil, es esencial incentivar siempre la participación y orientación de las familias así como de otros actores que forman parte de la vida cotidiana del niño como los docentes, equipos escolares, acompañantes, cuidadoras y niñeras. Esto se debe a que su cooperación en el proceso y seguimiento es de suma importancia, sobre todo en lo referido al mantenimiento y consolidación de los logros terapéuticos a los diferentes ámbitos de desarrollo del niño con TEA.