Alrededor de las 6.15 de ayer personal policial fue convocado de urgencia a la esquina de bulevar Avellaneda y 3 de Febrero, a metros del Instituto Médico Legal, encargado de realizar las autopsias en la ciudad. Un accidente fatal había ocurrido minutos antes y el cuerpo sin vida de Natalia Arenas, de 19 años, yacía en la mano del bulevar que va hacia el norte. La moto en la que se trasladaba junto a su novio, J. M., de 22 años, quedó desparramada en la calle. El joven, por su parte, fue atendido por la ambulancia del Servicio Integrado de Emergencias Sanitarias (Sies), que lo trasladó al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca) por politraumatismos. Allí se comprobó que tenía la clavícula fracturada y, al cierre de esta edición, permanecía internado en observación.
Testigos consultados por los investigadores señalaron a un Peugeot 206 gris por haber chocado a la moto en la que volvía de bailar la joven pareja. Es que cuando la Policía llegó al lugar no había rastros de ese vehículo. Sin embargo, el conductor de un Fiat 147 que se encontraba cerca del lugar del hecho anotó el número de patente del Peugeot. Los pesquisas cruzaron la información con el Registro del Automotor y dieron con el titular del vehículo. Sin embargo, cuando llegaron a la casa del supuesto dueño, éste aclaró que había vendido hace poco el auto a un joven, B. G., de 18 años y con domicilio en barrio Echesortu, cerca del lugar del accidente donde murió Natalia Arenas, quien salió volando del rodado cuando fue rozado por el automóvil y golpeó la cabeza de lleno contra el pavimento.
Personal policial detuvo entonces a B. en la mañana de ayer en su casa y lo trasladó a la comisaría 6ª, con jurisdicción en la zona del hecho. La investigación dispuesta por el juzgado Correccional 10ª lleva la carátula de homicidio culposo.
Otra fuente del caso confirmó que efectivamente B. rozó con la parte delantera la motocicleta en la intersección cuando ésta pasó en rojo el semáforo. Habría, según esta fuente, no pocos testigos de la colisión. Un dato no menor es que a las 6 de la mañana la mayoría de los semáforos –que durante la madrugada pasan a modo intermitente– vuelven al régimen tricolor automatizado.
En el momento del impacto entre ambos vehículos, el muchacho que manejaba el Peugeot vio cómo la moto perdía el control y los jóvenes salían volando, pero asustado se fue hacia su casa, ubicada a cinco cuadras de la esquina del accidente. Según la misma fuente, el automóvil tiene un raspón en la parte delantera producto del roce.