Toallas y sábanas bordadas con hilos de oro, valiosas botellas de vino, muebles suntuosos, porcelana, cortinas: el Crillon, uno de los más lujosos hoteles parisinos, subastará entre mañana y el lunes 3.500 lotes que reflejan parte de su larga historia.
El mítico hotel de la Plaza de la Concordia, construido en el siglo XVIII y vendido en diciembre del 2010 a un miembro de la familia real de Arabia Saudita, ha cerrado sus puertas para una larga renovación.La subasta, organizada con motivo de esta renovación que durará dos años, “es la oportunidad de apropiarse de una parte del sueño que representa este palacio parisino, que no tiene igual en el mundo”, asegura François Tajan, copresidente de Artcurial, la casa que organiza la venta.
Los expertos de esa casa pasaron dos meses haciendo el inventario de los 144 cuartos del hotel, que ha alojado a poderosos presidentes, como el estadounidense Bill Clinton, a estrellas como Madonna, a grandes creadores como el compositor estadounidense Leonard Bernstein y hasta a líderes espirituales como el Dalai Lama.
Los expertos pasaron revista también a la cocina y a la inmensa cava de vinos, para escoger los objetos de los que se desprenderá el Crillon, en ocasión de esta “cura de juventud”.
El hotel –que fue erigido en 1775 por el conde Crillon, a pedido de Luis XVI, y que fue transformado en hotel de lujo en 1909–, no va a separarse de las inmensas lámparas que iluminan el restaurante de mármol, Les Ambassadeurs, cuyos ventanales se abren a la plaza de la Concorde, y donde tendrá lugar el remate.
Tampoco se desprenderá del elefante de cristal de Baccarat que adorna el salón de té y que sirve para guardar preciosas botellas de licores, ni de las fuentes de mármol que provienen del castillo de Versalles y le dan un toque palaciego al hermoso jardín de invierno.
Tampoco se tocará el salón Maria Antonieta, donde la reina decapitada seguía sus cursos de música. Pero ofrecerá al mejor postor camas históricas, pesadas alfombras, mesas y sillas antiguas, dorados espejos, jarrones chinos y hasta los uniformes de los ayudantes de cámara, que estarán en exhibición hasta la víspera de la venta.Los precios de los objetos varían: el bar, realizado por el célebre escultor César, incrustado de espejos, una de las estrellas del remate, está estimado en entre 10.000 y 12.000 euros.
Pero el precio de partida de una gran mayoría de los lotes que serán rematados oscila entre 200 y 3.000 euros.