Sin aviso previo y con intenciones de participar de una reunión de accionistas del Grupo Clarín, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y el viceministro de Economía, Axel Kicillof, ingresaron al edificio, ubicado en la calle de Tacuarí, del barrio de Barracas.
Según revelaron testigos a ámbito.com, los funcionarios nacionales se hicieron presentes por la entrada de la empresa de Tacuarí 1842, por donde entran los directores y jefes del periódico, y a los gritos avanzaron por los pasillos.
La intención de Moreno y Kicillof fue presenciar una reunión clave del Grupo en la que se iba a decidir entre otras cosas el reparto de dividendos o creación de reservas. Según consta en el propio aviso de convocatoria publicado por la empresa, y que lleva la firma de Héctor Magnetto, la reunión estaba citada para las 15. Unos 5 minutos antes, se hicieron presente los funcionarios.
Una vez a dentro del edificio, el secretario y el viceministro se dirigieron por su cuenta al segundo piso donde se encuentran la sala de reuniones. El personal de seguridad quedó anonadado. Las fuentes revelaron que hubo sorpresa en la redacción por la llegada intempestiva de los dos hombres fuertes de la economía K. Muchos, inclusive, se quedaron perplejos por el inesperado desembarco.
Según trascendió, uno de los más altos directivos del Grupo solicitó que algún editor de Política del diario «baje a cubrir» la acción. La reacción fue inmediata: agolpada, bajó la plana mayor del matutino. Entre ellos, Ricardo Kirschbaum, Ricardo Roa, Julio Blanck, Miguel Fernández Canedo y Eduardo Van Der Kooy.
Luego de su fugaz paso por el segundo piso, Moreno y un equipo de asistentes, con camarógrafo incluido, se dirigieron a la entrada de la calle Piedras, a la vuelta, donde iba a realizarse la reunión. Allí, se topó con un grupo de empleados que pidieron a la seguridad privada que no los dejen pasar, y lo insultaron, diciéndole que temía por sus puestos de trabajo. Desde hace meses muchos empleados tiene miedo de que por la pelea del Gobierno con Clarín se queden sin trabajo, versión que la empresa se encargó de divulgar puertas adentro.
En un momento el revuelo llegó a nivel tan alto, que hasta el propio vicepresidente y accionista del Grupo José Antonio Aranda tuvo que «bajar» para calmar las aguas y exigir que no agredieran a los funcionarios.