“Quienes trabajamos aquí tenemos pasión por lo que hacemos, constituye un esfuerzo humano, empresario y económico muy importante para afrontar, y eso se ve en todo nuestro personal”, sostiene el titular de la Empresa Provincial de la Energía, Daniel Cantalejo. Para el funcionario, estar al frente de la distribuidora que en la última década debió ir de cuello de botella en cuello de botella por la reactivación económica y el crecimiento de la construcción al punto tal de que donde no hay ladrillos es porque hay soja, no es ni fácil ni difícil: “Un desafío”, lo define. Y sorprende: “Yo soy un agradecido”.
Cantalejo está al mando de la EPE desde 2007, aunque trabaja en la empresa prácticamente desde sus comienzos, hace casi 27 años, cuando se dio el paso de la Dirección Provincial de la Energía a la entonces EPESF. Especializado en energía eléctrica por la Universidad Nacional de Rosario, dice que su actual carrera lo “motiva” para brindar lo mejor de él mismo –y cada uno de los empleados– para que a la empresa, “le vaya cada vez mejor”. Sentado en una oficina del edificio de bulevar Oroño al 1100, el funcionario atendió El Ciudadano y contó cuáles son las principales obras y políticas que se están llevando adelante para enfrentar, además del aumento sostenido de la demanda, un cuadro climático por momentos adverso y marcado por eventos extremos, lo que sobreexpuso los recursos e incluso la dejó como foco de enojos de vecinos.
El propio Cantalejo pregunta a los periodistas dónde viven: quiere saber si fueron damnificados por los cortes de luz del verano. La conclusión, parece ser, es que la temporada estival 2012-2013 no fue tan dura como la anterior.
La Empresa Provincial de la Energía llega a 295 localidades de Santa Fe, un total de un millón cien mil usuarios en toda la provincia y 340.000 en Rosario. Atiende 50.000 kilómetros de redes eléctricas a lo largo del suelo santafesino y se sostiene gracias a sus 3.500 trabajadores. Su titular habla del más de un lustro de gestión como “años de continuidad y renovación” que sucedieron a “años de quebrantos operativos”.
“Una de las cuestiones centrales son las obras, habida cuenta que cuando empezamos la gestión tuvimos que encarar un proceso de recuperación empresaria. Durante los diez años previos, la empresa estaba en un proceso privatizador; además de que la crisis de 2001 nos dejó en una situación donde los costos subieron de forma explosiva”, explica Cantalejo. Y de hecho, en la apertura del período ordinario de sesiones de la Legislatura provincial del 1º de mayo de 2001 el entonces gobernador Carlos Reutemann habló ante la Asamblea Legislativa de dos privatizaciones: una era la del Aeropuerto de Fisherton y era novedad; la otra, la de la EPE.
—¿Cuál es el estado del proceso de recuperación?
—Los desafíos de 2007 eran: recuperar la sustentabilidad empresaria, los niveles de inversión y darle continuidad a esa inversión. Simultáneamente, se presentó un crecimiento de la construcción en general, no sólo en Rosario. Y se sumaron contingencias climáticas extraordinarias, como las de noviembre y diciembre del año pasado, con lo cual todo eso obligó a la EPE a dar una dinámica a su plan de inversiones. Después de 5 años, ese plan tiene una continuidad en el tiempo y eso puede verse en las obras que se han realizado en 2012, año muy difícil. La EPE se diferenció saludablemente de otras provincias realizando un importante plan de obras.
—¿Qué obras incluyó ese plan?
—En Rosario fueron 275 edificios nuevos que pudieron tener suministro de energía eléctrica, y se hizo un importante desarrollo de obras de baja tensión con cableado subterráneo en el microcentro y parte del macrocentro. Allí llevamos una cantidad muy importante de trabajos, que significaron intervenir veredas y cambiar cables de 60, 70 años de antigüedad. Estas obras estuvieron direccionadas fundamentalmente a los clientes que tuvieron peor calidad de servicio en el otro verano. El resultado fue positivo, en el sentido que los vecinos que habían tenido mayor cantidad de cortes en 2011 y 2012 vieron la mejora del servicio. Además, se realizaron 45 obras de estaciones transformadoras y subestaciones, en conjunto con más de 73 kilómetros de cable de media tensión que se «hundieron» en la ciudad. Todo lo que hicimos en el año 2012 sumó 84 millones de pesos. Fue el año donde la EPE ha realizado mayor cantidad de obras de cables subterráneos.
—¿Y este año? ¿Qué trabajos se están realizando o están proyectados?
—Hay una obra muy importante que va a beneficiar a los vecinos de zona sur, una estación transformadora que se está construyendo en San Martín al 4300, una obra que ronda los 80 millones de pesos y que constituye una tecnología que hoy la EPE no tiene. Esto estará beneficiando no sólo al corredor San Martín, sino a todos los barrios situados tanto a la derecha como a la izquierda. Permitirá asistir a alguna estación transformadora ante el colapso de alguna de ellas. Eso aumentará la confiabilidad y la potencia; y será la quinta estación transformadora construida por la EPE desde 2007. Antes se construía una estación transformadora de potencia cada 4 años, ahora hay un ritmo de una por año.
—Verano e invierno son las estaciones de más exigencia. ¿Cómo se prepara para el frío?
—Por un lado, venimos trabajando con la obra nueva destinada a resolver problemas donde había muy mala calidad del servicio. Pero también buscamos la mejora continua de las tareas de mantenimiento que llevamos adelante. Para eso Rosario cuenta con personal especializado que ante una contingencia tendrá que resolver el problema en el menor tiempo posible. Hay recursos que tienen que ver con logística para que las cuadrillas lleguen más rápido. Se están reforzando esas cuadrillas y mejorando la atención al cliente. Ya hemos puesto en marcha hace un mes un proyecto tecnológico en el cual hemos trabajado cerca de cuatro años. Se trata de un sistema en base al cual podremos atender más clientes. De 300 en una hora, pasaremos a atender a 700.
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