El periodista Luciano Galende, actualmente al frente de Todavía es temprano, el Magazine diario que se emite a las 16 por la pantalla de Canal 7, advirtió que su objetivo es derribar el prejuicio de que el televidente de la tarde está formado por “planchadoras vacías, extraviadas en programas de chimentos”.
“Se piensa que esa audiencia está integrada por personas cuya única actividad es lavar los platos con su cabeza perdida en un mundo de la nada y mi intención es demostrar que en la realidad sucede todo lo contrario”, resaltó Galende sobre el envío que conduce junto a la periodista especializada en temas de género Mariana Carbajal.
Precisamente, Todavía es temprano aparece como un páramo televisivo en un horario destinado casi exclusivamente a hurgar en la vida ajena, donde romances, inmoralidades varias y peleas de escaso sustento real dominan el rating de cada tarde.
A la vez que comanda Mañana más, de 9 a 12 por Radio Nacional, llega a su nuevo espacio en a La TV Pública acompañado por Bobby Flores, Alfredo Zaiat, Mariana Briski, José Natanson y Rosario Bléfari. “Hacer un programa de televisión es difícil y, a la vez, yo creo en la construcción de un mensaje y, por lo tanto, hay que saber qué es lo que uno quiere construir. Eso de ingresar a un programa o situación escénica por una mega puerta roja, a mi no me parece algo atractivo. Luego hay que ver si la dinámica de la televisión permite o no la construcción de esta naturaleza; y además si soporta o no el tiempo que conlleva esto. Esas son mis dudas y estoy todos los días reinventando algo”, señaló Galende.
Acerca de si la dinámica televisiva admite un programa de esas características en el horario de la tarde, el conductor apuntó: “Que la gente que mira tele a la tarde sólo puede consumir un programa de chimentos es parte de una noción de mercado: que a la mañana y a la noche tenés que consumir noticias y el resto del día no, apunta a las eficacias del mensaje. Por eso, creo que está buena una oferta de programa a la tarde en un horario de amas de casa, como le gusta decir a los gerentes de televisión”.
Sobre si fue difícil volver a la tevé luego de 6,7,8, Galende respondió: “Sí, pero no por 678. Sino porque es mucho trabajo y a mí no me gusta trabajar. Estoy en contra de la cultura del trabajo, de vivir para trabajar, me parece una construcción de mercado. Aunque me considero un privilegiado por trabajar de lo que me gusta, no tengo el placer por la producción. Yo creo que la gente es mucho más feliz cuanto menos necesite trabajar. De todos modos, quería volver a algo más suave, que no hiciera una demarcación sobre lo correcto y lo incorrecto en la política, la verdad y la mentira, etc. Yo no me fui de 678 por desplazamiento o enojo, sino por cansancio. Porque no tenía ganas de trabajar tanto.”.
Respecto a si está de acuerdo con el llamado “periodismo militante”, Galende precisó: “Me parece que hubo un hecho de honestidad. Entiendo que si alguien dice que es un periodista militante, constituye un aporte en el sentido de la honestidad que esa frase encierra. Aparece la idea de periodismo militante ligada al tipo que tiene convicciones puestas en escena, cuando en realidad lo único que se pone en escena es la destrucción de un periodismo totalmente independiente”.