Con la intención de tener un parámetro comparativo de los precios en los productos más consumidos por los rosarinos, el concejal Aldo Pedro Poy ingresó en el Palacio Vasallo un proyecto de ordenanza en el que propone implementar “un nuevo modelo de etiquetas” en supermercados basado en un doble registro que le permita a los consumidores comparar el precio actual de la mercadería que compone la canasta básica de alimentos con el que tenían durante el 1º de enero del año en curso. De esta forma se busca materializar cuál es el nivel de inflación real que los afecta dentro de un período determinado de tiempo.
Según se informó, las etiquetas con doble registro, de aprobarse, deberán contar con la siguiente información: precio final del producto al 1º de enero del año en curso; fecha del último aumento; precio final vigente del producto; y la correspondiente variación porcentual, positiva o negativa y su indicador numérico, por ejemplo “+10 por ciento”.
Al respecto, el edil del Partido Demócrata Progresista (PDP) dijo que se trataría de una nueva herramienta de ayuda al consumidor con la que podrá analizar de manera simple la evolución de precios y poder así decidir su compra en forma efectiva”.
Inicialmente –y previo a su paso por comisiones– el proyecto insta su aplicación a todos los supermercados, comercios o centros de venta de alimentos minoristas y mayoristas que cuenten con una superficie igual o superior a los 300 metros cuadrados, con una o más bocas de expendio; y hace extensiva su aplicación a todos los productos de la canasta básica de alimentos, en todas las marcas.
“La inflación afecta fuertemente la economía familiar, sobre todo a aquellos de menor poder adquisitivo. Por otro lado creemos que la implementación de etiquetas con doble registro ayudará al consumidor a controlar si se cumple con el compromiso del congelamiento de los precios y también para comparar el incremento de los mismos”, destacó Poy.
Cabe recordar que la canasta básica de alimentos está compuesta, entre otros productos, por el pan, azúcar, huevos, carne, leche, yerba, fideos, papa, queso, frutas, hortalizas, harinas, aceite, legumbres secas, bebidas edulcoradas y las galletitas saladas y dulces.