En la mañana de ayer, agentes antinarcóticos desbarataron una cocina de cocaína móvil, que se iba trasladando en forma periódica por viviendas ubicadas entre los barrios Ludueña y Empalme, en el distrito Noroeste de Rosario. El operativo se hizo en una vivienda de Gorriti al 6300, donde se secuestraron más de ocho kilogramos de cocaína y casi la misma cantidad de precursores químicos, materiales para el estiramiento de la droga y restos de pasta base. En el lugar fue detenido un adolescente de 16 años, mientras que su cómplice –un joven de 25 años que, se supone, regenteaba la cocina– escapó ni bien los uniformados se presentaron en el lugar.
Fuentes de la Sección Inteligencia Zona Sur de la Dirección General de Prevención y Control de Adicciones indicaron que el operativo tras el cual la cocina fue desarmada comenzó pasadas las 8 de ayer. A esa hora, una gran cantidad de efectivos se presentó en una vivienda ubicada en Gorriti 6320, en barrio Empalme. Se trata de una construcción de ladrillos huecos que cuenta con varias habitaciones completamente desprovistas de muebles. Al fondo se extiende un patio, a través del cual uno de los sospechosos consiguió eludir a la Policía luego de escalar una pared y correr por los techos de la manzana. En medio de su escape, el fugitivo dejó caer un pistolón de doble caño calibre 38 y dos cartuchos para dicha arma.
Dentro de la vivienda, ubicada sobre calle Gorriti, entre Campbell y Cullen, los efectivos detuvieron a un adolescente de 16 años que quedó a disposición de la Justicia. Sin embargo, el principal sospechoso fue el muchacho que consiguió escapar, que tiene 25 años y está identificado.
Según los voceros, el inmueble funcionaba como una cocina de cocaína. Pero lo llamativo es que operaba de manera itinerante, ya que no quedaba fija más de 20 días en un mismo lugar. “La detectamos cuando estaba en Campbell al 1300 bis. Hace 15 días se trasladaron acá y les seguimos la pista”, explicó un vocero.
En el lugar, la Policía secuestró 4,260 kilos de cocaína compactada en seis panes, y otros 2,3 kilos de la misma sustancia desparramada sobre un nylon, la cual se encontraba en “proceso de secado” y alrededor de 2 kilos de vestigios de esta sustancia que fue hallada en dos baldes.
Además incautaron 7,900 kilos de material utilizado para el corte y estiramiento de droga; cuatro litros de acetona; bidones y botellas con éter y ácido clorhídrico; una balanza electrónica de precisión; y un pistolón calibre 32 con cartuchos en el cargador, entre otros elementos de interés para la causa.
“Encontramos recortes de pasta base que nos llevaron a inferir que procesaron al menos otros dos kilos”, explicó una fuente, quien detalló que con esa cantidad de material puro se pueden haber producido al menos 14 kilos de clorhidrato de cocaína.
Con lo incautado se podrían haber confeccionado entre 12 y 14 kilos de cocaína procesada y su valor en el mercado hubiera alcanzado los 100 mil pesos, agregaron fuentes del caso.
Los investigadores descartaron que la cocina funcionara además como punto de venta minorista de drogas, y explicaron que presumen que desde ese lugar se abastecía a gran parte de los búnkers de zona norte.
El caso es investigado por el juez federal Nº 4, Marcelo Bailaque, junto a la Fiscalía 1ª, a cargo de Marcelo Degiovanni.