El grupo Scout “Domingo Matheu” sufrió su peor golpe: en la mañana del jueves se enteraron de que desconocidos habían entrado al galpón construido en el fondo del Club Social y Deportivo Fábrica de Armas (Olegario Víctor Andrade 3350) y se habían llevado una importante cantidad de elementos, fruto de ocho años de trabajo y esfuerzo. En una sola noche los dejaron sin nada: heladera, un freezer, diez carpas, dos bordeadoras, garrafas, dos cocinas, herramientas, diez ollas de aluminio grandes, bancos para adultos y para niños, juguetes, mesas, alacena y todos los comestibles que había en ella, el tanque de agua, un inodoro y el bidet. Todo por un valor aproximado de 30 mil pesos. Por si esto fuera poco, los ladrones hicieron una fogata en el interior del galpón, donde al mediodía de ayer aún se podían ver algunas galletitas de carbonizadas.
“Nos duele muchísimo ver tanto destrozo. Era el fruto de nuestro trabajo, de la colaboración de los padres y de tantos eventos realizados”, expresó la referente del grupo, Ayelén Ferreyra, quien aprovechó el diálogo con El Ciudadano para pedir colaboración a la comunidad.
En el grupo Scout “Domingo Matheu” participan cada semana unas 70 personas, de las cuales 60 son chicos que realizan distintas actividades relacionadas con la vida al aire libre y la solidaridad. El resto son adultos que coordinan y colaboran para llevar adelante esta iniciativa.
El robo del jueves llegó en el peor momento: en la mañana de ayer, 40 de los 60 chicos iban a realizar un viaje de campamento al parque Villarino, de Chabás. Pero ante la noticia de haber sido despojados de sus pertenencias, el viaje debió suspenderse. “Incluso habíamos pagado parte del alquiler del camping y es un dinero que no podremos recuperar, ni hablar de todas las cosas que teníamos listas para viajar con los chicos. Ahora no sabemos cuándo vamos a retomar una organización así, sobre todo porque las carpas que teníamos eran de las que venían hace años, reforzadas, listas para ser utilizadas en medio de la nada, con mucho frío y viento. Las de ahora son para acampar en un patio y nada más, no nos sirven”, lamentó Ferreyra.
Por su parte, Sebastián González, subjefe del grupo, recordó que hace un año y medio los ladrones habían entrado por una ventana al galpón, y si bien no les robaron tantas cosas como en esta oportunidad, decidieron enrejar las ventanas y también poner una cerradura mucho más fuerte en el portón de entrada. Fue precisamente por ese portón donde ingresaron en las últimas horas y, literalmente, les vaciaron el lugar.
Destrozos e impotencia
“Viendo por las huellas que quedaron en el terreno es fácil darse cuenta de que entraron con uno o dos carros. Pero aún no logramos entender por qué la maldad y los destrozos que hicieron, y el fuego que prendieron. Cerca del galpón vive gente que puede necesitar la comida que teníamos guardada, pero las pelotitas de plástico como la de los peloteros que usamos para actividades con los chicos, los bancos de niños, el tanque de agua y las carpas… ¿para qué?”, apuntó Ferreyra.
En el galpón quedó un desorden absoluto. Ferreyra y González no pueden contener la angustia de verse con las manos vacías de un día para el otro. “Siempre trabajamos a pulmón, con el esfuerzo y la colaboración de los coordinadores, los chicos y sus familias. Hasta que no tengamos algo de seguridad en este predio no vamos a poder volver a equipar el galpón. Espero que en esta oportunidad alguien, alguna autoridad, nos dé una mano porque acá se trabajan valores, se cuida el medioambiente, se forma grandes personas desde muy temprana edad. Ante un hecho de este tipo quedamos consternados y no sabemos por dónde volver a empezar. Necesitamos más ayuda que nunca”, confiaron.