Lo que se escribe y se borra hasta minutos antes de oficializar una ristra de candidatos es mucho más que nombres y apellidos. Un cierre de listas es una especie de memorando del estado de cosas en un gobierno, un partido o una alianza política.
Por eso es revelador que el kirchnerismo, con 10 años en el poder, haya recurrido a un representante de la vieja guardia como Jorge Obeid; pero a la vez explica que el ex gobernador no tenga otra alternativa que olvidar viejos rencores y abrazarse a la causa para alimentar su sueño de pelear por la gobernación en 2015.
El Frente Progresista, en tanto, tenía todo aceitado para una lista única, pero el espacio que lidera el vicegobernador Jorge Henn insistía al cierre de esta nota en presentar una lista alternativa. Más allá de qué ocurra en el minuto final antes del cierre de inscripción, impredecible a la hora de escribir este artículo, sólo cabe interrogarse si las cosas seguirán igual entre el vice y la Casa Gris, que hasta ahora le habilitaba un protagonismo poco acostumbrado en la política santafesina.
Cristina de puño y letra
Jorge Obeid y Hermes Binner son ambos ex gobernadores. Coinciden, además, en que tienen aspiraciones que exceden la banca de diputados. Desde que dejó la Casa Gris, Obeid aspira a ser el primer santafesino en repetir tres gobernaciones. Está claro que el kirchnerismo lo votará; la incógnita es cómo tomará el resto del PJ santafesino esta postulación y qué tan creíble resulta su papel de candidato de Cristina, después de su salida del bloque oficialista durante el conflicto rural en 2008 y el veto de la Casa Rosada a su precandidatura a gobernador en 2011.
El resto de la boleta es ciento por ciento Cristina. Segundo lugar para La Cámpora (Josefina González); el tercero para el rossista vicerrector de la UNR Eduardo Seminara; el cuarto para el grupo De Vido y su pata local Alejandro Ramos (Romina Luciani); el quinto para el histórico sindicalista metalúrgico de la CTA Victorio Paulón. Recién en séptimo lugar aparece el presidente del PJ santafesino e intendente de Venado Tuerto José Luis Freyre.
La lista que escribió Cristina es el dibujo de un sector hoy mayoritario del peronismo y grupos aliados del kirchnerismo por fuera del PJ. No es, ni pretende ser, la lista de todo el justicialismo. Es un precio que la presidenta está dispuesta a pagar. Y es ahí a donde se abre un interrogante que sólo quedará develado el día que se abran las urnas: si la lista que escribió Cristina sin Agustín Rossi sella la grieta por la que en 2011 se fugó el voto justicialista al punto de relegar al FPV-PJ al tercer lugar. Miguel del Sel, con el sello del PRO y acompañado por peronistas federales, sale a la cancha con las mismas expectativas que entonces. Otras escisiones del peronismo disidente estudiaban anoche salir a competir por el mismo mercado electoral.
Crecer sin desdibujarse
Binner, en tanto, tiene la mira puesta en 2015, en una segunda candidatura presidencial pero fundamentalmente en constituirse en la proa de una alianza política nacional en la que puedan referenciarse dirigentes y gobiernos locales y provinciales que se desprenden del bipartidismo en crisis.
Como sea, el ex gobernador está preparado para una campaña fuerte. Apuesta a aspirar votos en todo el arco antikirchnerista, no sólo de centroizquierda.
Este objetivo lo arrastró a posicionamientos polémicos, que en oportunidades metieron ruido con su electorado de origen. Está claro que cualquier proyecto que aspire a aglutinar poder requiere ensanchar las fronteras del voto. El dilema de Binner es cómo hacerlo. Cómo ir más allá de aquel 16% de 2011 sin desdibujarse, siendo que debe salir a buscar adhesiones en otros sectores, ya que en el carril de centroizquierda (que comparte con el kirchnerismo) ya no hay más espacio para crecer.
Hasta ahora Binner resolvió el dilema con cataratas de críticas a un gobierno nacional donde todo está mal y desborda de corruptos. Muy pobre como línea de acción política. Un cambio sustancial sería ponerle sentido positivo a la campaña, igualar con propuestas las críticas, mostrar alternativas a las decisiones que toma la presidenta.
Resta saber si Binner está convencido del papel que jugó desde que dejó la gobernación o si se trata de la estrategia de los consultores políticos de campaña, cuyo éxito se mide en tanto el candidato pase minutos sentado en la mesa de debate de los canales y programas de TV antikirchneristas.
Mónica y Cristina
El acto del Día de la Bandera de 2014 no será el mismo que se vivió el jueves pasado, pero tampoco será el de los años anteriores. La intendenta Mónica Fein y su equipo están convencidos de que la celebración debe ser repensada. Da la impresión de que se piensa en algo similar a la Semana de la Bandera del año del Bicentenario, con un gran despliegue en la zona del Monumento y expresiones artísticas y culturales más amplias y representativas de todo el espectro social.
La intendenta dio la nota porque su discurso puso en juego cosas que excedieron el acostumbrado repaso por la vida de Belgrano y el llamado a la unidad nacional. Al bajarse del escenario confesó que tenía la necesidad de hablar de la ciudad, convencida como está de que se intenta estigmatizar a Rosario con la violencia, que es innegable, pero que con esa actitud se deja de lado todo lo bueno que se hace y pasa aquí.
La presidenta, rápida para mal predisponerse, lo interpretó distinto y por eso arrancó con una muy improvisada aclaración de que todo lo bueno que según la intendenta pasa por aquí está vinculado con el modelo nacional. Quedó claro también que hay cuestiones que Cristina considera patrimonio exclusivo. No le cabe que otros gobiernos y espacios políticos puedan ser amigos y reconocidos por Madres y Abuelas, o exhiban el desarrollo de una economía solidaria y un sistema de salud pública “de calidad” como “resistencia al neoliberalismo de los 90”.
Su durísima ofensiva sobre los jueces pareciera arrastrar algo más que la calentura porque la Corte le bloqueó la reforma al Consejo de la Magistratura. La pregunta que sobrevuela a todo el arco político es si Cristina encontró la excusa perfecta para instalar una reforma constitucional en 2014. Ya hay en la oposición quienes imaginan ahí un Caballo de Troya que esconde un intento por habilitar la re-reelección.
El fallo de la Corte sobre la Magistratura era previsible, como también el coro de elogios que llovió de la oposición sobre el máximo tribunal. ¿Mantendrán el mismo alto concepto sobre los supremos aquellos que no votaron la ley de Medios en 2009 si la Corte resuelve por la constitucionalidad de los artículos objetados?
El juego de la Rosada
La convivencia pacífica entre militancia kirchnerista y los gobiernos socialistas durante el acto del 20 de Junio tuvo mucho que ver con los acuerdos alcanzados durante la semana previa por la intendenta Fein y el secretario de la Presidencia, Oscar Parrilli.
Más aún. El gobierno de la ciudad se anotició sobre la hora de que en el acto la presidenta haría entrega de convenios por tres obras que insumen unos 100 millones. Minutos después, al subirse a la combi que los devolvía al helipuerto de Prefectura, el jefe de Gabinete Juan Abal Medina le pidió tiempo hasta el martes a la intendenta para resolver “problemas técnicos” con el crédito internacional para cloacas del que sólo falta la autorización de la Nación.
En esos gestos se puede rastrear el juego de la Casa Rosada respecto de Santa Fe y el socialismo gobernante. Despachos y teléfonos abiertos para la intendenta, en cuentagotas para el gobernador.
Para Cristina, el gobierno provincial es Binner. Y ya se sabe cuál es la actitud para con los jefes políticos provinciales adversarios.
Todo el kirchnerismo entiende ese mensaje. Por eso el gobernador de Entre Ríos, que habla fluido con su vecino santafesino, no atendió los llamados al celular a la hora de arreglar la foto de los tres gobernadores en ocasión del reciente traspaso de la presidencia de la Región Centro. Sergio Urribarri sabe que es mejor que la unión interprovincial espere un poquito más, a que trone el escarmiento por una foto junto con Antonio Bonfatti y José Manuel de la Sota.