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Sobre un país normal

Que el mundo ha perdido el rumbo ya lo sabíamos pero que Domingo Cavallo sea candidato a diputado en el país que él mismo fundió cuesta imaginarlo.

cavallo

Que el mundo ha perdido el rumbo ya lo sabíamos pero que Domingo Cavallo sea candidato a diputado en el país que él mismo fundió cuesta imaginarlo. Cavallo candidato es de una perversión exagerada. Este señor llegó a la función pública bajo el ala de la peor dictadura cívico-militar de Argentina para completar la tarea incompleta de José Alfredo Martínez de Hoz. Este ministro siniestro generó un endeudamiento de 21.000 millones de dólares en cuatro años mientras que Cavallo como presidente del Banco Central la duplicó en sólo 45 días. Como diputado trabajó para destrozar la gestión de Raúl Alfonsín, amenazando al Fondo Monetario Internacional con el no reconocimiento de los préstamos otorgados a la Argentina durante el mandato del radical.

Después reapareció con Carlos Menem y aumentó nuevamente la deuda y al rato lo traen la dupla Fernando de la Rúa-Carlos “Chacho” Álvarez para que acabe –en el amplio sentido de la palabra– con el trabajo de su maestro y, de paso con lo poco que quedaba de país que en apariencia estalló en 2001, pero que en realidad estaba reventado varios años antes.

Lo tremendo de la presencia de este hombre en la política es que los militares fueron enjuiciados pero los economistas cómplices siguen maltratando al país.

Este hombre es candidato. Alfonso Prat Gay –asesor de la banca extranjera y empleado del JP Morgan (un banco experto en fuga de capitales)– no explica cómo funcionan los paraísos fiscales, tema que conoce perfectamente, pero habla de inflación que sabe tanto como cualquier otro habitante. Él es especialista en la banca internacional dedicada a fundir países, cuestionado en su propio país, Estados Unidos.

Mientras estas cosas pasan, el asesor creativo de Hermes Binner plantea “Un país normal”, y yo pregunto qué es un país normal.

Por si fuera poco, Binner es socio político de Prat Gay y frecuenta las conferencias de la Fundación Libertad, más próxima a Cavallo, el rosarino Antonio Margariti, Prat Gay y Juan Manuel Solanet, el segundo de Martínez de Hoz durante la dictadura de Jorge Rafael Videla.

Debo reconocer que me gustaría más vivir en un país con ideas que en un país “normal”, porque lo “normal” generalmente es aburrido y falto de creatividad.

Binner y su propuesta de país “normal” no enjuició a los asesinos de los asesinados de 2001 –sólo un preso, el que gatilló a Pocho Leprati–. No se hizo nada por esclarecer las muertes de la inundación de Santa Fe, no se averiguó por qué el Banco Provincial de Santa Fe se le regaló (dejó administrar) a lavadores internacionales de dinero: los hermanos Carlos y José Rohm, Martínez de Hoz y Adalbert Krieger Vasena, además de un banco suizo y uno alemán, ambos “países serios y normales”.

A diferencia de Binner, el PRO dijo lo que le interesa, que las elecciones serán la discusión de un plan económico. Binner, en cambio, no dijo nada. Ni una idea, sólo un eslogan etéreo.

Muchachos, las elecciones son políticas, discutamos políticas no eslóganes vacíos, carentes de propuestas y candidatos incendiarios.

En síntesis, el hombre que generó una deuda equivalente a nueve veces la de Martínez de Hoz puede ser diputado y esto me humilla, tengo menos votos que el padre de la deuda externa, más despreciable que un traidor y un asesino de la patria (la economía también mata, pero más disimuladamente), en definitiva, debo ser un tipo despreciable.