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Mirar el barrio desde arriba

Por Laura Hintze.- El Frente de la Ciudad Futura tomó prestada una idea del espacio Iconoclasistas, de Buenos Aires, que consiste en recorrer de manera colectiva un territorio determinado en un mapa para reconocer lugares e identificar problemas.

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Mirar el barrio desde arriba, como si cada vecino fuera un pájaro, y señalar en un mapa –en este caso, barrio El Churrasco en zona norte– que acá queda el dispensario, allá venden drogas, a la vuelta faltan cloacas y en la otra punta hay un basural. En ese proceso, el de descubrir el propio territorio, darse cuenta que también hay cosas buenas –como una plaza o la mejor pizzería– y, ante todo, que hay otros que ven lo mismo que uno. La experiencia de encontrarse descubriendo el propio espacio lleva el nombre de “Taller de Mapeo Colectivo”, y se ha realizado en todo el mundo. En Rosario, el Frente de la Ciudad Futura decidió usarlo para llevar adelante su campaña electoral a concejal.

La propuesta es tan sencilla como interesante. Sobre un mapa, vecinos del barrio o miembros de una institución o alumnos de una escuela o usuarios frecuentes de un tren, se encuentran para señalar espacios, anécdotas, emociones, problemáticas.  Luego, en una puesta común, se cuenta lo que se vio. Los talleres de Mapeo Colectivo son impulsados desde 2008 por el espacio Iconoclasistas, que tiene asiento en Buenos Aires, y se han replicado en todo el país y el mundo. “El mapeo colectivo es una herramienta gráfica que permite, sobre un mapa, trabajar un relato colectivo acerca de un territorio. Lo que buscamos es crear un dispositivo de trabajo y construcción colectiva para poder, a partir del diagnóstico territorial, impulsar herramientas de transformación. Detectar si hace falta una plaza o  presentar un reclamo por cloacas. Aunque surgen diferentes miradas sobre el territorio, lo que permite el mapeo es encontrar lugares comunes. Todos tenemos distintos problemas y distintas visiones, ¿pero qué nos uniría sobre un determinado tema?”, explicó Julia, una de las participantes de Iconoclasistas, que viajó desde Buenos Aires para participar de uno los talleres que se realizaron en Rosario.

Los mapeos, explicó Julia, son “de todo”. Y amplió: “Trabajamos ideologías, estereotipos, medios de comunicación, mandatos sociales, el cuerpo y la violencia sobre el cuerpo, la violencia verbal. Es un taller amplio, donde, con recursos gráficos se genera un relato colectivo a partir de ciertos conceptos”. Para Pablo, también de Iconoclasistas, trabajar con gráfica e íconos colabora con un fácil y rápido entendimiento del mapa y el territorio, considerando, además, que más importante que el mapa es el momento de encuentro en sí y la puesta en común posterior. “Así empiezan a debatirse problemáticas pero también a pensar soluciones. Y aparecen cosas de lo más delirantes: hicimos un mapeo en la zona oeste de Buenos Aires, donde chocan los trenes. De eso salió que, a pesar de que el servicio era una mierda, el tren y sus estaciones son un lugar de encuentro. Todo el mundo lo toma alguna vez en el día, coincidieron con que el furgón de bicicletas es el espacio más solidario del tren, y hasta se pudo hacer una suerte de mapeo de las tocadas de culo. Cosas así aparecen, ¡delirios! Y lo de Giros podría ser uno también: reutilizar el material para una campaña electoral. Nunca lo habíamos pensado”.

En Rosario, un mapeo colectivo se realizó el sábado pasado en barrio El Churrasco, donde, al aire libre, se realizó el taller. Hubo música en vivo, mates, tortas fritas y churros pasando de mano en mano, mientras la gente se inclinaba sobre el mapa, sobre su propio barrio, y marcaba: acá hay basura, acá faltan cloacas, acá está la escuela; allá vive Juanito y del otro lado Pepita. Todo lo que hace al barrio.

“Uno de nuestros desafíos fue pensar en cómo hacer la campaña para que sea distinta. No queríamos replicar una caminata por barrios para escuchar problemas y prometer soluciones. ‘Robándole’ la idea a Iconoclasistas se nos ocurrió que el mapeo es la mejor herramienta. Con el Movimiento Giros ya la habíamos usado, porque con esto se pueden colectivizar problemas que a priori parecen individuales. Cuando se empieza a trabajar, te das cuenta de que la gente no se conoce y que todos comparten problemas. Por eso las soluciones tienen que ser colectivas”, explicó Juan Monteverde, candidato a concejal.

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