Ciudad

Cuestionan manejo de una bebé en manos de Niñez provincial

Por Graciana Petrone.- La nena fue a una familia solidaria por 3 meses pero se quedó un año y medio. Quisieron adoptarla, pero ya no pudieron.


bebedentro

Una familia compuesta por un matrimonio vive momentos de mucha angustia. Es que si bien esperaron durante 15 años poder adoptar un niño, lograron que le otorguen una beba de cuatro meses como familia solidaria, es decir en forma temporal para que la pequeña no fuera institucionalizada. Lo cierto es que la bebé se quedó un año y medio con la familia y el matrimonio quiso adoptarla definitivamente. Pero la aparición de familiares de la nena, en este caso unos tíos, determinó que fuera separada del matrimonio que la cuidó todo este tiempo para que viviera con sus tíos biológicos. Lo que no quedó claro es por qué se le otorgó una criatura en forma temporal a una familia que hace 15 años espera adoptar. Tampoco es claro por qué una tenencia temporal terminó siendo de un año y medio. El caso fue llevado por los padres solidarios a la Justicia para que determine si la pequeña se encuentra en buen estado de salud. Aseguran que si no logran la adopción definitiva de la pequeña, ya no se van a presentar como adoptantes y se muestran preocupados por la espera y la resolución judicial.

Ramón y Griselda se casaron en 1983 con el deseo de formar una familia y tener hijos. Así es que nació Bruno, que ahora tiene 26 años, pero después la familia no pudo agrandarse ya que Griselda perdió su segundo embarazo. Con la angustia de no saber qué pasaba empezaron las visitas consecuentes a obstetras y médicos clínicos que le detectaron un tumor en la matriz. Lo que sigue, es de imaginar: debieron extirparle los ovarios. Sin embargo, la imposibilidad de gestar no los acobardó y pensaron que igual podrían ser padres: padres adoptivos, aunque nunca imaginaron que el camino de la adopción se convertiría en un calvario.

A mediados de los 90, con poco más de 30 años los dos, se inscribieron como adoptantes en un Juzgado de Menores, tal como lo ordenaba la ley entonces vigente. Ramón asegura que los dos sabían que la espera sería larga pero tenían esperanzas, sobre todo porque eran muchos (incluso más de lo que se quisiera) los chicos que vivían en los hogares y albergues para menores de la provincia, aunque eran pocos los que estaban en condiciones legales de ser adoptados.

En 2009, a través de la ley 12.967, la provincia adhirió a la ley nacional 26.061 de Protección Integral de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes promulgada en 2005. Allí el matrimonio recobró las esperanzas porque justamente las nuevas reglas tenían como objetivo romper con el modelo de patronato vigente hasta entonces y consideraba a los menores “como sujeto de derecho y no como objeto de tutela”, de modo que los que estaban alojados en hogares debían revincularse con su familia de origen o ser adoptados en forma definitiva. Sin embargo, tampoco tuvieron novedades.

En los años siguientes el matrimonio se ofreció como familia solidaria, una figura que a fines de 2012 sería incompatible con el carácter de adoptante. Así es que albergaron a una beba de cuatro meses durante casi un año y medio, por más que el programa estipula que el tiempo que el menor debe pasar con estas familias no debe superar los tres meses. “Pasó un mes y luego dos desde que recibimos a la nena y no nos llamaban desde la Dirección de Niñez y Adolescencia para saber cómo iba la adaptación ni cómo estaba la bebé”, aseguró Ramón.

Según contó el hombre, fueron ellos los que contactaron al organismo para preguntar por qué no tenían novedades ni recibían trabajadores sociales para la evaluación de la menor. “Nos dijeron que no nos hiciéramos problema”, aseguró. También dijo que, en cambio, sí los llamaron un tiempo después para preguntarles si podían albergar a otro nene junto con la bebé. “Le dijimos que no, no porque no quisiéramos sino  porque preferimos dedicarnos a la niña que era muy chiquita”, explicó.

Como era de esperarse, Ramón y Griselda se encariñaron con la nena. Al año de tenerla en su casa apareció un tío y desde la Dirección de Niñez y Adolescencia intentaron revincular a  la menor con su familia de origen. De acuerdo al relato de Ramón, el tío de la bebé les confió que a ellos (por su familia) les superaba la situación de la tenencia de la nena. “Como éramos adoptantes expresamos nuestro deseo de adoptarla, pero seguimos con el proceso de revinculación que consistió, nada más, en tres visitas de una hora en la sede de la Dirección, y después de eso se fue a vivir a la casa de sus tíos”, detalló.

A pedido de la familia de origen de la nena se amplió el régimen de visita para Ramón y su esposa, quienes deseaban mantener contacto con la nena o en su defecto, cortarlo de manera progresiva de modo que fuera menos violento para todos, ya que después de vivir más de un año con ellos se había producido un vínculo estrecho por parte de los tres. Sin embargo, el tío de la nena quiso que la familia solidaria no la viera más.

“Fue muy duro para nosotros, sobre todo porque habíamos iniciado los trámites de adopción a los que los tíos no se opusieron en un principio”, sostuvo. Tiempo después, de acuerdo a lo que indicó el padre solidario, les llegó una información extraoficial de que la nena no estaba en óptimas condiciones y fue así que el matrimonio pidió la intervención de la Justicia para que la Dirección de Niñez y Adolescencia realizara el correcto seguimiento de la menor en su nuevo hogar, “lo que no se hizo siquiera cuando estuvo en nuestra casa”, agregó.

Hoy Ramón espera que se revierta la situación y que puedan al fin volver a ser padres. Sin embargo, el hombre teme que a raíz de su pedido en la Justicia, desde la Dirección de Niñez y Adolescencia, que es el organismo que evalúa a las posibles familias adoptivas, hayan labrado informes que serían contraproducentes para su condición de adoptantes. “Hace 15 años que esperamos y cuando cambió la ley nos aseguraron que se respetarían los lugares de acuerdo al tiempo que llevamos, pero en una de las entrevistas nos dijeron que éramos muy grandes”, confesó preocupado.

También dijo que en caso de no tener suerte con la beba que cuidaron durante más de un año, no saben si van a volver a presentarse en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con fines Adoptivos (Ruaga). “No estamos disconformes con la Justicia, en absoluto, pero sí con la Dirección de Niñez y Adolescencia que quieren revincular a los chicos a toda costa con su familia de origen, lo que no está mal, por el contrario, pero lo cierto es que no hacen el seguimiento correspondiente y se desentienden de las situaciones particulares de cada niño. Por eso, aunque no podamos adoptar a la nena sabemos que todos nuestros pedidos en Tribunales harán que haya control sobre su cuidado actual”, finalizó.

Comentarios

10