Mientras se cumple hoy el 40 aniversario del cruento golpe militar de Augusto Pinochet contra el presidente Salvador Allende que dio inicio a una feroz dictadura de 17 años que dejó miles de muertos, desaparecidos y exiliados, Amnistía Internacional (AI) reclamó al gobierno de Chile la derogación de la ley de amnistía que otorga impunidad a los miembros del régimen, con un pedido firmado por más de 25.000 personas y que fue entregado ayer.
La organización de defensa de los derechos humanos, con sede en Londres, hizo llegar al Ejecutivo chileno un pedido que exige la abolición de esa ley de 1978, que exime de responsabilidad a las personas que cometieron abusos entre 1973 y 1978.
Además, pide que se tomen medidas para garantizar justicia, verdad y reparación a víctimas que siguen desaparecidas después del 11 de septiembre de 1973.
“Es inaceptable que 40 años después del golpe todavía haya obstáculos a la búsqueda de justicia, verdad y reparación en Chile”, declaró en comunicado la subdirectora del programa para las Américas, Guadalupe Marengo.
“La ley de amnistía continúa protegiendo de procesamientos a violadores de los derechos humanos, hay aún largos retrasos en los procesos judiciales y las sentencias no reflejan la gravedad de los crímenes cometidos”, añadió.
La organización también exigió que los juicios a militares y fuerzas de seguridad se tramiten en tribunales civiles.
Tirados en la Alameda
Un millar de personas se recostó ayer sobre la vereda norte de la histórica Alameda, la principal calle de Santiago de Chile, evocando a los muertos y desaparecidos que dejó la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990). Hoy los actos y marchas se multiplicarán.
Desde hace semanas hay decenas de actividades todos los días en universidades, museos y antiguos centros de exterminio. La reflexión y recuerdo por el golpe militar y los crímenes posteriores acapararon las actividades del gobierno, la oposición y la Iglesia católica.
Skármeta: “Es el punto más feroz e indigno de la historia política latinoamericana”
El escritor chileno Antonio Skármeta recordó que el 11 de septiembre de 1973 el presidente Salvador Allende iba a llamar a un plebiscito de manera de aliviar el ambiente social y político que tenía enfrentada a la sociedad chilena. “Yo estaba esperanzado de que eso podría desembocar en la solución a un conflicto que estaba muy tenso”, contó a la agencia Ansa el autor de “Ardiente Paciencia” y “El Cartero de Neruda” al relatar su experiencia al cumplirse 40 años del golpe de Estado en Chile. Para el escritor “ese golpe es el punto más feroz, más indigno de la historia política latinoamericana”.
“Tengo claramente formada una opinión acerca del carácter del golpe, que no se ha modificado un ápice desde el momento mismo que lo viví el 11 de septiembre: fue un atropello a la historia de Chile, a su democracia y a la legalidad”.
“Fue un movimiento absolutamente desproporcionado en su violencia y en su humanidad para aplastar lo que era apenas un proceso de reformas y de profundización de una democracia que siempre se respetó”, afirmó.
El novelista y filósofo vivía en Santiago, relativamente cerca del lugar donde trabajaba, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Chile.”Nos reunimos con los profesores y se vio con toda claridad que el golpe era inminente: permanecimos en nuestros lugares de trabajo hasta que los dirigentes sindicales o políticos nos dieran instrucciones de qué hacer”, rememoró.
Skármeta relató que “ya hacia la noche se vio la magnitud del golpe y –por lo menos en el ambiente académico– se produjo una rápida dispersión. Se entendió que cualquier tipo de resistencia, para lo cual no había ninguna preparación, era imposible”.
En aquel entonces, Skármeta tenía 32 años, una esposa y dos hijos pequeños, de 4 y 6 años. “El 12 de octubre de 1973 partí porque un artista de cine alemán, alarmado por la dimensión de la violencia, me mandó un pasaje para viajar a Europa”. Agregó que “la misma atención tuvo con Raúl Ruiz (director de “Tres Tristes Tigres”). En un vuelo Lufthansa viajamos con él en el mismo avión. Mi destino final fue Berlín Occidental y Ruiz finalmente fue a Francia”.