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Distinguieron a cinco rosarinos entre los científicos de la década

Ayer fueron galardonados con los diplomas Konex por su labor. Trabajan en el Instituto de Biología y en el de Química.

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Cinco científicos rosarinos que realizan su labor en el Centro Científico Tecnológico del Conicet Rosario recibieron ayer el galardón por estar considerados entre los cien más destacados del país en la década 2003-2013. Néstor Carrillo, que investiga los efectos del estrés ambiental en plantas; Teodoro Kaufman, que investiga la síntesis de compuestos en relación a la calidad de los medicamentos; Ernesto Mata, que trabaja sobre la combinación de moléculas por síntesis; Alejandro Olivieri, que trabaja sobre el procesamiento y análisis de datos numéricos en laboratorio, y Alejandro Vila cuyo tema es la resistencia bacteriana a antibióticos –es claro que la descripción no se ajusta a las complejidades de lo que cada uno hace– recibieron diplomas Konex en Ciencia y Tecnología, en un acto que se realizó en la sede de la fundación.

Los premios Konex son otorgados una vez al año en un área determinada por parte de la fundación creada por el abogado y empresario Luis Osejevich en 1980. Desde entonces reconocen a personas e instituciones destacadas en áreas que se repiten cada decenio. El primer premio Konex fue para la actividad deportiva en 1980; al año siguiente fue para la actividad del espectáculo y en 1982 para las artes visuales. En 1983 el reconocimiento fue para científicos argentinos, distinción que se repitió en 1993 y en 2003. Ahora es la cuarta edición y cinco investigadores fueron reconocidos en 20 categorías. Entre ellos Olivieri fue uno de los cinco en fisicoquímica, química inorgánica y analítica; Carrillo en biotecnología; Kaufan y Mata en química orgánica y Vila en bioquímica y biología molecular

En 2005 la fundación Konex  inauguró su Ciudad Cultural, un espacio para todo tipo de expresiones culturales. Allí se entregaron los galardones anoche.

Desde el Conicet Rosario se difundió la trayectoria y el desempeño actual de cada uno de los rosarinos galardonados. Los cinco pertenecen al Instituto de Biología Molecular y Celular (IBR) y al Instituto de Química (Iquir), dos instuciones que surgieron con la fusión de distintos departamentos de investigación en facultades de la Universidad Nacional de Rosario y del propio Conicet. En 1987 una línea de trabajo conjunto de distintas divisiones fue el embrión de lo que después sería el Programa Multidisciplinario de Biología Experimental y el IBR. La conformación del Iquir es más reciente:  en 2007 y a partir de una situación análoga entre áreas de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas y el Instituto de Química Orgánica que funcionaba bajo la órbita del Conicet.

Los premiados

Néstor Carrillo es investigador superior de Conicet en el Instituto de Biología Molecular y Celular (IBR) y profesor de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR. Realizó su doctorado como becario del Conicet y luego realizó estudios posdoctorales en Alemania y Estados Unidos. Su actual tema de investigación es el estrés ambiental en plantas: “Es una problemática interesante desde el punto de vista agronómico, porque más del cincuenta por ciento del rendimiento de las cosechas puede caer por condiciones ambientales adversas”, explica él mismo.

Carrillo cuenta que comenzó estudiando ingeniería y luego se pasó a bioquímica. Fue allí donde descubrió que “para ser un científico exitoso no hace falta ser un superdotado”, y que “el método y la curiosidad son un motor fuertísimo para motivarse”. E insiste en que en su caso la elección de la carrera no fue premeditada. Sostiene que “hay una validación histórica del rol de la ciencia en el progreso de los pueblos” y que los científicos cumplen un rol crucial, especialmente, en sociedades como la argentina: “Como alguien dijo: «Somos demasiado pobres como para darnos el lujo de no tener investigación científica»”.

Teodoro Kaufman es investigador principal de Conicet y actual director del Instituto de Química (Iquir). Es también profesor titular del departamento de Química Orgánica del Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR. Comenzó su carrera en el Conicet en 1982 como becario y realizó estudios posdoctorales en Estados Unidos e  investigación en Brasil.

Kaufman recuerda que desde muy pequeño tuvo fascinación por la ciencia en general: “Llegué a armar un pequeño laboratorio químico casero antes de terminar la secundaria, que se fue perfeccionando durante mi época de estudiante universitario y que permitió realizar síntesis complejas y en múltiples etapas”, recuerda. Actualmente, él y su equipo se encuentran estudiando la síntesis de productos bioactivos (antiparasitarios, antibióticos, anticancerígenos, entre otros) y sus aspectos químicos y físicoquímicos que hacen a la calidad de los medicamentos. Para su visión, los científicos pueden definir liderazgos globales y hasta darle voz propia a las naciones. “Pero por sobre todo, el papel primordial es o debería ser el de representar la esperanza de un mañana mejor, a lograrse mediante el buen uso de su ciencia”.

Ernesto Mata es investigador principal de Conicet en el Iquir, donde comenzó su carrera hace 28 años. También se desempeña como profesor titular del área de Química Medicinal de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR y como director del doctorado en Química.

Su grupo desarrolló en el país la primera línea de investigación en metodologías de química combinatoria y diversidad molecular, un conjunto de métodos que permiten acelerar la producción de moléculas orgánicas por síntesis. Según explica, “las moléculas orgánicas son el componente activo de los medicamentos, por ello estas metodologías son importantes en el área relacionada con el descubrimiento de nuevos medicamentos”.

“Los científicos tenemos un importante compromiso con la sociedad en que estamos insertos”,  remarca Mata al referirse al rol de los investigadores. “Hoy hemos tomado conciencia de la importancia de hacer conocer nuestro trabajo y los beneficios que de ello surgen hacia la sociedad a la que pertenecemos”.

Alejandro Olivieri es investigador superior de Conicet en el Iquir y profesor titular del área de Química Analítica General de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR. Comenzó su carrera en el Conicet en 1983 como becario doctoral y luego realizó estudios posdoctorales en Estados Unidos.

Se especializa en la quimiometría, una disciplina relativamente reciente que reúne química con matemática y estadística y aplica esas herramientas teóricas al análisis de datos numéricos provenientes, por ejemplo, de instrumentos y de análisis químico de sustancias y muestras biológicas, farmacéuticas, industriales, ambientales, entre otras. Para él, la ciencia ha tenido éxito en empresas consideradas casi imposibles en el pasado, como la exploración espacial, la cura de algunas enfermedades mediante la medicina moderna y la producción de materiales con propiedades antes inconcebibles. Pero se esperanza con que tenga “un éxito similar en otras empresas de la misma o mayor importancia, como la de mitigar el hambre y la miseria e impedir la guerra”.

Alejandro Vila es investigador superior del Conicet  en el  IBR del que actualmente es director. También es profesor asociado de Biofísica en la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR.  Realizó estudios posdoctorales en Italia. Por su labor científica ha recibido numerosos premios: experto en estructura-función de proteínas, es uno de los pioneros en la aplicación de la técnica de resonancia magnética en biología estructural en el país. Sus temas de investigación incluyen el estudio de la resistencia bacteriana a antibióticos, y el desarrollo de estrategias para controlarla, y los mecanismos de transporte y almacenamiento de metales en sistemas biológicos.