Comenzó la octava Jornada de Historiadores y Crónicas Barriales en el Centro Cultural Cine Lumière (Vélez Sarfield 1027). En la jornada de hoy las charlas comenzarán a las 9 y entre las ponencias de ayer y de hoy se irán conocido historias de cada zona de la ciudad y hasta de un barrio de la ciudad colombiana de Bogotá, que se asemeja al barrio Refinería (ver aparte). Durante los encuentros se exponen investigaciones, registros fílmicos y fotográficos de historiadores profesionales y aficionados, pero el inicio de ayer tuvo una charla especial: fue dirigida a los alumnos del colegio Las Heras con una temática atractiva, “El Noviazgo entre los años 1900 y la actualidad”.
En cada encuentro anual, los historiadores llegan con su material preciado para exponer sobre la historia de su barrio, esa que ellos pueden relatar en base a recuerdos, vivencias, fotografías y datos de investigaciones artesanales. Si bien no dejan de lado la historia general de Rosario, “cada uno cuenta sus particularidades, la historia del barrio desde su vivencia personal”, explicó Gustavo Fernetti, vicepresidente del Museo Itinerante de Barrio Refinería, institución que se cuenta entre de los organizadores del encuentro.
“Entre ellos no se conocían y de a poco se fueron formando grupos de amigos debido a la pasión que comparten por la investigación y el intercambio de anécdotas”, continuó Fernetti, no sin marcar que las amistades entre historiadores no fue algo fácil de lograr. “Antes que comenzaran las charlas, el que investigaba la historia del barrio era conocido como «el viejo que junta fotos» y de allí, ese anonimato en la investigación llegaba a cultivar cierto egoísmo y les fue difícil compartir esa información, como el registro fotográfico que poseían”, ilustra.
A modo de inmortalizar estas investigaciones, cada ponencia en estos encuentros se archiva en el museo y quedan a disposición de alguna investigación o trabajo especial. “Aunque no haya una política ni estatal ni privada de publicar e inmortalizar la historia de los distintos barrios, la tenemos en nuestro museo”, agregó Fernetti, y junto a la presidenta del museo, Ángela Tasca, destacaron el caso de Salvador Terrazzino, oriundo del barrio Refinería y autor de Remember Refinería (junto al poeta Eduardo Píccolo) un boletín de entrega gratuita, gracias a las colaboraciones que hicieron los comercios del barrio.
“Terrazzino visitó a cada comercio para que los ayudaran, esa su sueño, tenía un amor por el barrio y esa historia es la que publicó con anécdotas, fotos y poemas”, relató Tasca. Fernetti agregó la exhaustiva cantidad de detalles que brindaba: “Hasta describió a todos los bares de Refinería, desde Génova al Cruce Alberdi, pero no puso una sola dirección. Sabemos que existen esos bares, yo los vi, pero es un punto que atenta con los académicos aunque que es sumamente rico en el recuerdo de la gente”.
Noviazgo e historias
La primera charla de ayer (hubo una en la mañana y otra por la tarde) fue dirigida a alumnos de la escuela Las Heras con la temática “Noviazgo e historias” y cómo fue cambiando la relación de pareja entre 1900 y la actualidad.
A lo largo del encuentro, los chicos fueron conociendo a través de anécdotas y fotos cómo cambiaron las parejas. Por ejemplo, el control de los padres sobre la pareja que tenía su hija los tiempos. “Una chica demoraba una semana en decirle «No» a alguien y hoy es inmediato”, diferenciaron.
A comienzos de 1900, una foto de casamiento mostraba al hombre sentado y a la mujer, con su vestido blanco, parada a su costado. “Eso ya no sucede, hoy los roles se comparten, se admite la crisis del noviazgo y si la cosa no resulta se separan. Antes, una mujer a la que la había dejado el novio era condenada, quedaba sola en su casa y hasta llegaba a ser la solterona de la familia”, explicó Ángela Tasca.
“Vos no podías salir sola con tus amigas –recordó–, mucho menos con tu novio. Recuerdo que yo tenía 4 ó 5 años y me mandaban a salir con mi prima y su novio. Yo tenía que buchonear todo lo que veía, pero la verdad que ni los molestaba porque los espiaba mientras se besaban y no contaba nada. Es más –continuó–, mi primer marido, cuando era mi novio, sufrió muchísimo porque fue el único que se animó a pedirle mi mano a mi papá. El que no pedía la mano seguía de largo, por más enamorada que una esté”.
Asimismo ambos señalaban su muñeca recordando el horario de llegada que su padre le daba cuando salían. “Uso reloj desde que tengo uso de razón, por ese motivo”, dijo Tasca.
Palabras de ayer y de hoy
Fernetti recordó que a lo largo de los años hubo frases que desaparecieron y otras (específicamente las que se refieren a lo carnal) siguen en vigencia entre los jóvenes. “Me acuerdo que frases como «acercar la chata», «arrastrar el ala», «aceitar los patines», ponerse de novio y estar «dragoneando», hoy más conocido como «pollerudo» (el dragoneante era el alcahuete, el que estaba detrás del oficial en el ejército). Y hoy, entre los chicos, sigue vigente el significado sexual de «franeleo» y «transa»”.
“Mi sobrino, por ejemplo, hoy tiene terror de confesarle su amor a una chica que le gusta mucho. Inclusive hoy vemos a las chicas que son las que avanzan, sobre todo las adolescentes”, remarcó Fernetti.
En la misma línea, mitad en serio y mitad en broma, Tasca remató: “Es evidente que en estas décadas, la mujer ha ganado terreno en todos los sentidos”.