“Somos una izquierda totalmente distinta a las otras opciones, sobre todo porque hay una construcción cotidiana que va mucho más allá de las elecciones y de ocupar espacios de poder. Lo diferencial del Frente para la Ciudad Futura (FpCF) tiene que ver con que no solamente resistimos este modelo de ciudad que criticamos sino que además estamos construyendo todos los días en los territorios de la ciudad ese otro modelo posible”. Así se expresó Juan Monteverde, primer candidato a concejal de Rosario del Frente para la Ciudad Futura, la herramienta electoral del Movimiento Giros junto al Movimiento 26 de Junio y de Unión del Pueblo.
En su primera incursión electoral en las primarias de agosto, el FpCF cosechó 8.592 votos (1,91 por ciento). Ahora, y de cara al 27 de octubre, Monteverde, en diálogo con El Ciudadano, indicó que aspira a pelear la última banca en juego.
“Llegamos después de ocho años de militancia como movimiento social, como Giros. Por un lado de construcción en los territorio de la periferia de Rosario y por otro lado con un cuestionamiento muy fuerte al modelo de ciudad que viene proponiendo el socialismo. De hecho cuando como movimiento, sin ser concejales, logramos que se apruebe en el Concejo la ordenanza «Ya Basta», que termina con los barrios privados en Rosario, muchos nos dijeron que era el momento que Giros se presente a elecciones”.
“Para eso había dos cuestiones fundamentales, una que los movimientos sigan construyendo –como por ejemplo el primer bachillerato popular de la provincia de Santa Fe, toda la cadena productiva con el tambo–, que no se disuelva todo en la idea de partido y por otro lado mantener la autonomía que teníamos también en lo electoral”, agregó.
—¿Los sorprendió el resultado de las Paso?
—No nos sorprendió, de hecho teníamos pensado hacer una buena elección. Lo que sí, se dio un resultado muy parejo entre el lote de quienes disputamos la última banca. La realidad es que la última banca se la puede quedar Carlos Cossia con el aparato de Hugo Moyano; Sebastián Artola con La Cámpora; Alberto Cortés con el PCR, el MST y demás; el FIT o nosotros. Con la historia que tienen esos movimientos, nosotros somos una voz nueva que puede aportar mucho en el Concejo a dinamizar la discusión y a generar avances concretos en la ciudad.
—¿Cómo se paran ante las otras opciones de izquierda que hay en la ciudad?
—Somos una izquierda totalmente distinta a las otras opciones sobre todo porque hay una construcción cotidiana que va mucho más allá de las elecciones y de ocupar espacios de poder. Lo diferencial del Frente para la Ciudad Futura (FpCF) tiene que ver con que no solamente resistimos este modelo de ciudad que criticamos sino que además estamos construyendo todos los días en los territorios de la ciudad ese otro modelo posible. Para nosotros lo fundamental de ocupar una banca en el Concejo tiene que ver no tanto con lo que pueda lograr ese concejal solo, sino con la dinámica que se da entre afuera y adentro del Concejo. Porque si no el concejal solo queda como una cuestión meramente testimonial y tenemos casos de que pasan los mandatos sin pena ni gloria. Nosotros ponderamos la política local como un lugar de transformación trascendental y que no casualmente hoy las discusiones del Concejo están muy lejos de ese nivel de debate político. Me parece que nuestros votos son de izquierda pero también de kirchneristas que no encuentran una representación en Rosario, socialistas defraudados, es mucho más amplia.
—¿Cuáles son sus propuestas?
—No queremos hacer el listado de problemas que todos sabemos que existen y 7 soluciones mágicas porque es hacer más de lo mismo y seguir errando, es sacarle la mirada de integralidad que tienen los problemas. Proponemos 5 frentes de construcción: frente político, frente social, frente territorial, frente económico y frente ético.
El frente político tiene que ver con esta idea de generar mecanismos de traspaso de poder de decisión a los ciudadanos. Hay decisiones de grandes proyectos que para nosotros no se tiene que discutir sólo dentro del Concejo, como el casino, las grandes urbanizaciones, el transporte. Por el impacto que tienen, lo debe discutir toda la ciudadanía, por ejemplo proponemos la implementación del sistema de plebiscito, consultas populares.
El frente territorial tiene que ver con el modelo de ciudad, de la tierra, de la infraestructura, lo que hay que pensar es un modelo radicalmente distinto. Se dice que un problema es el déficit habitacional y otro es el transporte, cuando en realidad están articulados, si la ciudad sigue apostando por un crecimiento centralizado, que esté todo en el centro, va a pasar lo que viene pasando que colapsan los servicios, que el transporte es ineficiente, no hay vivienda, el precio de la tierra es caro. Lo que hay que generar es nuevas centralidades, que no esté toda la cultura, la actividad económica, el ocio en dos o tres lugares sino que se empiece a distribuir geográficamente. Para eso necesitás el instrumento de la inmobiliaria pública: que el Estado retome la capacidad de planificación y urbanización de la ciudad que hoy está totalmente privatizada, que pueda pensar urbanizaciones públicas, tomar tierras que hoy están sujeta a la especulación inmobiliaria y que se convierta en tierra pública. Por otro lado atacar una cuestión que es central para la mayoría de los rosarinos que son las cuestiones de los alquileres y los permanentes abusos de la inmobiliarias, los precios, las garantías, las condiciones, algo que sufre la mayoría de los rosarinos.
El frente económico tiene que ver con poder descentrar el perfil que está tomando Rosario de una economía de servicios y turística y retomar el perfil productivo. En ese sentido la periferia es un eje estratégico, pensar que no solamente deben ser asentamientos irregulares o barrios semiprivados sino que se puede poner esa tierra una parte para vivienda pero otra para emprendimientos productivos de escala, no digo solamente la economía social. Algo demostramos nosotros con el tambo que tenemos y la cadena láctea que produce.
El frente ético que tiene que ver con esta idea de pensar que no vamos a construir una ciudad y una sociedad mejor si no construimos hombres y mujeres mejores hoy. Eso también es una tarea del Estado, fomentar la solidaridad, el voluntariado, que son centrales a la hora de pensar en qué tipo de sociedad vivimos.
«Se pueden desarrollar políticas locales contra el narcotráfico»
«A partir de la intendencia de Miguel Lifschitz se da un vuelco en qué tipo de política empieza a desarrollar la ciudad. Entendemos que en 2003 Lifschitz lo que hace es posicionar a Rosario como una ciudad que pueda captar el excedente que estaba generando el modelo agroexportador con la soja. Para eso desreguló los mercados de suelo, dijo «vengan los urbanizadores a hacer lo que quieran» y eso a su vez generó las condiciones óptimas para el lavado de dinero, muchas veces proveniente del narcotráfico», analizó Monteverde.
«Eso sumado a la cuestión del autogobierno policial y la corrupción estructural de la Policía dio este cóctel explosivo. Al contrario de solucionar los problemas, creó problemas nuevos como el narcotráfico», agregó.
«Una de las cosas diferentes del FpCF es terminar con la jurisdiccionalización de la política, esto de que «este es un problema municipal, este de la provincia, este de la Nación». La realidad es que los problemas aparecen acá, en Rosario, en los barrios. El narcotráfico es un delito federal, la Policía que es el actor principal de la gestión del delito organizado es provincial, ahora, el problema de los búnkers está en los barrios. Para nosotros se pueden desarrollar políticas locales que se hagan cargo de esto», concluyó.