Las elecciones de hoy tienen la particularidad de que empiezan a definir 2015. Y 2015 tiene la particularidad de que por primera vez desde 2003 no habrá un presidente de apellido Kirchner. Un apasionante y por momentos insondable océano de posibilidades está abierto. Hoy las urnas arrojarán los primeros destellos sobre el horizonte.
Los resultados de esta noche influirán mucho en las decisiones que tome la presidenta cuando termine de recuperar su salud. Se descuentan cambios; pero dónde, cómo y cuándo es una incógnita. Su ausencia en la campaña y el protagonismo de Daniel Scioli, haciéndose cargo de la campaña, incluso más allá de los confines de la vasta Buenos Aires, son datos clave de lo que viene.
Organizaciones kirchneristas disputan la construcción del porvenir, incluso debaten en público. Por un lado el desafío es fortalecer a la presidenta para evitar el riesgo de que el poder se escurra como agua entre las manos; por el otro la imperiosa necesidad de recrear un futuro político sin Cristina pero que sea suficientemente atractivo como para evitar el desbande.
La reestatización del ferrocarril Sarmiento decidida en forma personal por el ministro del Interior y Transporte, a pesar de que hay un vicepresidente en ejercicio y un jefe de Gabinete en funciones, expuso las tensiones que conviven en la Casa Rosada, que en el fondo tienen que ver con el futuro.
Scioli, ese sapo de otro pozo que contra todos los pronósticos se vuelve cada más imprescindible, y el gobernador de Entre Ríos Sergio Urribarri, la figura kirchnerista más cercana a los de paladar negro, están llamados a roles protagónicos en la película sobre la herencia kirchnerista.
Santa Fe
Toda la Argentina danza con la misma música de fondo. El horizonte de recambio, con o sin kirchnerismo en el poder, irradia sobre la política de punta a punta del país.
Santa Fe no escapa a las generales de la ley a pesar de ser gobernada por una coalición opositora. Sin control de la Legislatura, la administración de Antonio Bonfatti está obligada a seguir muy de cerca la vida interna del PJ, navegar en sus contradicciones internas y mantener con celo el centro de la escena.
El peronismo es un actor clave de la gobernabilidad en Santa Fe y a la vez una caja de Pandora. Mañana mismo empieza a discutirse el recambio generacional ya iniciado que tiene a Omar Perotti y María Eugenia Bielsa –ninguno es candidato en esta elección–. Al mismo tiempo las urnas consolidarán un escenario nacional que abre el juego a realineamientos internos. Kirchnerismo, sciolismo y el espacio referenciado en Sergio Massa son los tres polos de acumulación en vistas a 2015.
El gobernador Bonfatti espera hoy que el Frente Progresista ratifique los resultados obtenidos en las primarias de agosto pasado para encarar los aspectos cruciales de los dos próximos y últimos años de gestión.
Sin reelección posible, el gobernador empieza a planificar una sucesión ordenada en la Casa Gris. Protagonizar ese proceso es clave para evitar zozobras en el último tramo del gobierno y conservar la unidad de acción del gobierno hasta el último día.
Seguramente el gobernador aprovechará la salida del gabinete del ministro de Salud Miguel Cappiello (en diciembre asumirá en el Concejo de Rosario) para hacer más retoques y ajustar engranajes de la gestión. Son pocas las áreas que en estos seis años de gobierno del Frente Progresista aún no fueron renovadas.
Prueba de clasificación
La elección de concejales en Rosario también delineará nuevos escenarios para la intendenta Mónica Fein. En el primer piso del Palacio de los Leones hace tiempo que saben que hay ciclos agotados en segundas y terceras líneas que requieren renovación. Fueron sometidas a presión, desgaste y cometieron errores no forzados.
Las expectativas de la oposición rosarina en los comicios de hoy son importantes. Están los que se prueban por primera vez, los que van por más y los que piensan en 2015.
Éstos últimos juegan su propio partido. Los comicios de hoy son como una prueba de clasificación, un examen obligatorio para posicionarse en la pelea por la Intendencia dentro de dos años.
A transpirar la camiseta
Los resultados de las urnas alzarán ganadores y hundirán perdedores. Posicionarán candidatos, fortalecerán espacios políticos, confirmarán liderazgos y reconfigurarán relaciones de fuerza en el Concejo Municipal y el Congreso de la Nación. El resto del camino hay que transitarlo y disputarlo.