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Penado por intento de homicidio

El condenado, apodado Cambicho y de 60 años, irá a prisión por balear a una travesti junto a su hijo. El hecho ocurrió en noviembre de 2010 en barrio Las Flores. La víctima fue alcanzada por cuatro proyectiles que la dejaron cuadripléjica.


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Un hombre de 60 años apodado Cambicho fue condenado a 9 años de prisión por el intento de homicidio a una travesti que vivía frente a su casa en barrio Las Flores. De acuerdo con la causa, el hombre cometió el ataque junto a uno de sus hijos, conocido en las crónicas policiales como Jonita, quien hasta su muerte en 2012 supo cultivar el terror en la zona sur junto a Elías C., quien se encuentra procesado por cuatro homicidios. Ahora, Cambicho fue hallado culpable de la tentativa de homicidio contra Sandra, una joven travesti que tras el ataque en su contra quedó paralítica. La defensa apeló el fallo.

Cambichos o Chumbitas es el nombre que recibe un grupo de pibes de barrio Las Flores que se hicieron conocidos durante su adolescencia por cobrar peaje a los repartidores de mercadería que ingresaban al barrio. Pero la violencia que el grupo utilizaba fue en crecimiento, al igual que el tipo de delitos que cometían. Con el tiempo se les achacaron mejicaneadas, balaceras, robos y homicidios. El grupo estaba encabezado por Elías C., quien hoy se encuentra detenido y procesado por cuatro homicidios; y Jonatan Ávalos, un chico de 17 años sobre quien pesaba la sospecha de la comisión de varios hechos de muerte, aunque su vida se apagó la madrugada del 8 de junio de 2012 cuando fue baleado por Sergio Ramón P., alias Pototo, mientras se encontraba en Caña de Ámbar y Pasaje Melián junto a un amigo.

El nombre de la banda surgió de los apodos de Elías C., quien es conocido como Chumbita; y el padre de Jonita, Miguel Ávalos, apodado Cambicho.

La noche del 5 de noviembre de 2010, Sandra, una travesti que vivía en una casa ubicada en España al 7000, frente al domicilio de los Ávalos, fue atacada a tiros. La víctima se encontraba en el patio delantero de la vivienda junto a unas amigas, cuando Cambicho se presentó en el lugar junto a su hijo Jonita, por ese entonces de 15 años. Ambos estaban armados y, según refirió la víctima, el padre comenzó a gritar “matalo, matalo”. En una primera declaración en sede policial, Sandra sostuvo que Jonita le había disparado dos veces en el pecho y un par de veces por la espalda, mientras ella escuchaba que le decían “ponelo de cabeza”. Sin embargo, en sede judicial refirió que el que disparó fue Cambicho y una vez que cayó de espaldas ya no pudo advertir quien efectuó el resto de los disparos. La travesti sostuvo que el origen de la disputa se remonta a las denuncias que Sandra realizó en la subcomisaría 20ª por los robos que sufría por parte de los hijos del ahora condenado.

Tras el ataque, Sandra fue trasladada al hospital Roque Sáenz Peña y desde allí al Heca, donde le diagnosticaron un balazo en la clavícula izquierda, en el dedo pulgar derecho, múltiples heridas de bala en la zona dorsal y lumbar que le generaron paraplejia y pérdida de control de esfínteres en forma permanente e irreversible.

Cuando Cambicho fue detenido, en el medidor del servicio de luz  se halló una riñonera negra y en su interior un revólver calibre 38 que tenía pólvora deflagrada en el caño. En su descargo, el acusado sostuvo que no participó en el hecho y que desde las 18 de ese día él había estado en el interior de su casa, aunque las pruebas colectadas durante el juicio a cargo del Juzgado de Sentencia de la 5ª Nominación, a cargo de Gustavo Salvador, contradijeron sus dichos.

El juez consideró que si bien la víctima no brindó una versión demasiado clara en cuanto a la individualización de los atacantes, sus dichos se lograron contraponer con el resto de los testimonios que apuntan como autor de los disparos a Cambicho. Además, el juez consideró que si bien puede vislumbrarse una disputa barrial sobre el ejercicio de ciertos territorios o actividades de venta de sustancias ilegales, del hecho puntual no surge ningún dato que demuestre animosidad de la víctima como desliza la defensa del imputado, refiere el fallo.

La versión de Ávalos fue considerada por Salvador como meros intentos de tratar de alivianar su situación procesal y descartó los dichos de su hijo, que se atribuyó la autoría de los disparos, lo que evaluó como un intento de desligar a su padre del hecho.

Así, el juez entendió que la finalidad de Miguel Ávalos no fue otra que ocasionar la muerte de la travesti, ya que impactaron en la víctima al menos 4 disparos. Por esto resolvió condenar al acusado a la pena de 9 años de cárcel por el delito de tentativa de homicidio agravado por el uso de arma y la participación de un menor.

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