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Lo que recibirá Bachelet

Es indiscutible que la economía chilena ha roto en los últimos años todos los esquemas de crecimiento de la región.

Es indiscutible que la economía chilena ha roto en los últimos años todos los esquemas de crecimiento de la región, es estable, sin turbulencias y representa un imán para las inversiones extranjeras. Los mejores indicadores se registraron desde la asunción de Sebastián Piñera en 2010, en parte por el impulso de la reconstrucción tras el fatídico terremoto de febrero de ese año y por la cosecha de las ganancias de la exportación de cobre. Pero la fiesta pierde ánimos. Las previsiones del gobierno apuntan que el crecimiento continuará desacelerándose desde el 5,5 por ciento de antaño, hasta un 4 por ciento. El dato no es menor si se colocan en paralelo las propuestas de campaña de Michelle Bachelet –disputará el balotaje el 15 de diciembre– que están pautadas para incrementar el gasto social.

Sebastián Piñera dejará el mandato con una inflación que no supera el 3 por ciento y una de las tasas de desempleo más bajas de la historia, un 5,7 por ciento, unas cifras envidiables pero con alto costo de mantenimiento. “Este escenario se debe a varios factores, fundamentalmente al menor desarrollo de China que trajo aparejado la menor demanda de nuestros commodities y, sobre todo, Chile estaba creciendo sobre una coyuntura que culmina y que se originó con el levantamiento del país tras el terremoto”, explicó el economista Cristóbal Huneeus, ex asesor del Ministerio de Hacienda y actual director de HL Consultores. En un país cobredependiente, que la libra de metal descienda a menos de 3 dólares hace encender las alarmas.

En la antesala de las elecciones, el Banco Central remendó los borradores sobre las previsiones para 2014, lo que sin dudas ha impactado en la elaboración del presupuesto para el siguiente año fiscal, y que destina apenas un 2,1 por ciento para el gasto social, mucho menor que años anteriores. La propia Bachelet fue quien criticó el programa durante la campaña: “Es de continuidad y no se ajusta al crecimiento que está teniendo el país”. En sintonía con lo planteado por su comando, que denunció que la propuesta es “restrictiva”, Bachelet agregó que “los fondos no se hacen cargo de las necesidades de la gente, es lo que he escuchado en mi recorrido por Chile”.

De todos los oráculos se desprende que el consumo bajará y traerá aparejada la menor creación de empleo, al tiempo que las exportaciones de bienes y servicios se reducirán de un 4 por ciento a un 3,3 por ciento y las importaciones de 5,6 por ciento a 4,5 por ciento. “Es una situación complicada porque esperamos un 2014 menos dinámico. El próximo gobierno estará en la encrucijada de mantener el déficit estructural en el 1 por ciento o si retoma a los números positivos, al superávit. Es una situación complicada por el programa que ha presentado la Nueva Mayoría, con sus promesas de reformas tan radicales por las que presumiblemente se agrandará el gasto, cuando en realidad habría que apretarse el cinturón”, sostuvo Francisco Klapp, economista de Libertad y Desarrollo.

Las buenas cuentas de Chile contrastan con el nivel de distribución del ingreso y la barrera para el desarrollo personal que esto implica a más de un 50 por ciento de la población. No es extraño que una mejoría en ese sentido haya sido el caballito de batalla de la campaña de la ex presidenta. Pero la lucha por terminar con la desigualdad generó debates en la vereda de enfrente, sobre la posibilidad que el ambicioso proyecto dañe la tan mentada estabilidad.

Klapp sostuvo que el gobierno tendrá obstáculos para mantener a la población tranquila, dadas a las “altas expectativas que ha generado”. “Una de las medidas que quita el sueño es la posibilidad de que se lleve a cabo la reforma tributaria. Aquí en Chile los empresarios y las compañías pagan impuestos cuando recogen utilidades. Con la propuesta de Bachelet, pasarían a pagar independientemente de su recolección. Hay muchos proyectos que están estancados por la incertidumbre generada; se espera que con las semanas el panorama se vaya dilucidando”.

Bachelet prometió una reforma tributaria que eleve la carga de impuestos en tres puntos del Producto Bruto Interno (PBI), con un mayor rigor en contra de la evasión fiscal y el aumento paulatino a las rendiciones de las empresas de 20 por ciento a 25 por ciento. Poco se hablaba sobre un aumento de los royalties o la explotación de la minería, manejada en un 70 por ciento por empresas internacionales. Con estas medidas, la abanderada de la Nueva Mayoría pretende financiar las reformas en educación, salud y jubilación. “La reforma tributaria sale sí o sí, en marzo la van a presentar y cuentan con los votos para sacarla adelante”, manifestó Huneeus. “Hay temor sí, pero yo creo que un muchos casos ha sido muy exagerado. Acá las empresas están acostumbradas a llevarse todos los ingresos. Chile cuenta con uno de los sistemas tributarios más bajos del mundo, es momento de dar una vuelta de tuerca”, indicó el experto.

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