Cuando se va terminando el año, las personas tendemos a hacer una evaluación o balance de cómo nos fue en el año. Algunos estarán conformes y otros no tanto. Pero hay conductas que se vienen repitiendo año tras año. Es el tema de la violencia. Las cuales nos hieren año tras año como sociedad.
Buscar una sola explicación a este flagelo sería absurdo. Ya que es multicausal. Señalar un solo culpable, caeríamos en el facilismo. Pero en algo estamos todos de acuerdo, en que no se puede seguir así.
La violencia y sus consecuencias nos duele a toda la sociedad, nos humilla, nos hace sentir vulnerables. Si le sumamos a esta problemática, que las fuerzas de seguridad las cuales nos tendrían que cuidar, por el contrario nos hacen sentir su rigor, dejando zonas liberadas, atropellando la dignidad de los ciudadanos, convirtiendo este fenómeno en una situación muy compleja.
Las decisiones que se toman al menos en el fútbol no parecen alcanzar, sigue habiendo muertos y heridos después de los partidos, aunque ya no se juegue con público visitante. En el torneo local se siguen dando hechos de violencia, tanto verbales como físicos.
Entonces nos preguntamos, ¿qué nos está pasando como sociedad? ¿Esto también es parte del folclore del fútbol? Obvio que no.
Como sociedad futbolera nos duele todo esto. Reflexionamos, gracias a los medios de comunicación. ¿Pero cuando se actúa?
Nos tomamos el atrevimiento de hacer la siguiente propuesta: que las autoridades municipales y los clubes, puedan implementar seminarios y charlas a jugadores y padres, en todos los clubes de la Asociación Rosarina en contra de la violencia.
No sólo alguna charla esporádica en un lugar único, sino ir a los clubes, conocer sus realidades y dar estos seminarios en esos mismos lugares. Durante un tiempo determinando, y evaluar luego buscando disminuir el grado de violencia al menos en el fútbol infantil y juvenil. Para esto se necesita un compromiso con un presupuesto estipulado.
Comprometerse con esta causa, nos dignifica como personas, nos humaniza. Y tal vez, sólo tal vez se pueda reeducar a nuestra sociedad mostrando que el fútbol es un deporte, donde la violencia no tiene lugar. Y mucho menos es parte del folclore. Como sociedad podemos tener conductas sanas a la hora de compartir diferencias, de colores, de pensamiento. Entender que tener una misma pasión por el fútbol con diferentes colores es completamente normal y saludable.
Licenciado Pablo Sucarrat-Psicólogo Deportivo-Matrícula 5925