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“Creo que me soltaron la mano”

Por Santiago Baraldi.- El presbítero Buffarini, sobre quien se cargaron tintas por supuestos desmanejos económicos en Cáritas Rosario, salió a dar su versión: dijo que se endeudó por obras en barrio Tablada y no por corrupción. Y devolvió la pelota al arzobispo Mollaghan.

buffarini

El fin de semana pasado se conoció que el arzobispo emérito de Mendoza José María Arancibia estaba en Rosario por pedido directo del papa Francisco, investigando presuntas irregularidades en el Arzobispado local y trascendió que su titular, José Luis Mollaghan, había quedado bajo la lupa a partir de denuncias de laicos y sacerdotes por malos tratos, supuestos padecimientos psiquiátricos y  presunta malversación de fondos. Uno de los nombres que se mencionó ligado al tema económico fue el presbítero Osvaldo Buffarini, a quien se lo vinculó a las averiguaciones del prelado mendocino, que ya envió sus conclusiones al Vaticano. Desde los sectores allegados al Arzobispado se dijo que Buffarini estaba “desaparecido”, que “se lo tragó la tierra” y hasta que “se llevó dos millones de pesos en su paso por Cáritas”. Pero el responsable de la parroquia Fátima, del barrio Tablada, dejó pasar unos días, habló con Mollaghan y comenzó un periplo por los medios para dar su versión de los hechos. “Aquí se mezclaron los tantos, yo me presenté en quiebra hace un año por los problemas que tuve en mi jurisdicción, recibí amenazas, y ahora me quieren ligar a esta visita, por eso digo que me soltaron la mano”, replicó quien estuviera al frente de Cáritas Rosario entre 1994 y 2007 y después al frente de la Asociación de Radiodifusores Católicos Argentinos (Arca), una red de medio centenar de radioemisoras de todo el país, entre las que se encuentra la FM Asunción de Arroyo Seco, hoy en quiebra y autogestionada por sus trabajadores.

—¿Por qué lo vincularon a la investigación que el obispo Arancibia hizo en Rosario?

—Hicieron una mezcla. Hasta dijeron de desmanejos en Cáritas: cuando dejé Cáritas Rosario hace siete años, estuve 13 años al frente, sin problemas. En 2005, por pedido de monseñor Mirás, me hago cargo de la parroquia de Fátima en barrio Tablada, una zona muy necesitada y a donde nadie quería ir. Allí hicimos un montón de cosas, mejoramos escuelas, muchas cosas positivas. En 2011 y 2012 comienzan los problemas económicos, se acrecientan las necesidades. Contraje deudas que no pude pagar, me sobrepasó. Deudas que yo contraigo para seguir las obras.

—¿Qué tipo de obras?

—Atendiendo las necesidades sociales, arreglos de viviendas, mejoras en las cinco escuelas que están en Tablada; sostener las dos radios que dependían de mí: FM Asunción de Arroyo Seco y FM Nuestra Señora del Rosario. En 2011 los materiales comienzan a aumentar un montón. Nosotros sosteníamos las cosas con un emprendimiento, una panificadora y pastas, que proveía a comedores e instituciones, los costos se elevaron y nos vimos abajo. Ahí se capacitaron entre 200 y 300 personas, gente que no tenía trabajo y muchos de ellos se abrieron y pusieron pizzerías en la zona. Muchos compraron sus camionetas con su trabajo.

—¿Por qué cree que se dijo que a usted se lo tragó la tierra, que estaba en Zavalla, que había dejado deudas millonarias…?

—Esto saltó el fin de semana pasado y dejé pasar unos días. Algunos medios dijeron que yo me había fugado. Antes de salir a los medios le hablé al obispo (José Luis Mollaghan) y le dije: “Mire, yo no sé si fui bien interpretado, si usted le dio información a los periodistas, usted no puede decir que yo estaba desaparecido, cuando hablábamos al menos semanal o quincenalmente conmigo, a mí no me tragó la tierra”. No tengo ninguna causa judicial, no tengo denuncias por estafas. Todo esto debe haber salido de algún acreedor que está dolido y quiere cobrar cuando yo a todos les dije: “Esperen o vayan a la Justicia”. Y ninguno fue a la Justicia.

—¿Usted dijo que le soltaron la mano… Se la soltó Mollaghan? ¿Quién lo quiso relacionar con la visita de Arancibia?

—Hace un año, cuando la situación era insostenible por las deudas que contraje, monseñor me dijo: “Mirá, hacete cargo, esto es responsabilidad tuya…”. Y en cierta manera creo que me soltaron la mano. Por eso me presenté en convocatoria, en quiebra, en diciembre del año pasado. Lo hice para estar a derecho como corresponde para que todos los que tenían acreencias se presentaran ante el juez y éste determine. Hay una instancia judicial, pero que la inicio yo. Está aprobada la resolución de la quiebra, a mi favor. Ahora falta el veredicto de la sindicatura… Aquí alguien me quiso involucrar, me sorprendió que me involucren con la visita del obispo Arancibia, si soy la causa de la investigación, me hubiera llamado. La Congregación de los Obispos no va a preguntar o auditar a un cura… Igual yo no tengo miedo a ninguna investigación.

—Los dineros para los emprendimientos, ¿de dónde salían?

—Eran dineros que me daban, que me prestaban, materiales… Después, pagar en descubierto me generó un fangote en las dos o tres cuentas bancarias con las que me manejaba.

—¿Esa deuda supera 2 millones de pesos como trascendió?

—¡No! No es esa cifra para nada… No puedo decir porque algún proveedor, que no debe tener las cosas bien, se presentó y bueno, yo no puedo decir de cuánto es la cifra. Puedo decir que los intereses me los comió el banco. Yo no quiero hablar mal del obispo, pero se han dicho muchas mentiras. Creo que es fácil hacer leña del árbol caído. Me soltaron la mano porque los que me pudieron ayudar, no lo hicieron. No estoy arrepentido de las obras que hice, de las refacciones, las ampliaciones en la parroquia, en las escuelas, en las capillas o la gente que tiene su vivienda. Pasa que cuando uno no paga sueldos, no es mucha la gente que ayuda.

También le cuestionan manejos en radios del Arzobispado…

—Las radios siempre las manejé yo sin ayuda del Arzobispado. Nunca. Hace 15 años que las manejaba. Tenía que salir yo a generar recursos, conseguir publicidad, pero muy medida porque no son radios comerciales, no son empresas, son sin fines de lucro, comunitarias. No podemos tener publicidad ni vender espacios. Se hacían convenios de colaboración mutua. El personal cobraba a medida que ingresaba el dinero, cuando nuestra gente quería cobrar tenía que vender publicidad. Yo trataba de juntar plata para pagar los aportes, a veces lo hacía y a veces no.

—¿El Arzobispado se hizo cargo de alguna deuda que usted generó?

—No, no… A lo mejor el Arzobispado se hizo cargo de algunas cosas de la radio, de las cuatro escuelas parroquiales. Mire, cuando yo llegué ahí, una de las escuelas no tenía baño… Qué fácil es ver los problemas y no ver las cosas buenas. Llegaron a decir que la gente de Tablada estaba espantada y yo sigo viviendo ahí, todos me conocen y me ven, no me fui. Doy la cara. El obispo me había ofrecido que me vaya del barrio porque algunos particulares que me habían ofrecido dinero (que yo no se lo pedí), me habían amenazado; me dijo que vaya a vivir con el padre (Tomás) Santidrián y yo no fui para no generarle problemas, preferí quedarme y dar la cara.

—¿Por qué cree que el papa Francisco envió a obispo Aranciabia a la ciudad?

—Por temas viejos. Francisco y Mollaghan tienen un modo distinto de ver las cosas, todos en la Iglesia lo sabemos. Nosotros en Rosario ni lo esperábamos a Mollaghan, él es un poco especial… Yo no he sido de su gente de confianza, siempre estuve al margen, y cuando él llegó acá prescindió de mis servicios en Cáritas. En Cáritas se renueva la presidencia cada tres años, cuando finalizó mi período en mayo de 2007, Mollaghan cambió las autoridades, pero eso es normal. Incluso, estos días, hasta me ligaron con desmanejos en Cáritas. Los fondos llegaban de la Nación y algunos fonditos de la Municipalidad y la provincia, todo eso se rinde mensualmente con contadores y si los números no cierran, los fondos no los mandan. Hoy se rasgan las vestiduras por 2 millones de pesos, que es el valor de una casa, no es nada del otro mundo. Yo estaba presionado por terminar las obras, se hizo una bola y hubo gente, instituciones que me iban ayudar, subsidios que me iban a dar pero se fueron trabando. Fui muy confiado, pero no me arrepiento. La prensa retrasmitió cosas que no fueron ciertas.

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