El 2013 fue un año duro para los casi 300 trabajadores del Rosendo García, el sanatorio regional de la Unión de Obreros Metalúrgicos (UOM). En los primeros meses, la gerenciadora del centro de salud llamada Instituto Dorrego dejó su lugar a una UTE (unión transitoria de empresas) enviada por la dirigencia nacional del gremio. Si bien habían acordado respetar el convenio colectivo de los trabajadores –enrolados en Atsa, el Sindicato de los trabajadores de la Sanidad– las altas laborales que firmaron los trabajadores mostraron otra cosa: habían cambiado al acuerdo paritario y la obra social a la de los metalúrgicos. Resultado del traspaso la actualización del salario fue de sólo un 7 por ciento. Y al atraso salarial se le sumó la falta de pago de aportes de la nueva gerenciadora. En el medio, parte de los delegados de los trabajadores se consideraron despedidos. Desde Atsa Rosario consideraron que existe un perjuicio claro, por lo que realizaron presentaciones en el Ministerio de Trabajo y en la Justicia.
En diálogo con El Ciudadano, el secretario general de Atsa, Juan Martino, adelantó que la cartera laboral convocará para hoy a la nueva gerenciadora para responder a las denuncias de incumplimiento del convenio colectivo que amparaba a los trabajadores. Los problemas afectaron la operatividad del sanatorio de alta complejidad y con esto la posibilidad de atención de los afiliados no sólo de Rosario sino de todo el sur provincial: Las Parejas, Cañada de Gómez, Venado Tuerto, San Jorge y El Trébol, entre otras locaciones donde existen afiliados a la UOM.
Origen
El Rosendo García, ubicado en 3 de Febrero al 700, abrió el 29 de septiembre de 1972 como local sindical y sanatorio regional de la Unión Obrera Metalúrgica. Posee una planta baja y seis pisos que alojan cuidados intensivos, pediatría, odontología y hasta unidad coronaria. Durante la década pasada fue gerenciado por el Instituto Dorrego, cuya cara visible era el representante de la UOM en Rosario, Luis “el Pájaro” Echagüe, también conocido por haber sido candidato en la interna del Frente para la Victoria en las elecciones ejecutivas locales de 2011.
Según Martino, a principio de año hubo una discusión entre Echagüe y la dirigencia nacional de la UOM. “Terminó muy mal esa relación y desde Nación pusieron otra gerencia”, opinó el gremialista.
El cambio anunciado generó incertidumbre entre los 280 trabajadores (una decena en mantenimiento, otros 50 en labores administrativas y el restante entre mucamas, camilleros y médicos). En el primer trimestre del año se firmó un acta de intención en la repartición local del Ministerio de Trabajo de Santa Fe en la que la nueva gerencia se comprometía a mantener las fuentes y condiciones de trabajo.
Fuentes del ministerio indicaron que las partes pidieron homologar ese acuerdo aunque no se presentaron a la audiencia designada por la cartera laboral. A mitad de año la nueva gerencia envió los papeles de alta a cada trabajador. La sorpresa para ellos es que el recibo de sueldo figuraba como trabajador de la UOM y no ya de Atsa. “Cuando se hizo el traspaso a la nueva gerencia impusieron la aplicación del convenio de la UOM, que está totalmente mal, y los dejaron entre dos aumentos de convenios. Los trabajadores del Rosendo pertenecen al convenio de la sanidad. De hecho, no reconocieron los salarios de Atsa, lo que derivó en una rebaja del salario”, agregó el sindicalista.
Martino afirmó que por los incumplimientos –entre ellos una serie de despidos– el gremio realizó presentaciones ante la cartera de trabajo y la Justicia. “Entendemos que hay un perjuicio para los trabajadores”, completó.
Fuentes del sanatorio indicaron que a consecuencia del cambio de gerencia hubo problemas en la operatividad del centro de salud. A tal punto que repercuten en la atención de los afiliados.