Hace un año, un bebé de dos días era arrojado a una hoguera por sus progenitores como parte de un ritual para evitar el fin del mundo. Antares de la Luz, como se hacía llamar el padre de la criatura y líder de una secta chilena, decía a sus seguidores que era la reencarnación de Dios y que su hijo era el Anticristo, por lo que debía ser sacrificado. El caso, que se descubrió hace seis meses y terminó con siete detenciones y un suicidio, fue uno de los tantos que contó con la intervención del abogado rosarino Héctor Navarro, perito judicial en sectas destructivas y presidente de la Red de Apoyo a Víctimas de Sectas (Ravics), una corporación sin fines de lucro fundada hace siete años en Puerto Rico, con sede en Nueva Jersey.
“Cuando volví de Chile tuve que consultar a una psiquiatra porque me venían esas imágenes. Hay detalles que no me atrevo ni a repetir”, dijo el especialista que dedicó los últimos 30 años de su vida a la persecución de sectas destructivas en distintas partes del mundo y que hizo su aporte en Rosario hace diez años cuando la Policía allanó una vivienda de Fisherton y detuvo a medio centenar de personas, miembros de la secta estadounidense Los Niños de Dios, donde secuestró bibliografía que promovía prácticas sexuales con menores de edad que Navarro peritó.
Antes de brindar un detallado perfil de los líderes y de las personas propensas a seguirlos, el abogado aclaró: “No tengo ningún problema con las sectas. Porque secta, en el sentido general, simplemente es que de una religión más amplia se separe un sector, y por ser pequeñas no son peligrosas. Recordemos que la Constitución nos asegura la libertad de religión y creencias. Por lo tanto, si alguien quiere adorar a los tripulantes de platos voladores o a una diosa hindú, mientras no cometa delito, está en su límite. Lo que distingue a una secta destructiva de una religión en formación o de una pequeña secta, es que violan los derechos humanos y las leyes, especialmente las del Código Penal”.
Líderes o psicópatas
“El líder siempre es un psicópata. Los psicópatas, hay que tenerlo en claro, no son dementes como los psicóticos. El psicópata es una persona intelectualmente normal, que no está loco pero tiene un déficit emocional gravísimo, que es el no poder sentir empatía. No se conduele por el dolor o el sufrimiento ajeno ni establece relaciones afectivas con nadie. Utiliza a las personas como piezas de ajedrez a las que pueden hacer ascender, como el peón pasa a ser dama, o pueden descartar en una jugada para conseguir una mejor posición. Es lo que ocurre siempre en las sectas. Las personas mientras sirven son utilizadas; cuando se enferman, se incapacitan o tienen algún problema son, sin escrúpulo alguno, dejados de lado. Recuerdo un caso en Mendoza de una familia que tenía un hijo inválido y Los Niños de Dios se lo hicieron dejar en una institución del Estado porque ellos eran un ejército en marcha y tenían que estar todo el día predicando la palabra del señor y salvando almas por el cercano fin del mundo. Algo similar pasó con los Defensores de Cristo en México, cuando una de sus adeptas preferidas se accidentó y quedó discapacitada. La abandonaron absolutamente”.
Según el abogado, “el psicópata, como no es loco ni desvaría, y en general es muy inteligente debido a que no tiene sensibilidad emotiva hacia los demás, puede captar con mucha rapidez y facilidad cuáles son las debilidades, dolores, traumas y problemas emotivos de los demás. Y cabalga sobre esos problemas”.
Revelaciones
“Antes, en mis primeros años de especialista en sectas, nos encontrábamos con personas que decían ser portavoces de Dios, profetas de Dios o que tenían un mensaje de Dios para difundir. Desde hace unos años, la gran novedad es que ahora dicen ser Dios directamente. Y están proliferando. En este momento hay 600 personas que dicen ser Dios solo en la India”, dijo Navarro, que contó uno de los últimos casos en que debió intervenir: “Acabo de volver de Chile por el caso más espantoso que tuve en mi vida. Una funcionaria del banco Falabella me contaba que cuando volvió de la reunión en la que Antares de la Luz le reveló que era Dios regresó a su casa saltando de alegría y felicidad, porque era ella entre miles de millones de habitantes del mundo la que tenía el privilegio de estar en la segunda venida de Cristo. Ahora está presa. Porque se engancharon con ese cuento de que venía el fin del mundo el 21 de diciembre de 2012 y este presunto cristo reencarnado dijo que había que comenzar la lucha contra el anticristo previamente. El 21 de noviembre hicieron un pozo de un metro y medio, lo llenaron de leña, lo prendieron fuego y arrojaron a un bebé de dos días y medio de nacido al fuego porque decían que era el anticristo. El bebé era de Antares de la Luz, quien lo tiró al fuego, y de una seguidora de él, que creyó todo el cuento”, dijo Navarro tras contar que los siete seguidores (entre ellos un ingeniero químico adinerado, una azafata y una gerente de banco) terminaron presos, en tanto quien decía ser Cristo se escapó a Perú donde se ahorcó tras verse cercado por la Policía.
Antes de hablar sobre el perfil de personas propensas a ser captadas, Navarro dijo que las sectas destructivas se caracterizan por “la ruptura con los vínculos, en especial de la familia de sangre, con las amistades previas y la sociedad en general. Y también hay que tener en cuenta que las sectas destructivas buscan siempre dinero y poder. Poder sobre las personas y en todo sentido”.
Con la heladera llena
“Ayudé a mucha gente a salir de sectas destructivas y me tocó sufrir el suicidio de tres. Porque nuestra labor no termina solamente con rescatar a la persona de esa red, de esa trampa, en la que lo tienen aprisionado. Ocurre que luego, al salir de la secta, tienen un sentimiento de desvalorización muy grande. Mientras estaban en la secta se sentían contenidos, y como me contaron muchos de ellos, superiores. Esa mujer que seguro va a ir a buscar el precio más barato de la carne o el hombre que busca otro trabajo para llegar a fin de mes, difícilmente sea captado. En estas sectas capturan jóvenes que ya tienen la heladera llena. De clase media alta o alta. Con estudios universitarios. Preocupados por la situación del mundo, por la ecología, por la violencia, por la falta de solidaridad. En un primer momento encuentran en la secta la solución para todos esos males. Cuando están adentro se sienten orgullosos de su pertenencia y de lo que están haciendo por el mundo”, dijo Navarro, quien graficó su pensamiento con un ejemplo. “Me contaban miembros de los Niños de Dios que salían de la finca muy temprano a la madrugada para ir a la ciudad a predicar y los perros les ladraban al paso, y ellos estaban orgullosos porque les habían dicho que les veían el haz de luz que salía de sus cabezas hacia la ciudad celestial en lo alto. Y en general así se sienten los que están en estas sectas. Por encima de todo”. No obstante, aclaró que las personas captadas por las sectas “no son tontos, ni locos, ni ignorantes. Por el contrario, tienen un nivel de inteligencia y de cultura superior al promedio. Pero con un déficit emocional”, dijo Navarro.
A modo de conclusión, Navarro dijo que la mejor forma de combatirlas es luchar contra las distintas “supersticiones y pseudociencias”, entre las que nombró la astrología, la parapsicología y todas las creencias en telepatía, percepción extrasensorial, posibilidad de adivinación, comunicación con los muertos, pseudo medicinas, capacidad de sanación, platos voladores, teorías conspirativas y lo que definió como una corriente “pseudo oriental que afecta a un 40 por ciento de los cristianos, que es la creencia en la reencarnación”.
Y consultado sobre cuántas sectas destructivas funcionan en la ciudad y el país respondió: “No te preocupes por cuántas hay, ni donde están. Porque las sectas destructivas están buscando encontrarte”.