El titular de la CGT opositora, Hugo Moyano, y su par de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, planean reunirse este mes en Mar del Plata, ocasión en la que fijarán la postura sobre el monto del aumento que reclamarán en paritarias.
Voceros gremiales aseguraron a la agencia DyN que el encuentro se realizará el 20 de enero en el domicilio de Barrionuevo de la ciudad balnearia, donde cada año el gastronómico reúne a dirigentes en un asado.
En esa ocasión, al “tradicional asado” de Barrionuevo concurriría sólo un reducido grupo de dirigentes, los de mayor representación y capacidad para definir una postura contraria al gobierno, que motoriza acuerdos salariales del orden del 20 por ciento.
Enfrentados abiertamente a la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, Barrionuevo y Moyano se despacharían con reclamos de “aumentos salariales superiores al 35 por ciento” en paritarias, confiaron voceros de los gremialistas opositores.
“Ni siquiera sus amigos de la CGT-Balcarce”, en alusión a la central gremial cercana al gobierno que conduce Antonio Caló, confían que el control de precios que lanzó el gobierno pueda lograr mitigar el “deterioro salarial producto de la inflación que no pueden controlar”, dijeron.
En rigor, desde ambos sectores avizoran “serias dificultades” en las paritarias de este año, donde más allá de la inflación, el aumento desproporcionado otorgado a las fuerzas de seguridad luego de los reclamos de diciembre marcó un piso de no menos del 35 por ciento a los reclamos salariales en paritarias. Desde la vereda de enfrente, en la CGT del metalúrgico Caló aguardan impacientes un llamado del gobierno que les permita encontrarse cara a cara con la presidenta para presentarle sus reclamos.
Previo a la Navidad, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, recibió en Casa de Gobierno a Caló y a los integrantes de la denominada “mesa chica” de la CGT oficialista y les pidió “prudencia” a la hora de hacer reclamos de aumentos salariales en paritarias.
El pedido oficial no les cayó bien a los popes sindicales, a tal punto que en la oportunidad el mercantil Armando Cavalieri le aseguró a DyN: “Yo le dije a Capitanich que esta CGT no acepta condiciones a la hora de discutir salarios. Los aumentos se definen en paritarias”.
Al descontento de Barrionuevo y Moyano habrá que sumarle el reclamo que hace la CTA disidente que lidera Pablo Micheli, que ya adelantó que reclamará incrementos superiores al 35 por ciento y un salario mínimo de 8 mil pesos.
A ese panorama deberán sumarse también las demandas coincidentes que vienen realizando los distintos sectores que conviven en el sindicalismos como la derogación del impuesto a las ganancias, un aumento de emergencia para jubilados y pensionados, un reparto más equitativo de los fondos de las obras sociales sindicales y la universalización del salario familiar, entre otros reclamos.
Aunque ninguno de esos tres sectores se anima hasta ahora a afirmar que todo eso podría terminar uniendo al sindicalismo opositor en un paro nacional a fines de febrero o principios de marzo próximo, tampoco nadie descarta la idea abiertamente.