Ayer cerca del mediodía, en las inmediaciones de Felipe Moré y Uruguay, fue asesinado a balazos un hombre de 36 años, a metros de donde funcionaba un búnker de venta de drogas. La víctima fue identificada como Juan Carlos Esquivel, quien fue sorprendido por tres atacantes armados que preguntaron por él y, al reconocerlo, comenzaron a dispararle. Hace casi dos años fue asesinada otra persona de 34 años en el mismo lugar donde ocurrió el hecho.
El 20 de junio de 2012, también en las cercanías de Felipe Moré al 3300, tuvo lugar el asesinato de César Oviedo, un militante del Frente Popular Darío Santillán que participaba de actividades en la zona de la Vía Honda. El crimen desató una encendida pueblada por el pedido de justicia y esclarecimiento, logrando que el búnker que funcionaba a escasos metros sea derribado, a pesar de que a los pocos meses fue levantado nuevamente. Tiempo después, los vecinos bautizaron la plaza de Felipe Moré y Uruguay con la leyenda “Justicia para César Oviedo”.
El mismo espacio lúdico, en el que diariamente circulan los chicos del barrio y en el que está asentado un búnker de drogas a menos de una cuadra, se convirtió en escenario de otra tragedia. Según contaron los vecinos, ayer por la mañana, alrededor de las 11.15, cinco personas llegaron al lugar en un taxi.
Dos de ellos se quedaron en el móvil y los otros tres se acercaron a la plaza, ingresando desde uno de los pasillos. Allí preguntaron por “Carlitos”, y cuando Esquivel se levantó empezó el tiroteo, recibiendo dos impactos en la espalda y el cuello, aunque alcanzó a defenderse y disparar algunos tiros.
Los tres atacantes huyeron en el taxi, uno de ellos con varias lesiones de bala. Fuentes policiales informaron que Esquivel fue trasladado al Hospital de Emergencias en un móvil del Comando Radioeléctrico, pero no alcanzó a llegar con vida.
Esquivel vivía con su mujer y sus 7 hijos en una vivienda ubicada a metros de la plaza. Según indicaron vecinos, “Carlitos era muy respetado por todos. Muy cariñoso y muy respetuoso con las mujeres”. Hacía tiempo que estaba sin trabajo y para ganarse la vida y poder mantener a su familia, era custodio del búnker, apuntaron.
Mercedes, esposa de la víctima, contó a El Ciudadano que su marido había discutido días antes con uno de los encargados del búnker, apodado Rengo. Uno de los motivos de la pelea sería una diferencia de dinero; además, al mismo le molestaba que siempre haya chicos en la plaza. “Se pelearon y se prometieron bala”, declaró la mujer.
Uno de los hijos mayores de Esquivel, de 16 años, relató que dormía cuando su padre fue atacado, pero que su hermana de 7 años presenció todo y lo fue a despertar con la trágica noticia. “Yo lo presentí, soñé que mi papá estaba herido y cuando me desperté me quedé tranquilo, pero luego vino mi hermanita con la noticia”, declaró el menor.
Testigos del hecho identificaron a uno de los atacantes como Gringo, quien también habría resultado herido. También se le achaca pertenecer a la misma banda que el pasado 13 de diciembre asesinó a Gabriel Monzón, de 36 años, en el techo de un búnker, ubicado en Lima al 2500.
Los familiares del joven asesinado junto a los vecinos manifestaron que por la tarde iban a derribar y quemar el búnker, ubicado en jurisdicción de la seccional 19ª, aunque declararon que ya se habían encargado de vaciarlo.