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Hígado: alimentación y excesos



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Dos científicos de la Universidad Nacional de Rosario que desarrollan investigaciones para el Conicet explican cómo afecta a uno de los principales órganos del ser humano la sobrecarga propia de esta época de festejos.

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Los excesos de comida y bebida, típicos de esta época de festejos, pueden causar malestares gastrointestinales momentáneos en personas sanas, pero distinto es el caso de quienes poseen patologías de base hepática u obesidad, donde estos episodios pueden agravar su situación. Los investigadores del Instituto de Fisiología Experimental (Ifise-Conicet-Universidad Nacional de Rosario) Ariel Quiroga y Daniel Francés explicaron las importantes funciones que cumple el hígado y los problemas que pueden surgir cuando no se tienen algunos cuidados en la alimentación.

“El hígado es el primer filtro que tiene el organismo. Recibe todo lo que el ser humano come y se encarga de clasificarlo, separándolo y tratando de eliminar todo lo nocivo que encuentra”, indicó Quiroga. “También cumple funciones metabólicas, vinculadas a la homeostasis, que es una propiedad de los organismos vivos consistente en su capacidad de mantener una condición estable interna que se mantiene en el tiempo, como en el caso de los azúcares y de los lípidos, y está relacionada a la nutrición”, manifestó al respecto Francés.

Las principales células del hígado se llaman hepatocitos y, entre otras funciones, tienen capacidad de “adaptación”, concepto que Quiroga explicó: “Las proteínas que hay en el hígado se van adaptando de a poco a los nuevos alimentos o bebidas que la persona consume, por ejemplo el alcohol”. El problema es que la mala alimentación durante un tiempo prolongado puede causar ciertas patologías asociadas al “síndrome metabólico” que tienen como hilo conductor la resistencia a la insulina, explicaron los científicos.

Sobre la insulina

“La insulina es una hormona que se produce en las células beta del páncreas y cuya función es permitir que la glucosa ingrese a las células. Y si por alguna razón dejan de funcionar, el organismo debe responder a esto, caso contrario se produce aumento de la glucosa en sangre (hiperglicemia), principal marcador de la diabetes” indicó Quiroga.

Francés, quien se dedicó durante muchos años al estudio de diabetes tipo 1, señaló por su parte que “esta patología está asociada a factores autoinmunes y genéticos y se caracteriza por presentar niveles de insulina en sangre muy bajos debido a que las células beta del páncreas están destruidas o no son funcionales. A diferencia de ésta, en la diabetes tipo 2 –vinculada a cuestiones metabólicas– la persona tiene altos niveles de insulina, pero esta hormona no funciona. Eso es lo que se denomina insulinorresistencia, y así se produce aumento de glucosa en sangre”.

“La insulinorresistencia puede llegar a producirse justamente por esos excesos que tenemos. En las fiestas generalmente suceden casos de ingesta desmedida e inadecuada del tipo “agudo”, es decir, algo que se hace por un corto período de tiempo. El problema es que hay gente que ya tiene una patología de base hepática e incluso obesidad, y consumir en exceso agrava la situación”, manifestó Quiroga.

Azúcares, el principal flagelo

En general se cree que consumir grasas es lo más peligroso para la salud, pero según explicó Quiroga, “el mayor problema son los azúcares (hidratos de carbono), porque el exceso de éstos puede desencadenar la resistencia a la insulina, y que los azúcares salgan de la sangre e ingresen en las células depende directamente de la acción de la insulina.”

Quiroga, en este sentido, explicó que en el cuerpo humano la función los hidratos de carbono es brindar energía rápida, pero cuando el consumo de éstos supera lo necesario, sumado al estilo de vida sedentario, los mismos comienzan a metabolizarse y a acumularse en forma de lípidos o grasas. Éstas tienen la capacidad de acumular muchas calorías en pequeñas moléculas y, como consecuencia, el cuerpo acumula grasa a raíz de la ingesta de hidratos de carbono.

“Las personas que tienen diabetes severa con muchos años de diagnóstico poseen tanta azúcar en la sangre que no puede eliminarse porque no funciona la insulina. Entonces, la glucosa empieza a depositarse sobre todo en ciertas zonas de los riñones y de los ojos. Esta enfermedad también está relacionada con la obesidad, que es la acumulación de grasa”, indicó Quiroga, y agregó que es normal que el cuerpo tenga una cierta cantidad de grasa, pero el problema aparece cuando ésta se empieza a depositar en lugares donde no debería hacerlo, en lo que se denomina acumulación ectópica de grasa.

Un ejemplo de lo anterior es el depósito de grasa en el hígado, conocido como enfermedad de hígado graso no alcohólica (NAFLD, del inglés Non-alcoholic fatty liver disease), “en donde se acumulan grandes gotas de lípidos en las células hepáticas, de modo que si se pudiera hacer un corte el hígado se vería como una esponja”, aseguró Francés.

La NAFLD engloba varias patologías: la esteatosis simple, en la cual se presentan grandes acumulaciones de triglicéridos (el tipo más común y abundante de grasa) en hígado, que puede derivar en esteatohepatitis, un estado que, a diferencia de la primera, ya no es reversible, para finalmente derivar en cirrosis o en un cáncer hepático (hepatocarcinoma).

“Cuando se pasa de la esteatosis a la esteatohepatitis, comienza a haber inflamación, y puede derivar en cirrosis y en un cáncer hepático. Según los índices epidemiológicos de NAFLD, hasta el año pasado esta enfermedad afectaba aproximadamente al 20 por ciento de las personas a nivel mundial”, afirmó Francés.

“Al momento no se conoce con exactitud cuál es la dinámica de formación de estas gotas lipídicas, cuando se genera la esteatosis”, manifestó Quiroga, quien actualmente se encuentra investigando ese tema para descubrir cuáles son los componentes celulares y moleculares que están involucrados en la formación de la misma. El fin último de esta investigación es conocer cómo es el proceso de formación de las gotas lipídicas para en un futuro actuar farmacológicamente sobre alguna de esas vías con el objetivo de disminuir la formación de las mismas.

Durante la etapa en la que el hígado graso es reversible, a veces simplemente con seguir una dieta saludable alcanza, pero el peligro radica en que, si la persona no se cuida, de pronto se pasa a la esteatohepatitis y se está eventualmente ante el peligro de desarrollar cáncer, concluyeron los investigadores.

Los entrevistados

Ariel D. Quiroga es investigador del Ifise con el tema: “Iniciación y desarrollo de la carcinogénesis hepática. Efecto de inmunomoduladores y drogas específicas”. Daniel Eleazar Antonio Francés es investigador del Ifise con el tema: “Injuria hepática producida por distintos modelos experimentales de inflamación”. Este trabajo fue publicado en el Boletín del Conicet Rosario.

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