La “criminalización de la pobreza” y la “desigualdad ante la ley sobre jóvenes de zonas periféricas” son las dos denuncias que se escucharán a partir de las 10 de hoy frente a Tribunales provinciales, donde se convocó una concentración para reclamar la libertad de un joven de barrio Belgrano, detenido el pasado 31 de diciembre durante una violenta represión policial que desactivó, con balas de goma y plomo, un piquete por cortes de luz. Cuando sonaron los disparos, Alejandro, de 19 años y sin antecedentes penales, corrió entre la oscuridad junto a los demás vecinos, hasta que un disparo le atravesó el brazo. Su padre lo llevó a un hospital mientras los protestantes increparon a la Policía por la exagerada reacción. Pero la respuesta fue peor. Porque mientras el joven recibía las curaciones, llegaron a buscarlo los uniformados para detenerlo por resistencia a la autoridad y encubrimiento, según la versión de familiares del muchacho.
“Fue para justificar su inexplicable accionar”, expresó su madre quien dijo estar desesperada porque su hijo sigue preso, perdió sensibilidad en tres dedos de la mano, quedó en medio de un motín donde le robaron el calzado y padece una profunda depresión.
El calor agobiante de los últimos días de 2013 y los reiterados cortes de energía eléctrica que afectaron numerosas zonas de la ciudad generaron un clima de protesta generalizada. Los vecinos de barrio Belgrano no fueron la excepción y entre la noche del 30 de diciembre y la madrugada del 31 decidieron protestar con un piquete en Pampa y Estados Unidos (colectora de Circunvalación) con la añoranza de poder celebrar el fin de año con luz. Según la versión que los vecinos brindaron a El Ciudadano y también en declaraciones testimoniales adjuntas en la causa, la presencia del Comando Radioeléctrico no se hizo esperar, aunque no hubo intento de diálogo sino una violenta represión dirigida a los más jóvenes para desactivar el piquete.
“Había mujeres, ancianos y niños, pero ellos empezaron a los tiros contra los adolescentes, podrían haber usado balas de goma o disparar hacia arriba, pero los corrieron a balazos”, dijo Andrea, mamá de Alejandro, quien fue alcanzado por una bala policial en el antebrazo izquierdo.
“Fue una desgracia con suerte, porque le podrían haber pegado en cualquier lado. Mirá si me lo dejaban en silla de ruedas”, continuó la mujer de 39 años, madre de otros cuatro chicos, quien dijo estar más preocupada por la salud psicológica de su hijo que de las secuelas del disparo, que hasta el momento le quitó sensibilidad en tres dedos de la mano.
“Es una situación horrible, mi hijo no tiene antecedentes penales, está metido en un lugar donde no debería estar (en la seccional 3ª). Se la pasa mirando para abajo, no quiere comer ni ir al baño y está mucho más delgado. No es el pibe de siempre, quedó en medio de un motín donde le robaron las zapatillas. No me preocupa tanto la herida como el daño psicológico que está sufriendo. Esto es un caso de gatillo fácil y tengo una impotencia terrible. Porque a mi hijo le plantaron una causa para zafar por haber usado balas de plomo en un piquete por cortes de luz”, refirió, para concluir: “Ya no sabemos a quién recurrir. Declararon los vecinos. No hay huellas de Alejandro en la presunta arma secuestrada. Hicimos la denuncia en la secretaría de Derechos Humanos de la provincia y también ante el diputado Eduardo Toniolli. Esto es una injusticia y en Tribunales lo único que recibimos es silencio”.
Más pobre, más vulnerable
En uno de los escritos presentados en el juzgado de Luis María Caterina, el juez que instruye la causa durante la feria judicial, el abogado Adrián Ruiz indica que, “ante tamaño exceso en el uso de la fuerza por parte de personal policial, a quienes reclamaron su brutal exceso los mismos manifestantes, y sin duda, ante el temor de las repercusiones que esto iba acarrear, ya estando en el hospital a Alejandro lo detuvieron y le armaron una causa, plantándole un arma de fuego y acusándolo de resistencia a la autoridad calificada y encubrimiento”.
El letrado dijo a este diario que esta causa “demuestra la desigualdad que se tiene con los chicos pobres de la periferia, una aplicación del derecho penal del enemigo. Donde la judicatura (funcionarios judiciales) se somete sin ningún espíritu crítico a la versión de la agencia policial. Cuando el chico es más pobre y vulnerable, la pulsión de los jueces es mucho menor a la policial. También esto demuestra por qué los penales están llenos de pibes pobres, de barrios periféricos”.
Por su parte, el diputado provincial Eduardo Toniolli, a cargo de la comisión de Derechos y Garantías de la Cámara de Diputados santafesina, ratificó que recibió la denuncia con testimonios “claros y precisos de vecinos que dan fe” de que el joven fue herido durante una represión policial para desactivar un piquete por cortes de luz.
“Frente a la reacción de los vecinos que increparon a los policías por que lo que habían hecho, la reacción de los uniformados fue ir a buscarlo al Hospital de Emergencias, para inculparlo en un hecho en el que de ninguna manera estuvo involucrado”, concluyó diciendo el diputado provincial.