“Llevo muchas cartas de familiares de calle Salta que están destruidos, están muy solos, vamos a pedir por ellos y por nosotros. Buscamos una bendición”, dijo Jorgelina Rossi, integrante del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de la localidad de Wheelwright. Jorgelina visitará al papa Francisco junto con su colega Néstor Tognolo, de Pavón Arriba. Los dos participaron en los trabajos de rescate en la tragedia de Salta 2141 el pasado 6 de agosto.
La iniciativa de viajar a Roma la tuvo Oscar Ferrari, bombero de San Miguel e integrante del Consejo Nacional de Voluntarios, quien envió una carta al Vaticano y tuvo respuesta inmediata: se fijó el encuentro para el próximo 26 de febrero. “Viajamos 16 bomberos voluntarios de todo el país. Nosotros dos vamos en representación de la provincia, cada uno se paga su viaje y no vamos en busca de ningún reconocimiento: queremos que el Papa nos bendiga y rece por nosotros y las familias damnificadas”, agregó Tognolo.
El viaje incluye la visita a distintos cuarteles de bomberos y academias de Inglaterra, Francia e Italia, “para intercambiar experiencia y conocimientos”, agrega el jefe del cuerpo de Pavón Arriba, de 27 años. “A la audiencia con Francisco vamos a ir de uniforme y tengo pensado regalarle la campera que utilicé en calle Salta”, apuntó Rossi, quien por tener amistad personal con el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, puede entrar “a todos lados y ver lo que otros no pudieron”.
La mujer, con más de diez años de servicio en el cuerpo de su pueblo, admite: “Los que estuvimos mucho tiempo sobre tanto dolor no pudimos despegarnos, seguimos en calle Salta, estamos todo el tiempo hablando de lo mismo, nos seguimos pasando fotos. Incluso con algunos familiares de las víctimas nos seguimos escribiendo y, si bien no es muy profesional de mi parte, somos humanos. Esa gente está muy sola”.
Tognolo es miembro de la Brigada Especial de Búsqueda y Rescate en Estructuras Colapsadas de la provincia y fue de los primeros en tirar abajo la pared que separaba el supermercado La Gallega con las torres siniestradas aquella mañana del 6 de agosto. “Nos tocó muy de cerca por tratarse de Rosario, donde tengo muchos amigos y gente conocida; mi hermano hace cinco años que se instaló en Rosario para estudiar. Además, cuando vas a Rosario, ¿quién no pasa por Oroño? Fue chocante, pero había que mentalizarse. Nos quedó la amargura de no poder rescatar a más gente con vida. Es algo que nos quedó a todos los que trabajamos en la zona del impacto. Jamás olvidaré la solidaridad de la gente, salir al estacionamiento del súper, tener una hora de descanso, correr las cortinas y ver que había más de 200 personas que estaban para acercarte un café o un sándwich”, señaló. El bombero también participó cuando era muy joven como rescatista en las inundaciones de Santa Fe en 2003 y en el alud que azotó la localidad de Tartagal en 2008.
En uno de los tantos descansos, el voluntario Oscar Ferrari de San Miguel comentó que en Facebook había visto una foto de Francisco con un casco de bomberos y ahí mismo planteó la propuesta. “Yo me iba a comer algo y me llamaron para sumarme al grupo, no los conocía y escuché que estaban hablando de ir a visitar al Papa. Me preguntaron y no dudé: yo me prendo”, relató quien halló el cuerpo sin vida de Débora Gianángelo, casi en el mismo momento en que el hermano le rogaba a la presidenta Cristina Kirchner que la encontraran.
En noviembre pasado, Francisco recibió al presidente del Consejo Nacional de Federaciones de Bomberos Voluntarios de la República Argentina y de la Organización de Bomberos Americanos, Carlos Ferlise, quien pidió la bendición para los socorristas y le obsequió un casco con el nombre del Santo Padre y los colores papales. El Papa bendijo en la persona de Ferlise a todos los bomberos del continente y los felicitó especialmente por la tarea que llevan adelante a diario. Jorgelina Rossi aprovechará para llevarle a Francisco cartas de familiares de las víctimas de calle Salta. “Ellos están destruidos, están muy solos, vamos a pedir por ellos y por nosotros, buscamos una bendición. Lo más importante es que haya justicia y consuelo para un dolor que no cesa”, concluyó.
