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Abrazo contra los cambios

Un grupo de padres de alumnos que cursan en el liceo General Belgrano de Santa Fe realizó una protesta en rechazo al nuevo plan de estudio impulsado por el Ministerio de Defensa de la Nación.

 Un grupo de padres de alumnos que cursan en el liceo General Belgrano de la ciudad de Santa Fe concretó ayer la protesta que venía anunciando con un abrazo simbólico a la institución. Al mediodía, después del acto inaugural del ciclo lectivo 2010, los manifestantes se concentraron en la vereda, fuera del perímetro del predio, con pancartas en las que dejaron expresa su alarma por el posible cierre del los liceos militares, que es la intención que ellos entreven de las últimas decisiones oficiales.

La manifestación tuvo una importante concurrencia, aunque a la hora en que había sido convocada pudieron verse a otros padres yéndose rápido del lugar con sus hijos, como para dejar en claro que el reclamo –que tuvo como cara visible al Centro de Ex Cadetes del Liceo Militar General Belgrano– no era unánime. Unos 200 manifestantes –entre los que hubo varios chicos con edad de escuela primaria y casi ningún adolescente– se formaron en la vereda, exhibieron pancartas y recibieron, en un par de ocasiones, las adhesiones de automovilistas que los acompañaron con sus bocinazos.

Entre los pedidos, el principal es institucional: los padres –y los egresados nucleados en el centro también– quieren participar de la toma de decisiones sobre política educativa. Pusieron como ejemplo las universidades nacionales –donde hay un sistema de cogobierno por claustros, con representación de docentes, alumnos y egresados– y exigieron que se los convoque antes de decidir cualquier cambio. En ese sentido, la queja central fue que las modificaciones en la currícula y en el sistema disciplinario se hicieron “de manera inconsulta”.

Los ex cadetes opinan que el gobierno nacional quiere cerrar los liceos: parten de la base de que el sistema educativo en forma integral depende de las provincias –a excepción de los liceos, que están en el ámbito del Ministerio de Defensa de la Nación– y suponen que la Nación terminará haciendo con estas instituciones lo mismo que hizo con las escuelas en la década del 90, cuando las transfirió a las provincias. Uno de los manifestantes, el juez de Circuito Mario Barucca, deslizó sospechas en ese sentido: “Ya en 2006 la ministra (Nilda Garré) declaraba que si Educación no tiene colegios a su cargo por qué los tenía que tener Defensa”.

Los egresados y los padres anunciaron que el 8 de abril se reunirán en Santa Fe con funcionarios de la Nación que están trabajando en la reforma del plan de estudios de los liceos. “Lamentablemente después del hecho consumado, porque esto ya está en pleno proceso de implementación”, se quejó Jorge Lauze, presidente del Centro de Ex Cadetes del Liceo Militar General Belgrano.

—¿Piensa que al gobierno lo mueve cierto revanchismo?

—Esto viene del Ministerio de Defensa; más que hablar de revanchismo, ahí hay gente que, cuanto menos, ignora lo que es un liceo. Tuvimos contactos con los funcionarios que son los artífices de esto y la verdad es que ignoran lo que es un liceo militar.

La medida que más molestó es que ahora los cadetes egresarán sin grado militar, cuando hasta el año pasado lo hacían como subtenientes de reserva. “Se pierde el estado militar. Y se les prohíbe el uso de armas en el liceo; eso hace que egrese como subteniente ad referéndum”, explicó Lauze.

Consultado sobre si la intención de la Nación es otorgarle un perfil más administrativo y menos militarizado a los liceos, el juez Barucca respondió: “Claro, la idea es terminar con el objetivo de formar reservas. En consecuencia, pasa a ser un colegio secundario normal y corriente”.

Otra de las quejas es que, a partir de lo dispuesto en el Plan 2010 de enseñanza en los liceos, se limita el cupo de alumnos que pueden permanecer internados en la institución: “Hay muchas trabas a los cadetes pupilos; hay muchos padres que son de pueblos cercanos o no tan cercanos que envían a sus hijos a este instituto que tiene un excelente nivel académico, y los quieren dejar pupilos porque les resulta imposible mandarlos todos los días”, completó Lauze.

En cuanto a la eliminación de la materia Religión de la currícula, la opinión es dispar. El juez Barucca había puesto ese punto al mismo nivel que los otros reclamos, pero el presidente del Centro de Ex Cadetes tiene un punto de vista diferente. “Es un tema que puede afectar a algunos, pero que no hace a la columna vertebral del funcionamiento del liceo”, declaró Lauze.

La eliminación del sistema de arrestos es en realidad una definición vieja. Ya en 2006, según explicó Lauze, se decidió reemplazar el viejo sistema –por el que los cadetes que cometían faltas al reglamento eran sancionados debiendo permanecer en el liceo aún de franco– por uno nuevo, llamado “de apercibimientos”. Funciona en forma similar a las amonestaciones de la secundaria tradicional: se deja una constancia en el legajo de cada estudiante revoltoso, que incide luego en su nota de conducta. Pero ya nadie debe quedarse el fin de semana encerrado en el liceo.

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