La fuerte absorción de pesos y el impulso a las tasas por parte del Banco Central (BCRA) ya comenzó a sentirse a pleno en el mercado crediticio. Si bien ninguna línea se cortó, es notorio el acortamiento de plazos para financiar capital de trabajo por parte de los bancos, y en todos los casos hubo fuertes incrementos de costos para las empresas. En promedio, las subas oscilan entre los seis y los siete puntos porcentuales en comparación con los niveles vigentes en noviembre, es decir hace apenas tres meses.
Los aumentos del costo crediticio resultaron mucho más notorios en líneas de mediano plazo destinadas a individuos, por ejemplo financiamiento del saldo de la tarjeta de crédito (en promedio los bancos cobran entre 70 por ciento y 80 por ciento anual) y préstamos personales. Estas subas no fueron tan marcadas en lo que respecta al segmento corporativo, pero se trata indudablemente de un costo que aumentó sensiblemente y se hará sentir en los balances de las compañías.
Uno de los indicadores más sensibles es el de adelantos en cuenta corriente con acuerdo de sobregiro para empresas de primera línea. Para plazos de uno a siete días (o sea, los más cortos), la tasa se ubica en el orden del 26 por ciento anual, según los últimos datos publicados por la entidad que conduce Juan Carlos Fábrega. Se trata de un aumento notorio respecto del 20,4 por ciento que las entidades cobraban a las empresas hace sólo tres meses. Y se estima que este rendimiento no llegó a su techo ni mucho menos.
Es posible que en marzo se produzcan nuevos ajustes en las tasas de cortísimo plazo. Estos niveles no alcanzan los picos que se observaron a fin de año, cuando por motivos estacionales (alta demanda de pesos por pagos de medio aguinaldo y vacaciones), el costo superó niveles del 29 por ciento anual.
Plazos más cortos costosos
Pero esta suba del costo crediticio se hace aún más notoria a medida que se alargan los plazos. Es el caso de los cheques de pago diferido que cotizan en Bolsa, que sigue siendo el ámbito donde se consiguen las tasas más bajas. El descuento de cheques para el plazo de 90 días tenía una tasa del 22,5 por ciento anual hace apenas tres meses. Pero los últimos valores observados en el mercado bursátil en los últimos días marcan niveles del 30 por ciento anual.
Junto con el aumento de las tasas se produjo un acortamiento de los plazos. Las pymes son las primeras en sufrirlo a la hora de descontar documentos o cheques en las entidades bancarias. “Ningún banco está aceptando cheques a más de 60 días, cuando antes fácilmente podías estirarte a 120 días”, explicó el ejecutivo de una empresa textil mediana.
El miedo a una nueva devaluación o a un salto adicional de la tasa de interés genera una cautela lógica en el sector financiero.
Fideicomisos encarecidos
Esta misma tendencia se observó en otro de los instrumentos preferidos de las empresas para buscar financiamiento de corto plazo en el mercado de capitales, es decir el fideicomiso financiero. Las últimas emisiones de las casas de electrodomésticos, que son las de más larga tradición, también evidenciaron un fuerte incremento de costos.
Para instrumentos que presentan una duración promedio de cuatro meses, las últimas emisiones salieron a tasas que oscilaron entre el 29 por ciento y el 30 por ciento anual. Sin embargo, hace un trimestre esos mismos plazos presentan tasas que no superaban el 23 por ciento anual. “La buena noticia es que se trata de un mercado en el que nunca se cortó el crédito, porque hay liquidez. Las empresas van a seguir utilizando este instrumento, aunque es posible que en algunos casos no quieran avalar tasas excesivas”, explicó Norberto Mathys, gerente comercial de Banco de Valores, uno de los principales colocadores de fideicomisos del mercado local.