“Somos los comerciantes damnificados por la tragedia del parque Independencia”. Mariana no encontró otra forma de presentarse o explicar por qué el suyo era uno de los tantos puestos que ayer copó la peatonal Córdoba para aprovechar la ausencia de controles por el paro de 24 horas decretado por los trabajadores municipales. En la misma cuadra, entre Sarmiento y Mitre, otros tres vendedores ambulantes entraban en esa categoría: la de aquellos que, una vez que cerró el parque de diversiones, se quedaron sin clientes y por ende sin fuente de trabajo. Son cerca de 40 familias las que están afectadas por esta situación. A fines de marzo próximo deberían renovar el contrato de su puesto en el parque y el panorama resulta incierto.
El 10 de agosto de 2013, cuatro días después de la explosión en el edificio de calle Salta 2141, dos nenas murieron en el International Park. Un carrito del juego la Vuelta al Mundo se desprendió y cayó desde más de 20 metros de altura, hiriendo además a siete personas. Con el paso del tiempo la tragedia del parque Independencia pasó a ser la otra tragedia: la que no tuvo marchas masivas ni estrellas de rock juntando plata para sus víctimas. “Nosotros no somos calle Salta. Pero igual somos comerciantes que pagan por estar ahí y nadie nos ayudó”, destacó Mariana.
Los vendedores de la zona del International Park solían ubicarse en la entrada al parque, al borde de la avenida Coronado, una de las calles internas. Cerca de 40 familias históricas trabajaban allí. Mariana, por ejemplo, hace 16 años que tenía su puesto propio. Su mamá trabajó durante 40 años allí y, antes de independizarse, Mariana estuvo con ella. “Me crié en ese parque, siempre estuvo todo bien y nadie se esperaba algo así. La situación fue muy traumática para nosotros, también la sufrimos. Yo estaba el día de la tragedia, mi puesto da a la rueda y se escuchó como una explosión muy fuerte. Nadie podía creer lo que pasó. Hay vendedores que vieron la caída de la taza y todo”, recuerda la vendedora.
Cuando cerraron el International Park, la zona quedó desierta y estas cuarenta familias quedaron sin trabajo. “Pedimos que nos llevaran a otro lugar, uno que rinda tanto como acá, pero no encuentran solución. Nos pidieron que nos dividiéramos por la zona, pero los otros puesteros se nos tiran en contra. Yo los entiendo porque nosotros somos competencia, pero necesitamos trabajar”, describe. En marzo los vendedores tienen que renovar el permiso anual para trabajar en la zona y aún no saben qué hacer. Si bien el lugar está garantizado, como ahora, nada dice que el trabajo sea redituable.
A las familias en cuestión no les queda otra que buscar un lugar para instalar su puesto en cualquier lugar cada vez que pueden. Eso pasó ayer. La peatonal Córdoba estaba copada por vendedores ambulantes que aprovecharon el paro de los municipales para vender en pleno centro (ver aparte). Sólo en una cuadra tres puestos pertenecían a viejos vendedores del parque Independencia. “Cuando hay un lugarcito vamos, porque no tenemos otra forma de subsistir ni otro modo de manejarnos. Dependíamos del puesto”, contó Graciela, quien trabajó nueve años frente al International Park “Cerró el parque y nos quedamos sin nada. Hay expectativas de que reabra el parque, pero mientras tanto no tenemos cómo sobrevivir. No nos servía más ir”, completó.
A pocos metros estaba el puesto de Sonia y Jonathan, una pareja muy joven que tiene dos hijos y durante cinco años vivió del trabajo en los alrededores del International Park. Dos tías de Sonia, Margarita y Victoria, los acompañaban en la venta de media y ropa para bebés. La pareja consiguió trabajo en otra feria, pero durante dos meses estuvo buscando dónde quedarse. A donde iban, los sacaban.
“Ni Sonia ni su marido consiguen trabajo. Son jóvenes y tienen que aprovechar un día como hoy (por ayer) para juntar plata para comer, pagar el alquiler y mantener a sus hijos. Mucha gente pasa y se queja. No sé qué quieren, ¿que salgan a robar?”, se enojó Victoria.
La postal multicolor con precios tentadores
Cruzando calle Corrientes en dirección al monumento, la peatonal Córdoba tomaba ayer su habitual imagen de día de paro de municipales. A cada lado de la peatonal, puestos de vendedores ambulantes armaron una feria a cielo abierto. A simple vista, se podía constatar la venta de películas, medias, lentes, chips para celulares, mates, artesanías, bijouterie, sahumerios, paraguas, relojes, camisetas de fútbol. Pero había más, mucho más.
“Los días de paro esto es tierra de nadie, viene cualquiera”, contó Fabián. Él trabaja todos los días en la peatonal vendiendo películas. Según explicó, los vendedores que copan el centro son los mismos que día a día están distribuidos por toda la ciudad, sólo que en la peatonal se puede hacer una diferencia. El panorama lo comprobaba. Muchos de los que pasaban caminando por la peatonal paraban aunque fuese en un solo puesto y aprovechaban la ocasión para comprar más barato. Una vendedora de lentes recomendaba graduaciones según las indicaciones que le daban los clientes y una señora iba de puesto en puesto pidiendo que le cambiaran la malla del reloj.
A lo largo de toda la jornada de ayer, trabajadores municipales de la provincia realizaron un paro tras el rechazo de oferta salarial. El pedido de los municipales es de una mejora del 33 por ciento del sueldo, mientras que el ofrecimiento oficial fue de un aumento del 26 por ciento escalonado. Las medidas de fuerza pueden extenderse la semana que viene con un paro el miércoles y jueves.