Jairo Natanael Trasante fue asesinado hace 20 días a la salida de un boliche céntrico en el marco de una pelea entre dos grupos cuyos motivos nunca se esclarecieron. Tenía 17 años, hacía poco se había cumplido el segundo aniversario del triple crimen de Villa Moreno donde perdió a un hermano, y esa noche había intentado huir de los plomos en la moto de un amigo, que los homicidas persiguieron unos 500 metros hasta que un disparo lo hirió de muerte. Anteayer, la Policía secuestró el supuesto vehículo en el que viajaban los agresores, una Renault Sandero color negro, que se encontraba en un taller de chapería de Pérez. También arrestó a un hombre de 30 años que se abstuvo de declarar ante el juez Juan Andrés Donnola, quien instruye la investigación.
Fuentes policiales dijeron que, desde el crimen del chico, perpetrado el pasado 2 de febrero en Dorrego y Zeballos, concentraron la pesquisa en la ubicación de un vehículo cuyas características habían sido aportadas por testigos que presenciaron parte de la riña que tuvo lugar en la puerta de Chiringo, el local nocturno ubicado en Dorrego al 1000 donde se desencadenó la fatal pelea. Los voceros dijeron que las tareas investigativas los llevaron a un domicilio de la localidad de Pérez (Las Heras al 1000) donde fue secuestrada una notebook y más tarde detenido un hombre de 30 años, identificado como Ramiro U., quien según las fuentes dijo que el vehículo por el que le preguntaban pertenecía a sus padres y estaba en un taller de chapería y pintura ubicado en Padre Carrara al 600. Allí dijo la Policía que secuestró la Renault Sandero negra, en tanto agregaron que el imputado se abstuvo de declarar ante el juez Donnola.
Jairo murió a los 17 años, la misma edad que tenía su hermano Jeremías cuando fue asesinado la madrugada del 1º de enero de 2012, en una canchita de fútbol de Presidente Quintana y Moreno, junto a Claudio “Mono” Suárez, de 19, y Adrián “Patom” Rodríguez, de 21. Ese triple crimen fue emblemático en la historia reciente de la ciudad, ya que la organización que surgió en torno de su esclarecimiento desenmascaró cómo opera el narcotráfico en los barrios populares y la connivencia policial.
Las versiones sobre lo ocurrido dentro y fuera del boliche Chilingo fueron encontradas, aunque todas hablan de una pelea entre dos bandas contrincantes. Algunos de los testimonios dicen que los agresores sacaron armas delante de los patovicas, que no intervinieron, e incluso insinuaban que los atacantes serían amigos de los dueños.
