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Gloria y ocaso del catalán que ayudó a construir la ciudad



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El empresario Juan Canals es objeto de estudio por parte de la licenciada Romina Garcilazo, becaria del Conicet Rosario.

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El caso de Juan Canals, inmigrante que vivió desde 1870 en Rosario y logró ser muy hábil para los negocios pero terminó devastado por la crisis económica de 1890, es abordado en su investigación por la licenciada en Historia Romina Garcilazo, becaria doctoral del Conicet Rosario en el Instituto de Investigaciones Socio-históricas Regionales (Ishir).

Garcilazo es profesora y licenciada en Historia egresada de la Universidad Nacional de Rosario y actualmente se encuentra realizando sus estudios doctorales bajo la dirección de la doctora Marta Bonaudo, directora del Ishir, Unidad Ejecutora en Red de la que participan investigadores y becarios de Rosario, Neuquén y Jujuy.

Empresario en auge

“La segunda mitad del siglo XIX fue una época muy próspera para la Argentina en general y para la ciudad de Rosario en particular, por el crecimiento económico del país que lo ubicaba como proveedor de materias primas en el mercado internacional y en ese marco los sectores empresariales experimentaron grandes procesos de acumulación económica; el caso de Juan Canals se integra en ese contexto”, señaló la becaria en una nota publicada por el sitio web del Conicet Rosario (www.rosario-conicet.gov.ar/).

Canals era un catalán que llegó en 1870 a la Argentina desde Barcelona, España. Primero desembarcó en Buenos Aires y luego se radicó en Rosario. Su patrimonio originalmente se alimentó de la actividad comercial y a partir de la creación de su primera sociedad “Escayola, Canals y Cía.” comenzó a invertir en propiedades rurales y urbanas en Rosario y en la provincia de Córdoba, explicó la licenciada Garcilazo.

“Algo que tiene en común Canals con otros empresarios de la época es que diversificó ampliamente las actividades económicas a las que se dedicó. Pasó por el ámbito de la construcción, las finanzas, la industria, la comercialización y la adquisición de terrenos urbanos y rurales”, señaló la becaria.

La vida social de Juan Canals también fue en sostenido ascenso desde su llegada a Rosario. En este sentido Garcilazo indicó: “En 1881, Canals contrajo matrimonio con Asunción Dam, una señora distinguida de la sociedad rosarina, hija del gerente del Banco Provincia de Santa Fe. El casamiento fue un puntapié que le permitió involucrarse con un conjunto de empresarios muy pujantes de la zona y potenciar algunos de sus emprendimientos”.

La construcción pública

A partir de 1886 Canals realizó una fuerte inversión en el mercado inmobiliario y gran parte de esa inversión la destinó a la obra pública de la ciudad de Rosario. “Construyó el ex Palacio de Justicia, donde funcionaban los antiguos Tribunales provinciales (actualmente la Facultad de Derecho de la UNR); presentó varias propuestas para la construcción de la sección norte y sur del puerto de Rosario y la Unidad Penintenciaria N° 3, todos estos proyectos los logró muy incipientemente ya que no pudo concluirlos; construyó su residencia, el Palacio Canals, que actualmente se está remodelando; llevó a cabo la obra de Villa Hortensia, que era la residencia de la familia Puccio. Además fue una de las personas que desarrolló los primeros proyectos de pavimentación y adoquinado de la ciudad de Rosario”, explicó Garcilazo.

“El involucramiento de Canals con el gobierno municipal, provincial y nacional, los vínculos políticos que fue tejiendo y su acceso a la obra pública son elementos que lo distinguen de otros empresarios de la época”, manifestó la investigadora.

Crisis y caída

Si bien el empresario catalán realizó una múltiple cantidad de emprendimientos, en 1890 lo afectó fuertemente la crisis económica y financiera que atravesó el país, y finalmente murió en 1901 en la ciudad de Buenos Aires, totalmente empobrecido. “La mayoría de sus proyectos quedaron truncos por la crisis”, destacó Garcilazo.

“Se lo considera uno de los principales deudores del Banco de la provincia de Santa Fe, y eso tuvo gran impacto en la sociedad”, aseguró Garcilazo, y en este sentido explicó: “La opinión pública lo acusó de utilizar con fines particulares dinero de obras públicas (de la pavimentación y adoquinado de calles) que la Municipalidad había logrado obtener de un crédito externo. Ese mal accionar de Canals lo convirtió en una persona sumamente cuestionada por parte de la sociedad rosarina”.

“Fue un paradigma de la crisis de 1890”, señaló Garcilazo acerca de la figura de Canals. “Se trató de un caso que resonó en ese momento por su impacto, ya que había sido una persona muy trascendente en el ámbito público y por los efectos que la crisis tuvo en sus diversos emprendimientos lo terminó dejando con muy pocos recursos. Estos rasgos nos permiten ponerlo en tensión con otros casos que se han estudiado ya que en la historiografía argentina y local mayoritariamente se han recuperado las experiencias exitosas del empresariado y las trayectorias frustradas han sido escasamente abordadas”, concluyó al respecto de su estudio en curso Romina Garcilazo.

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