Ante All Boys tuvo el mejor partido desde que llegó. Fue el nueve referente del equipo. Jugó e hizo jugar. Participó en la jugada previa al penal que derivó en su gol y asistió con un gran gesto técnico a Walter Acuña para que liquidase el partido. Sebastián Abreu tuvo un gran partido y cambió, algunos silbidos, por aplausos. Es que el Loco se reencontró con la gente, luego de la mala imagen que había dejado ante Tigre, con penal malogrado incluido. El sábado Abreu la rompió y junto a Cachete formaron una dupla interesante, la mejor que puso Miguel Ángel Russo en cancha desde que comenzó el torneo.
“Fue un partido completo. Me supieron aprovechar, sacar las virtudes al máximo y no tanto el déficit que uno puede tener”, fue la primera reflexión que entregó el uruguayo una vez finalizado el partido ante All Boys. Y rápidamente agregó: “Pasamos a tener tres partidos sin perder. Supimos interpretar a la perfección el planteo del rival. Ellos se pararon con tres cincos y nosotros pudimos romper eso”.
Y al ser consultado sobre el buen entendimiento que tuvo con Walter Acuña, el Loco comentó: “Nos entendimos muy rápido. Interpretamos las características de cada uno: Cachete con su velocidad y explosión. Y lo que es lo mío: el pivotear para generar espacios”.
Es factible que los años de carrera hacen que el charrúa vea al fútbol de una manera un “poco más “relajada” que el resto. En la semana previa lo había marcado diciendo que “un partido no es una batalla, una guerra” y que “solamente se trata de un juego”. Esta vez al ser consultado sobre su participación durante todo el partido ante el Albo, Abreu tiró: “Estaba necesitando jugar para divertirme”.
—¿Por qué ganó Central?
—Por contundencia y por tener claro la forma en la cuál había que jugar. Era un partido con connotaciones especiales por lo vivido amargamente ante All Boys tiempo atrás. Entonces era una obligación regalarle a la gente y regalarnos todos un triunfo.
—¿Qué tan importante es que hayan convertido?
—Alimenta el ego y sirve para la confianza a nivel colectivo.
—Jugaste los noventa minutos, hiciste un gol y fuiste una de las figuras del equipo. ¿Le metiste presión a Russo?
—Yo entreno y me preparo para jugar. Pero como digo siempre la decisión es del técnico. Cuando los entrenadores toman decisiones de buena fe nunca me voy a molestar; me molesta cuando se que viene con mala intención. Pero este no es el caso.