El paro del sindicalismo opositor de este jueves todavía está en preparación y ya mostró las diferencias estratégicas y de concepción política de sus protagonistas. Mientras el gastronómico Luis Barrionuevo advirtió que la medida de esta semana será sólo la primera de un plan de lucha más extenso, con huelgas de 36 y 48 horas, entre otras acciones, el camionero Hugo Moyano actuará con más cautela y buscará ampliar sus redes a largo plazo, con vistas a la pelea electoral de 2015.
Con el antecedente de la adhesión que tuvo la medida de Moyano y Barrionuevo el 20 de noviembre de 2012, la incorporación en este caso de los colectiveros de la UTA y de los maquinistas de trenes de La Fraternidad promete brindarle mayor contundencia al cese de actividades. Esos pronósticos, sin embargo, no acallaron las diferencias entre los protagonistas. Aunque son compañeros de ruta en esta circunstancia, Moyano detesta al gastronómico. En el entorno del camionero dijeron que no hay confianza alguna del jefe de la CGT opositora hacia su par de la Azul y Blanca. Ese sentimiento se acrecentó cuando Barrionuevo declaró sobre el fallecido ex presidente Néstor Kirchner y le endilgó haber sido un corrupto.
No habrá ruptura, sin embargo. Se mantendrá entre ambos el criterio de “unidad en acción” y las diferencias quedarán marcadas lo más pegado posible a la huelga. Los encargados de resaltarlas serán los más cercanos al camionero en su postura de moderación. Entre ellos, el diputado Facundo Moyano, su propio hijo, que esta misma semana recorrerá los canales de televisión para dar las explicaciones conceptuales de la medida de fuerza y, en lo posible, establecer la distancia que separa a su padre del gastronómico. En la misma línea está el petrolero patagónico y senador nacional Guillermo Pereyra, segundo de Moyano en la CGT opositora.
Con la mira en 2015
En ambos impera el “Teorema de Baglini”. Tienen bancas en el Congreso y expectativas para 2015, al igual que Moyano y a diferencia de Barrionuevo, que en cada declaración espanta a sus, en teoría, aliados políticos y sindicales. Facundo Moyano le adelantó a este diario las líneas que sustentará para defender la huelga, tildada de política por el oficialismo. “Es un paro político porque las respuestas que faltan tienen que venir de la política. Pero no es un paro partidario”, explicó.
El dirigente del gremio de los peajes, amigo personal de Sergio Massa, separó al tigrense de la huelga: “Se le dijo de todo cuando no fue al encuentro sindical de Mar del Plata de enero pasado. Camioneros claramente no es un gremio massista”, apuntó.
Además de las consignas de una política integral contra la inflación, eliminación del impuesto a las Ganancias, reclamo de paritarias libres, fondos para las obras sociales y lucha contra la inseguridad y el narcotráfico, Facundo Moyano dijo que la huelga tiene que ver con un contexto económico desfavorable para los trabajadores. “En 12 meses la devaluación fue del 56 por ciento y eso tuvo un impacto en los bolsillos. Y ahora más, con la quita de subsidios en los servicios de gas y agua. Un trabajador que alquilaba hace diez años nunca pudo acceder a su vivienda”, detalló. “El gobierno quiere culpar a Massa de todo. Pero en noviembre de 2012, en el anterior paro, Massa no era una alternativa política como lo es ahora”, agregó el legislador y dirigente.
Por vía y por aire
Además de los camioneros de Moyano, los colectiveros y los maquinistas, el paro contará con la adhesión del gremio de señaleros ferroviarios; de los técnicos aeronáuticos y de los aeronavegantes, y de la mayoría de los gremios portuarios. Barrionuevo aportará el respaldo simbólico de sus gastronómicos, y sumará a los empleados de estaciones de servicio y de las empresas de seguridad. También participarán de la huelga los sindicatos alineados con la CTA opositora, de Pablo Micheli, así como el ferroviario disidente Rubén “Pollo” Sobrero y el municipal jujeño Carlos “Perro” Santillán. Los organizadores apuestan, además, a la adhesión de filiales de la CGT del interior del país.