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El precio del éxito argentino

El director Gastón Gallo dio detalles de su ópera prima "Gato negro",  que se entrena esta semana, un film que, protagonizado por Luciano Cáceres, aborda la vida de un hombre ambicioso, que busca su propio bienestar, atravesada por 30 años de historia del país.


El cineasta Gastón Gallo estrenará mañana en salas locales su ópera prima titulada Gato negro, film protagonizado por Luciano Cáceres, que aborda la vida de un hombre ambicioso atravesada por 30 años de historia del país y planteando una suerte de paralelo con la sociedad argentina actual.
“Esta es la historia de un personaje que, para muchos, puede haber sido exitoso pero que también pagó precios muy altos en la búsqueda de sus ambiciones personales”, expresó Gallo en una entrevista con la agencia de noticias Télam acerca del film cuyo elenco también integran Leticia Brédice, Lito Cruz, Favio Posca, Guillermo Arengo, Sergio Surraco, Santino Gallo, Pompeyo Audivert, Juan Acosta, Paloma Contreras, Eduardo Cutuli, Alberto Suárez, Germán de Silva y Daniel Campomenosi.
“Conceptualmente –explicó el realizador–, uno de los puntos que tuve siempre presente fue reflejar que el ser humano está lleno de grises. Hay personajes que pueden ser evaluados como malos y, a la vez, pueden tener mucha bondad; las cosas no son tan sencillas a priori, y mucho menos en relación con el recorrido de un personaje de estas características en nuestro país”.
El relato comienza en 1956 con la dura niñez de Tito Pereyra (Cáceres), en un pueblo humilde de Tucumán, donde este niño, al igual que su hermano, crece con el estigma de un padre ausente y una madre depresiva. Pero Tito, a diferencia de su hermano, desde pequeño buscó un destino distinto para él.
Con el correr de los años, este joven con una ambición desmedida y una gran omnipotencia, pero también con esfuerzo, logra cambiar su destino transformándose en un exitoso empresario, superando los desafíos de una sociedad hostil, aunque las decisiones que tomó en ese recorrido tuvieron un costo muy alto.
“Esta es la historia de un hombre que sale a conquistar el mundo, a pelear por su destino, en un relato atravesado por una línea emocional que tiene que ver con la relación con sus padres y, por otro lado, está la decisión de ubicar esta ficción en un lugar concreto y ahí buceé en mi esencia, ya que mi familia es tucumana”, contó el cineasta.
“Pero también muestra cómo dos hermanos procesan de manera diferente el abandono de un padre, y habiendo sido criados bajo el mismo techo terminan siendo totalmente distintos, pero con una gran admiración y respeto entre ellos”, agrego.
Con un guión consistente y actuaciones logradas, Gato negro refleja, a través de la historia de Tito Pereyra, un personaje lleno de contrastes, distintas décadas que marcaron algunos de los hechos históricos más importantes del país.
Gallo explicó que este film, que combina elementos de acción, suspenso y drama, habla de todos los argentinos. “Siempre me gustó esto de mezclar la ficción con la realidad política y la historia de un país, y en este caso, sin meternos específicamente en temas políticos, me posiciono en un argentino que fue por otro camino pero que la realidad lo fue marcando”.
“Pereyra respira argentinidad por los poros. Por supuesto que no todos los argentinos son como él, pero también es cierto que hubo muchos que han tenido que salir adelante y anduvieron por ese borde que después quedará en la conciencia de cada uno”, añadió.
“Este personaje sufrió no sólo el abandono familiar, sino también ciertas injusticias en cuanto a la sociedad y al Estado que lo perjudicaron”, dijo Gallo.
Por esto, explicó que esta historia, “empieza en el 56, en Tucumán, una provincia peronista a la que en el 66 le sueltan la mano y sufre el cierre de muchos ingenios azucareros que, a diferencia de lo que puede ser una fábrica en el Gran Buenos Aires, en ese momento, esas poblaciones azucareras eran sociedades aisladas y muchos tuvieron que emigrar a la ciudad”.
“Hubo algunos casos que lograron salir adelante y otra gente que terminó en sitios marginales, a diferencia de aquellos que no tenían una base moral tan sólida”, señaló Gallo mientras que, en ese sentido, aclaró: “Este es el caso de un argentino que no fue un militante, ni un buchón, ni tampoco un cobarde que no se metía, sino que fue un tipo que salió adelante privilegiando sus ambiciones personales, que tiene muchas virtudes que generan empatía y también zonas oscuras. Acá se muestra esta cosa ambigua del argentino”.
“Sería interesante que los grandes empresarios vean esta historia para saber si esto que se cuenta es sólo una fantasía o si representa a un ejemplar de nuestra sociedad que no es tan lejano”, concluyó el director.

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