Entre 15 y 20 toneladas de basura informática llegan en tres camiones a Boquerón al 600, extremo sudeste de la ciudad. Contra una pared, Ángel Maldonado y sus compañeros acomodan parvas de CPU, notebooks, teclados, monitores, mouses, parlantes, impresoras, cables y routers. Son los integrantes de la cooperativa de trabajo del barrio Molino Blanco que recuperarán y procesarán las dos toneladas promedio de material informático en desuso que la Municipalidad acopia mensualmente durante las jornadas de recepción que tienen lugar los últimos viernes y sábado de cada mes en los distritos.
“Es el primer emprendimiento en el que el Estado interviene, con apoyo municipal y fondos de Nación, y que dará trabajo, en esta primera etapa, a ocho jóvenes del barrio Las Flores, con una impronta en inclusión social muy fuerte”, dice orgullosa la subsecretaria de Medio Ambiente, María Cecilia Mijich.
Hace un año y medio que el grupo que integra la cooperativa Molino Blanco se capacita en residuos electrónicos en el Centro de Convivencia Nº 7 de España y Circunvalación.
“Hay componentes que podemos volver a utilizar en otras computadoras, que no serán de última generación, pero nos permitirá armar computadoras para mucha gente que no conoce del tema, podrá dar sus primeros pasos y poder enseñar a gente mayor”, explica Maldonado, de 32 años, el más veterano del grupo que se integra con jóvenes de 18 y 20 años sin trabajo.
“Hay mucho para reciclar, como los plásticos, que se pueden hacer mangos para fratachos, por ejemplo, en la placa hay muchos componentes y fuentes que se pueden recuperar”, agrega mientras bajan carcasas de monitores que hace tiempo quedaron fuera de circulación. Casi mil vecinos de Rosario entregaron, el año pasado de manera voluntaria más de 5.000 aparatos electrónicos.
Durante las jornadas de recepción no se reciben residuos corporativos, puesto que las empresas deben convenir la recolección y tratamiento de este tipo de residuos especiales a través de un servicio de recolección diferencial.
Los integrantes de la cooperativa realizarán un procesamiento del material electrónico en desuso que se logre acopiar, se abocarán a armar equipos que pudieran recuperarse, además de rescatar metales, cables y otros materiales para su comercialización. En cuanto al material contaminante, se le dará un tratamiento especial según pautas medioambientales.
“El esfuerzo conjunto que realizan los vecinos y vecinas junto al municipio para reducir y recuperar el volumen de residuos informáticos que se generan en la ciudad se trasluce en una menor contaminación del medio ambiente, una mejor calidad de vida y una adecuada disposición final de los residuos sólidos urbanos. A partir de ahora, a esa cooperación ciudadana se sumará trabajo e inclusión social”, señaló la secretaria de Servicios Públicos y Medio Ambiente, Clara García.
Lo que se tira
“Es importante que la comunidad conozca que, además de estar compuestos por materiales como el plástico, estos residuos contienen metales como plomo, cobre, zinc, mercurio, soluciones ácidas, níquel, berilio, arsénico, cadmio. Apostamos desde la Secretaría de Servicios Públicos y Medio Ambiente a crear conciencia en el cuidado del entorno, disminuyendo los residuos enviados al relleno sanitario y dando otro paso en el cumplimiento de los conceptos y premisas de la ordenanza de Basura cero”, agregó Mijich.
La campaña de recolección de residuos informáticos comenzó hace dos años, “pero el plus es que desde ahora queda conformada la cooperativa y que desde el área que encabeza Susana Bartolomé, en Economía Solidaria, se gestionaron fondos a la Nación y al Inti para la capacitación y la compra de algunas de las instalaciones donde la gente va a trabajar”. Y completó Mijich: “Se generan en este comienzo ocho puestos de trabajo de un grupo de jóvenes del barrio Las Flores que reciben lo que la gente entregó durante la campaña para que ellos trabajen y sea éste su sustento de vida”.
Hoy, día para desechar
Desde la Subsecretaría de Medio Ambiente se informó que hoy, de 9 a 13, se recibirán elementos electrónicos en desuso en el galpón de Montevideo 2852.
