Juan XXIII, el “papa bueno” y de la paz que convocó al Concilio Vaticano II será proclamado santo hoy junto con Juan Pablo II, a quien los fieles ya lo habían ascendido a los altares por aclamación popular, tras su muerte. Los dos papas serán canonizados en una ceremonia histórica, de la que participarán un millón de peregrinos y numerosos jefes de Estado.
La Argentina estará representada por el canciller Héctor Timerman, quien partió anteanoche desde Buenos Aires con destino a Roma para asistir a la ceremonia de canonización.
Entre los líderes mundiales que estarán presentes, ya confirmaron su presencia los reyes de España; los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; de Paraguay, Horacio Cartes, y de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén.
Juan XXIII (1958-1963), elegido para ser un pontífice de transición, se convirtió en un papa revolucionario para la Iglesia al convocar el Concilio Vaticano II y en el “papa bueno” venerado por los fieles.
En tanto, el papa Juan Pablo II (1978-2005), quien fue santo por aclamación popular y conocido como “papa de los récords”, con sus 26 años de pontificado y 104 viajes fuera de Italia, también tuvo el proceso de canonización más rápido de la historia y será santo sólo nueve años después de su muerte, el 2 de abril de 2005.
Como en el caso de Juan Pablo II, la muerte de Juan XXIII en 1963 fue acompañado de un intenso fervor popular que pedía su proclamación como santo sin pasar por un proceso, pero su causa de canonización fue quedando atascada hasta la llegada del actual pontífice, el papa Francisco.
El 5 de julio de 2013, Francisco decidió aprobar la segunda curación milagrosa por la que subiría a los altares Juan Pablo II, y también decidió canonizar a Juan XXIII, sin que se estudiase un segundo milagro por su intercesión, como contempla la normativa vaticana.
El sobrino de este Papa, Marco Roncalli, biógrafo y autor de varios libros sobre el pontífice, explicó cómo la decisión de Francisco no se puede considerar un “empujón” a la canonización ya que el mismo prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato, indicó que había muchos hechos de gran interés, pero que el papa argentino decidió sólo “reducir los plazos”, consignó la agencia de noticias EFE.
“Era un hombre capaz de transmitir paz, una paz natural, serena, cordial, una paz que con su elección se manifestó al mundo entero”, señaló Francisco al hablar de Angelo Roncalli, el papa Juan XXIII, de quien también destacó su espíritu dialoguista y diplomático.
Son muchas las características que ahora hacen que nazcan comparaciones con el papa Francisco, pues tras su elección en 1958, con 77 años, elegido para suceder a Pío XII (1939-1958), modernizó la vida en la corte vaticana, flexibilizando el protocolo y facilitando el contacto del Papa con la realidad cotidiana.
Dos meses después del inicio de su pontificado, Juan XXIII convocó a todos los obispos del mundo a la celebración del Concilio Vaticano II, con el objetivo de promover la adaptación de la Iglesia a los nuevos tiempos y el acercamiento a las restantes religiones cristianas.
Pero para los fieles católicos, el “papa bueno” fue aquél que se asomó por sorpresa el 11 de octubre de 1962, mientras se celebraba la apertura del Concilio, y pronunció el famoso y poético “discurso de la luna”.
El 3 de junio de 1963, poco después de iniciarse el Concilio, Juan XXIII moría tras una larga enfermedad, sin conocer los resultados de la asamblea que marcó el camino de la nueva Iglesia católica.
Por su parte, Juan Pablo II, el papa que visitó la Argentina en 1982 y 1987, será santo gracias a la medida de su sucesor, Benedicto XVI, quien retiró una norma que obligaba a esperar cinco años antes de que pudiera iniciarse el proceso para la canonización.
El rápido procedimiento empleado para elevar a Karol Wojtyla a los altares, sumado a las críticas a su gestión por los casos de abusos sexuales que estallaron durante su ministerio, así como su postura intransigente con la corriente de la Teología de la Liberación, volvieron a emerger en las tribunas de la Santa Sede, ante la canonización, consignó la agencia de noticias DPA.
El Vaticano está a la expectativa para vivir “El día de los cuatro papas”
La capital italiana se prepara a vivir una jornada histórica tras el anuncio de que el papa emérito Benedicto XVI y el papa Francisco concelebrarán hoy la misa de canonización de Juan XXIII y de Juan Pablo II en el Vaticano, lo que se conoce ya como el “día de los cuatro papas”.
La presencia de dos papas santos y dos papas vivos suscita muchas expectativas entre los miles de peregrinos que han invadido Roma, ya que se convertirá en el “día de los cuatro papas”, un momento inédito para la milenaria institución.
Se trata de la primera misa en la historia de la Iglesia que celebran dos pontífices juntos, durante la cual el papa emérito se colocará a la izquierda del altar, explicaron fuentes religiosas.
“En San Pedro contaremos con la presencia de dos papas vivos y dos papas santos”, comentó uno de los responsables de la logística vaticana.
La ceremonia será simplificada y contará con las reliquias de los dos nuevos santos, una ampolla de sangre de Juan Pablo II y un pedazo de piel de Juan XXIII extraída durante su exhumación en el año 2000.
Cientos de miles de personas –probablemente un millón– jefes de gobierno y de Estado, además de miles de polacos, asistirán a la ceremonia solemne en la plaza de San Pedro para santificar a dos pontífices que marcaron la historia del siglo XX, uno humilde y cercano a la gente, otro carismático y capaz de seducir a las multitudes.
El casco histórico de Roma ha sido asaltado literalmente por una marea de peregrinos y turistas llegados para asistir a un evento único con la presencia, además, de 150 cardenales, mil obispos y 6.000 sacerdotes del mundo entero.
Asistirán también representantes de todas las religiones, entre ellos una importante delegación judía, para rendir homenaje a dos papas muy diferentes pero que lucharon contra los prejuicios hacia los hebreos.
Además de peregrinos, la Ciudad Eterna está llena de turistas, que han aprovechado una serie de feriados puente para pasar sus vacaciones.