El papa Francisco pidió «honrar la memoria y las enseñanzas» de sus predecesores Juan Pablo II y Juan XXIII, al proclamarlos santos en una ceremonia histórica que fue seguida por casi un millón de fieles que desbordaron el Vaticano y varios puntos de Roma.
En el inicio de la canonización, el argentino saludó al papa emérito Benedicto XVI, cuya presencia en la Santa Sede le brindó a la liturgia el título de «el día de los 4 papas»: dos pontífices vivos convirtieron en santos a dos papas fallecidos.
La ceremonia comenzó a las 10 hora local (5 de Argentina) con las peticiones del prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato, para que se inscriba a quienes hasta ayer eran beatos, Juan Pablo II y Juan XXIII, en el libro de los Santos.
Francisco luego leyó la oración en la que declaró como santos a sus predecesores «con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y los santos apóstoles Pedro y Pablo».
Después se llevó hasta el altar el relicario de Juan XXIII, un pedazo de piel desprendido durante su exhumación, trasladado por familiares; y el Juan Pablo II, una ampolla de sangre llevada, entre otras personas, por Floribeth Mora, una mujer de Costa Rica que fue sanada de un aneurisma cerebral a través de la intervención del difunto Papa.
«En estos dos hombres vivía una esperanza junto a la alegría gloriosa», señaló Francisco y destacó que sus predecesores «tuvieron el coraje de tocar y ver las llagas de Jesús». «Ellos colaboraron con el Espíritu Santo para actualizar la Iglesia según su fisonomía originaria», manifestó. «No olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan adelante y hacen crecer la Iglesia», completó.
Jorge Bergoglio los describió como «dos hombres valientes que dieron testimonio a la Iglesia y al mundo de la bondad y la misericordia de Dios». «Conocieron las tragedias del siglo XX, pero no fueron derrotados por ellas. Más fuerte en ellos fue la fe en Cristo, redentor del hombre y Señor de la Historia», añadió.
Sobre San Juan XXIII, pontífice entre 1958 y 1963, expresó que «fue una guía, un pastor para la Iglesia».
De San Juan Pablo II, al frente de la Iglesia Católica entre 1978 y 2005, indicó que «fue un papa para la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el cielo, ciertamente acompaña y sostiene».
Durante la canonización, marcada por la solemnidad, se cantó la Gloria, se hicieron las lecturas del segundo domingo de Pascuas y del Evangelio, cantado en latín y griego.
También se leyeron cinco peticiones, en español, árabe, inglés, chino y francés, esta última a cargo de la religiosa Marie Simon-Pierre, cuya curación de la enfermedad de Parkinson fue reconocida como milagro para la beatificación de Juan Pablo II.
Las imágenes de los santos son las mismas que se utilizaron para su beatificación y los días asignados para su veneración son el 11 de octubre para Juan XXIII y 22 de octubre para Juan Pablo II.
Los organizadores estimaron que entre 800.000 y un millón de fieles y peregrinos siguieron de cerca la canonización, casi un cuarto de ellos en la Plaza San Pedro y el resto en algunas de las 19 pantallas gigantes dispuestas en puntos centrales de Roma como los Foros Imperiales, la plaza del Popolo y la Basílica de Santa María la Mayor.
El cielo encapotado y la leve lluvia no amedrentaron la Fe de los seguidores de la Iglesia Católica que, durante la ceremonia, recibieron la comunión por parte de más de mil curas.
En el Vaticano también hubo 93 delegaciones oficiales, como la Argentina, encabezada por el canciller Héctor Timerman, además de 24 jefes de Estado.
Previo a la bendición que finalizó la ceremonia, Francisco brindó su reconocimiento a las autoridades presentes y saludó a los peregrinos, especialmente a los de la diócesis de Bergamo y Cracovia, ciudades de los dos nuevos santos.
«Honren la memoria de los dos santos siguiendo sus enseñanzas», instó el papa que luego le dio un significativo abrazo al pontífice emérito Benedicto XVI.
Otro argentino fue protagonista, el cantante Odino Faccia, oriundo de Berisso, que cantó el tema «Busca la Paz» que dio el cierre a la homilía que duró poco más de dos horas
Tras la canonización, la basílica de San Pedro abrió sus puertas para que los fieles puedan acercarse a las tumbas de los santos y vean que el título del altar de Juan Pablo II fue modificado de «beato» a «San Juan Pablo II».
En tanto, mañana habrá dos misas de agradecimiento: una en la Basílica de San Pedro, dedicada a Juan Pablo II y presidida por el cardenal Angelo Comastri; y la otra para recordar a Juan XXIII que tendrá lugar en la Iglesia de San Carlo, en el centro de Roma.