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Crimen por encargo va a juicio

Domingo Gillio (67) desapareció en 2002 pero su cuerpo fue hallado diez años después enterrado en un baldío. Su mujer fue acusada como instigadora y murió en prisión. Ahora piden que el presunto autor material sea juzgado.

Un fiscal de Dolores pidió que un albañil acusado de haber asesinado por encargo a un jubilado hace doce años sea sometido a juicio. El hecho ocurrió en la localidad bonaerense de Mar del Tuyú. La mujer de la víctima había sido acusada como instigadora del crimen con el objetivo de quedarse con los bienes de la víctima, pero falleció antes de llegar a juicio.

Fuentes judiciales informaron a la agencia Télam que el requerimiento del fiscal Diego Bensi recayó sobre Antonio Benítez Lugo, un albañil de 35 años imputado del delito de “homicidio agravado por promesa o precio remuneratoria”. La víctima de ese hecho fue Domingo Gillio, de 67 años, cuyo cadáver fue encontrado casi diez años después de que fuera asesinado.

De acuerdo con la causa, Gillio desapareció el 22 abril de 2002 y su cadáver fue hallado en marzo de 2010, enterrado en un lote lindante a la casa en la que convivía con su mujer – Lidia Beatriz Benítez (63)– en calle 9,  entre 53 y 54, de la localidad bonaerense de Mar del Tuyú.

Si bien las pruebas de ADN no establecieron la identidad del jubilado debido al paso del tiempo, sus hijas reconocieron el suéter celeste que tenía colocado el cadáver y un juego de llaves con dos medallas que estaban en uno de los bolsillos de su campera, dijeron los informantes.

Al momento del hallazgo del cuerpo, el cráneo de la víctima estaba envuelto en restos de fibras y sobre el velo del paladar había un guante tipo de trabajo de color blanco.

A partir de todos estos elementos, los investigadores determinaron que los restos óseos correspondían a Gillio, quien murió en forma violenta como consecuencia de la acción de otra persona, agregaron las fuentes.

En la requisitoria de elevación a juicio, el fiscal Bensi consideró que «la trama urdida por Lidia Benítez quedó al descubierto habiendo quedado demostrado que la misma sólo tenía un interés: que Gillio muriera con el objetivo de quedarse con sus bienes».

Para el representante del Ministerio Público, la mujer contrató a Benítez Lugo, de nacionalidad paraguaya, para matar a Gillio a cambio de una suma de dinero que este comenzó a mostrar y gastar con posterioridad a la desaparición del jubilado.

Es que los pesquisas tomaron en cuenta los testimonios del entorno del imputado, quien había dicho a sus allegados que había ganado la quiniela o la lotería; y a otros que el dinero provenía de ahorros por trabajos realizados o de un juicio laboral ganado.

La propia tía del acusado, llamada Eleodora, afirmó ante la Justicia que tres o cuatro días después de la desaparición de Gillio, Lugo Benítez escondió dentro del colchón de la cama cerca de 5 mil pesos que supuestamente obtuvo mediante un juego de azar, pero no le creyó.

La testigo aclaró que el albañil «no tenía ni plata para comer», y que incluso ella le daba dinero para que lo hiciera.

Según fuentes del caso, la víctima tenía ahorrados entre 15 mil y 20 mil dólares que guardaba en una caja de metal para herramientas en una habitación que mantenía cerrada con llave, y que luego de su desaparición ese dinero no fue hallado.

En tanto, varios testigos coincidieron en que el jubilado y su mujer convivían en la misma casa pero dormían en habitaciones separadas.

De acuerdo a la requisitoria del fiscal presentada ante la Justicia de Garantías de Dolores, Gillio tenía miedo de que «su concubina lo hiciera desaparecer y/o matar», por lo que cambió la cerradura de su dormitorio y dormía con un arma debajo de la almohada.

En ese sentido, una de las testigos de la causa declaró que la mujer «demostraba mucho odio hacia su pareja y hasta le pidió su «ayuda para que su marido se vaya de la casa, que desapareciera o se muera».

El fiscal Bensi concluyó que la mujer fue «instigadora de la muerte de Domingo» para quedarse con la vivienda, un Ford Falcon patente C 135088 y una moto Jawa de 350 cilindradas, y que para ello contrató a Benítez Lugo, quien recibió «como contraprestación una elevada suma de dinero».

La mujer del jubilado asesinado fue detenida y acusada como instigadora del crimen, pero murió el año pasado como consecuencia de una enfermedad mientras estaba tras las rejas. Por eso, de prosperar la solicitud del fiscal de la causa, será sólo el albañil quien llegue a juicio por el homicidio de Gillio.

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